Resulta que yo era de las que pensaba que los grandes cambios han de ser como obras faraónicas. Que si queremos cambiar un aspecto de nuestra vida, tiene que ser porque venga acompañado de un gran acontecimiento, como mudarse de ciudad o cambiar de trabajo. Pero resulta que no es así. La mayoría de los cambios, o al menos, la mayoría de los cambios que merecen la pena y que suelen ser lo que ocurren de piel hacia adentro, constan de cosas pequeñas, cosas que poco a poco vas adaptando a tu vida, que vas incorporando como nuevos hábitos o nuevas prácticas y que te hacen tomar una nueva conciencia y ver las cosas como no las habías visto nunca.
Hoy te vengo hablar de tres cosas pequeñas que pueden cambiar tu vida de forma definitiva. Todas ellas se apoyan en el midnfulness y son grandes pilares de esta filosofía de la que ya te he hablado de vez en cuando. Quiero compartirlas contigo hoy porque me parece necesario que sepas que, si quieres, puedes cambiar. Que si hay algo de tu vida que no te convence, si hay preguntas que últimamente te haces, si te sientes perdido o si necesitas ir un poco más allá de lo que tus ojos te muestran, puedes hacerlo. Puedes cambiar, fluir, ver las cosas de forma diferente a como las veías antes, ser mucho más consciente o conectar más contigo mismo. Sólo tienes que querer.
¿Y por dónde empezar? Aquí te dejo 3 ideas:
#1. Escuchar
Escuchar no es lo mismo que oír. Y sólo escuchar, no es lo mismo que hacerlo con plena atención. Cuando comienzas a escuchar a los demás y a todo lo que te rodea de forma más consciente, aprecias cosas que antes no apreciabas. ¿Cómo suena tu ciudad por las mañanas? ¿Qué sonidos entran por la ventana de tu habitación? Escuchar con atención plena es parecido a cuando oyes una canción una vez, y no le has prestado atención a la letra, pero cuando te paras a hacerlo, te das cuenta de que te encanta o de que te transmite tal o cual emoción. En la vida sucede algo parecido: si pones tu atención plena en la escucha, si afinas más el oído y sobre todo, si escuchas antes de hablar a los demás, puede que aprendas más de las personas que te rodean, de tu entorno o incluso de ti mismo.
Cuando hablas, sólo repites lo que ya sabes; pero cuando escuchas, quizá aprendas algo nuevo (Dalai Lama)
#2. Conectar:
Hoy en día, nos pasamos la mayoría de nuestro día conectados a la tecnología. Estamos pendientes del móvil, de las redes sociales, del ordenador. Sin embargo, si esa es la única conexión que establecemos en nuestro día a día, es probable que terminemos exhaustos y saturados. Por eso es importantísimo conectar con esas otras cosas con las que no conectamos habitualmente. Nuestras sensaciones, nuestras emociones, nuestros pensamientos, nuestro cuerpo, el momento presente, los sonidos, el paisaje, la naturaleza... Cuando empiezas a ser consciente de que todo es energía y de que, como tal, todo está conectado, comienzas a apreciar qué hay al otro lado, y tu mundo entero se enriquece. El mindfulness nos enseña que a través de los sentidos y de la mente, podemos conectar con todo lo que haya a nuestro alrededor, y sentirnos mucho más plenos y felices, que si nos pasamos la vida aislados en nuestra "burbuja".
La presencia es cuando ya no esperas al siguiente momento, creyendo que el siguiente momento será más pleno que este (Eckhart Tolle)
#Soltar:
Dejar ir todo aquello que suponga un lastre, es lo mejor que podemos hacer para vivir una vida sin cargas inútiles. Practicar el desapego es fundamental para soltar aquello que ya no nos aporta o que nos consume energía de forma innecesaria, y poder diferenciar entre lo importante y lo que no lo es.
POSDATA:Deja venir lo que venga, deja ir lo que se vaya. Mira lo que permanece (Ramana Maharshi)
Estas tres cosas parecen cosas simples. No lo son. Aplicarlas a la vida diaria es algo complejo. Ser consciente de ellas en todo momento, sin dejarnos llevar por la rueda de hámster de la rutina, es complicado. Date tiempo, sé paciente (y amable, por favor, sobre todo amable) contigo.