Revista Cine

Escorpión

Publicado el 13 febrero 2012 por Josep2010

El británico Michael Winner ya nos dió ocasión hace unos meses de observar el uso de la violencia seca y fría en el entorno del western, con la impagable presencia de un veterano Burt Lancaster que, al parecer, quedó tan contento con los resultados obtenidos que al cabo de dos años repitió en una nueva película con el mismo director basándose en un guión de Gerald Wilson sobre una historia de David W. Rintels que se desarrollaba en los ambientes del espionaje internacional en el marco de la llamada guerra fría, todavía muy presente en 1973 cuando se estrenó la película Scorpio que se podría haber presentado perfectamente traducido su título como Escorpión, pero se dejó con su original ya bastante identificativo.
EscorpiónEse Escorpión del título es Jean "Escorpión" Laurier, que se supone es francés aunque a ciencia cierta no se acaba de estar seguro, más allá que mantiene una relación bastante estrecha con el veterano espía Cross que se supone está al servicio de la CIA y se ha ocupado durante un tiempo de aleccionar al joven Escorpión hasta convertirlo en un afamado asesino a las órdenes de operaciones de dudosa legalidad en las que las llamadas eliminaciones están en el orden del día sirviendo a oscuros designios de no se sabe bien quién.
Se supone que Cross y Escorpión están alineados en el llamado bloque occidental y en el otro lado, pro soviético, está otro experto agente secreto que atiende al nombre de Zharkov y parece saber mejor que nuestros protagonistas lo que se cuece en sus propias cocinas, porque empiezan a haber acciones peligrosas, interrogatorios súbitos, desconfianzas alevosas y muertes inesperadas de gentes que parecían tristes oficinistas y resulta que hay algunos ocultos intereses a los que se sirve mediante la delación, la traición y el abandono de fidelidades.
Winner, que ya nos demostró dos años antes no temer ensangrentarse -figuradamente- las manos en una carnicería sin sentimientos, se muestra cómodo como pez en plácidas aguas submarinas mientras en la superficie arrecia el temporal y mediante su estilo sobrio y económico, en ocasiones incluso rudo, presenta sin concesión alguna muertes que obedecen a métodos siniestros conducentes a la satisfacción de intereses políticos con marcado carácter personal, presentando esa punta de lanza de las cloacas estatales en las que unos supuestos fines justifican cualquier medio, enmascarando una realidad mediocre y muy alejada del interés general, una guerra soterrada en la que el secretismo es camino habitual y la sospecha se convierte en certeza suficiente para una orden letal.
En esta ocasión Winner se sirve nuevamente de la excelente partitura de Jerry Fielding y la ajustada fotografía de Robert Paynter y se ocupa personalmente del montaje, como debe ser, ya que a él le corresponde marcar el ritmo y desde luego lo hace estupendamente, como puede verse en una de las mejores persecuciones a pie que quien suscribe ha visto en pantalla grande, imitada luego en diversas ocasiones, en la que Lancaster demuestra una forma física excepcional a sus sesenta años, huyendo delante de un impetuoso Delon que le quiere hacer una preguntita de nada....
Pero no adelantemos acontecimientos de la trama, porque una de las virtudes de esta setentera película es el guión provisto de giros sorprendentes pero bien construidos sobrepasando el argumento de una cinta de acción bien rodada al apuntar relaciones personales en las que la fidelidad amistosa y el amor pueden o no ser veraces o simples medios de fortuna al servicio espúreo de un interés, gracias, en buena parte, a las sólidas interpretaciones tanto de ambos protagonistas como de los secundarios que, en esta ocasión especialmente, revisten la mayor importancia para desarrollar entre todos el tejido de esa red de espionaje en la que nada es lo que puede parecer a simple vista.
Imperdible para el cinéfilo amante de las películas de espionaje: una cinta precursora de algunos modos que luego se irían implantando como básicos mientras se olvidaban otros aspectos también sustanciales; para todos, una buena muestra de cine de género rodado con los medios justos y mucho oficio por parte de todos los intervinientes, del último al primero, el director, máximo responsable de todo el tinglado.
Vean tranquilamente los Títulos de crédito, pero no vean más vídeos en youtube a menos que quieran ser pasto de los malditos spoilers.

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