Las redes sociales suponen una democratización de la opinión publicada. Todos tenemos la posibilidad de difundir textos que podrán ser leídos por cientos de personas. Si volviéramos unos años atrás y nos dijeran que nuestros escritos serían leídos diariamente por 50, 200, 500 lectores; si nos dijeran que hay personas que se suscriben a nuestros textos e incluso dedican parte de su tiempo a comentar lo que escribimos, ¿qué pensaríamos?
Para publicar opiniones no es necesario ser un erudito ni escritor consumado. A escribir se aprende: mecánica, disciplina, práctica diaria, lectura y observación. Si alguien se lo propone, terminará escribiendo de manera aceptable. Comencé el blog como desahogo. Hay quien escribe cuando cree que tiene algo que decir. No es el caso. Pienso que todo está dicho y registrado en la memoria individual o colectiva; todo está escrito en los libros, custodiado en las hemerotecas, mil veces copiado en la blogosfera y fuera de ella. Todo está dicho y escrito. Cada cual tiene sus motivaciones para escribir pero, igual que hay quien se dedica a hacerse esas autofotos que llamamos selfis, hay quien escribe para conocerse, para desmontar engaños, para tomar conciencia de sí mismo o como ejercicio preventivo para combatir la realidad y la pérdida de memoria.
Escribir es activar la capacidad de sentir y pensar. Consiste en comunicar rescatando con argucias aquellos aspectos que más nos interesan, darles una determinada estructura y cierto toque personal. A escribir se aprende escribiendo. Ayuda la lectura y la constancia. Cosa distinta es escribir bien. Escribir bien, requiere algo más que la aplicación de unos simples resortes. Desde luego nadie escribe bien si antes no piensa correctamente. Teclear con el propósito de esbozar algunos apuntes de la realidad, procesar lo comentado entre amigos, lo escuchado y oído por cualquier sitio, es el paso previo. Todo ese batiburrillo de voces, matices, enfoques y distorsiones precisa un poco de sosiego y reflexión. Escribir sobre la actualidad, sobre cuanto sucede a nuestro alrededor o de lo que nos interesa, no siempre resulta fácil. ¿Se puede escribir cuando estamos al límite del vómito ante tanta náusea, obscenidad y desvergüenza como nos ofrece la actualidad? ¿Se puede escribir otra cosa que no sea panfleto contra estos falsos representantes del pueblo y otros canallas?
Todo texto esconde una ideología y una intención, una visión sesgada que responde a intereses, Si es así, ¿por qué renunciar a ofrecer nuestro sesgo personal sobre los asuntos que nos interesan, preocupan o ilusionan? Es cierto que todo está dicho y que copiamos con mayor o menor disimulo lo que otros ya publicaron pero, ¡qué error si escribir y publicar volviera a ser privilegio de una élite! Todo está dicho y escrito, es cierto, aunque siempre queda espacio para un matiz, para esa coma que cambia el significado de una frase, para la elección de una palabra y el desecho de otra, para el enfoque personal.
¡No nos escuchan! Escribo este blog por si estuviera equivocado, por si uniendo mis escritos a los tuyos logramos molestar al poder y activar su sistema auditivo. Mejor aún, para derrocarlo. Escribo como desahogo; para no pasar de puntillas ante tanta mezquindad y decirme a mí mismo que hay que ser beligerante siempre y que, en democracia, una palabra vale más que el silencio continuo. Pero me temo que he de conformarme con poder decir un día que, una vez, escribí un buen post.
CSB: No sé que escribir, Por eso escribo, Deus ex Machina, Por tus putas palabras, Este es un blgo con pretensiones, Motivaciones, Miedo a la página en blanco, Escribir es conocer las propias inclinaciones.