Revista Opinión

Escribir

Publicado el 09 septiembre 2019 por Jcromero

Un día me dije: si te gusta escribir, escribe. Escribe de todo y de cualquier cosa, sin prejuicios. Escribe de la juventud, de la lluvia, de lo que ves o de lo que intuyes; del placer de la convivencia feliz, del café caliente, de tus hijos. Escribe sobre el poder, el amor, la música; escribe de cuanto se tercie y te apetezca. Si te gusta escribir, hazlo; puedes redactar unas líneas sobre el sabor de la cerveza, sobre esos jóvenes felices que pasan a tu lado o de los viejos caminando hacia las entidades bancarias cada primero de mes. Escribe de lo que se te ocurra, de lo que te ronde por la cabeza.

Escribe sin censura, autocensura o límites. Escribe, tacha, emborrona, reescribe, rompe, rasga. Pero si te decides, siéntete libre, intenta usar las palabras y la sintaxis como mejor sepas. Ten a mano un diccionario y un corrector; mejor que nadie sabes que no andas sobrado. Considera que escribir es pensar: ante el espacio en blanco te llegarán los ecos de las víctimas, la sonrisa ufana de los manipuladores, lo suspiros de los amantes, las necesidades de quienes no tienen qué comer, el sonido incesante del mar o del helicóptero sobrevolando la playa cercana y de cómo presagias lo que luego publicarán los noticieros: patera, personas, muerte, miserable trifulca política.

Escribe para preguntare a ti mismo, sobre tus ideas y convicciones. No temas si un día escribes en sentido contrario a lo que plasmaste el día anterior; en una sociedad en constante transformación resulta ridículo mantener certezas. Escribir es abrir paso a las incertidumbres. Si te gusta escribir de política, hazlo; mejor si lo haces contra los canallas. Y, aunque el dios pagano de estos tiempos sea la visibilidad, no te conviertas en un creyente exaltado y ridículo.

Dicen que a escribir se aprende, aunque nunca se termina de aprender. En todo caso y para empezar: leer, escuchar, observar y practicar. Si acaso, apunta también el verbo desvelar para exponer aquello que a simple vista pasa desapercibido, para encontrar lo que ocultan las apariencias. Si alguien se lo propone, terminará escribiendo de manera aceptable o al menos entendible. Escribir es un ejercicio; tú sabrás qué palabras elegir, dónde poner el acento social, las tildes y comas. Puede que todo esté dicho y escrito, pero no debe ser cierto; siempre hay diferencias y matices. Escribe con tu propia voz, con el oído atento y la mirada despierta. Y si tus observaciones son discutibles, no te preocupes, no eres un político en busca de la mayoría.

En todo caso, como cada cual tiene sus motivaciones para escribir, encuentra las tuyas. Escribe aunque a nadie le interese tus parrafadas, entrégate a ellas aun sabiendo de los defectos, lagunas gramaticales y carencias argumentales. No te conviertas en copista, si escribe para ti no te queda otra que ser honesto contigo mismo, ya sabe lo absurdo de las trampas en el solitario. Huye de los alaridos de otros si no te dicen nada. Y si algún día observas que tus textos son leídos por otros, recuerda aquello que escribiera el más grande: "Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala".

Un día me dije: si te gusta escribir, escribe. Y en esas estoy desde hace algún tiempo, empeñado en la tarea.


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