Esta mañana cuando me disponía como cada mañana a acudir a mi trabajo, observé como dos personas mantenían una pequeña discusión ambas se gritaban mutuamente, sin tan siquiera oirse entre ellos, al parecer desde mi punto de vista privilegiado de observador, ambos tenían la razón, pero ninguno tenía las habilidades sociales para comunicarse con la otra persona, ni ambos eran capaces de escuchar al otro, al final lo que sucedió fue lo lógico en estos casos, tras estar mucho tiempo discutiendo, ninguno dio su brazo a torcer, lo que ocasionó que estuvieran apunto de llegar a la agresión física.
Dentro de la relaciones humanas la comunicación es fundamental, y el lenguaje es el cause por el que transmitimos nuestros pensamientos a los demás, pero existe un problema sustancial en el proceso comunicativo, en muchas ocasiones queremos que nuestro mensaje se exprese sin prestar atención a los demás. Esto puede ocasionar multitud de problemas en nuestras relaciones sociales, de pareja, etc.
Cuantas veces hemos discutido con nuestra pareja por que nos dice que no la escuchamos, que no le prestamos atención, tendemos a aconsejar antes de escuchar a los demás, creemos que somos el centro del universo y que nuestra opinión y nuestra manera de pensar sobre un determinado tema es la que debe de prevalecer. Por esta razón nos aventuramos a afirmar que la falta de comunicación actual es debida en su mayor parte a que no sabemos escuchar a la personas con las que hablamos y nos relacionamos. Nuestra atención se centra mayoritariamente en querer e intentar buscar el momento en el que transmitir nuestras ideas y pensamientos, y en esta necesidad propia de comunicar perdemos la magia de la comunicación, es decir, poner en común, compartir con los demás.
Tendemos a pensar erroneamente que escuchar a la otra persona solo radica en aplicar un automatismo y que nosotros no ponemos nada en dicho proceso, pero nada más lejos de la realidad ya que escuchar nos plantea un esfuerzo superior al que realizamos para hablar y también del que podemos realizar al escuchar sin entender e interpretar lo que oímos.
Pero, ¿qué es realmente la escucha activa?.
Practicar la escucha activa nos plantea escuchar y al mismo tiempo entender lo que la otra personas nos está contando desde el punto de vista del que habla. Por esta razón cabría preguntarse ahora¿Cuál es la diferencia entre el oír y el escuchar?.
Pues efectivamente amigas y amigos existen diferencias sustanciales entre ambas ya que al oír a otra personas estamos simplemente percibir vibraciones de sonido. Sin embargo cuando escuchamos a los demás nuestros procesos mentales desarrollan multiples funciones cognitivas superiores que radican principalmente en entender, comprender o dar sentido a lo que la persona nos esta contando. Por esa razón es una escucha en la que necesariamente nuestra actitud es activa por encima de todo, evidentemente, no somos personas que simplemente pensamos, sino que además generamos juicios de valor, tenemos creencias que nos hacen estar a favor o encontra de lo que se nos cuenta, tenemos emociones que nos generan bienestar o malestar con lo que nos están diciendo, etc. Por las razones expresadas anteriormente, la escucha activa debe de ser la habilidad que nos permita escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo. Y como no todo ello lleva aparejado el manifestar hacia la otra persona cierto nivel de empatía, es decir, saber ponerse en el lugar de la otra persona.
Efectivamente amigas y amigos, cuantas veces hemos tenido conversaciones, principalmente con personas, por ejemplo nuestros hijos, nuestra pareja, nuestros amigos,... que lo que necesitan de nosotros es que los escuchemos, pero además ellos deben de sentir en si mismos que están siendo escuchados. En los diferentes talleres que he realizado sobre la escucha activa, realizamos una actividad en la que una persona habla y la otra solo puede comunicarse. Los resultados que se obtienen son sorprendentes, la persona que habla se siente escuchada, comprendida, animada; y como vemos la otra personas no le ha comunicado verbalmente ni su parecer, ni su forma de pensar sobre el tema, solo le ha escuchado. Sin embargo, en muchas ocasiones cuando le preguntamos a la persona que escucha, principalmente se suele sentir mal ya que no puede transmitir su parecer acerca de lo que nos están contando, nos gusta ser protagonistas hablando y no nos damos cuenta de que somos protagonistas escuchando.
Para practicar la escucha activa, que significa prestar atención con todos nuestros sentidos a los demás, permitiéndoles expresarse libremente, debemos de tener una cierta diisposición psicológica que es ni más ni menos que prepararse interiormente para escuchar. para observar al otro, para poder identificar lo que nos esta diciendo, sus metas, sus objetivos y los sentimientos que recorren su cuerpo y mente a la hora de contarnos o mantener esa conversación.
Ademásí asume un papel esencial el lenguaje no verbal, asintiendo con la cabeza, generando gestos de aprobación, de escuchar, además de acompañarlos con sonidos como um, ya veo, te entiendo, en definitiva transmitirle a la otra persona que le estamos prestando atención.
De la misma manera deberíamos de evitar:
Distraernos, este punto no es fácil en determinados momentos. La curva de la atención se inicia en un punto muy alto, disminuye a medida que el mensaje continua y vuelve a ascender hacia el final del mensaje, Hay que tratar de combatir esta tendencia haciendo un esfuerzo especial hacia la mitad del mensaje con objeto de que nuestra atención no decaiga.
No interrumpir al que habla.
No rechazar lo que el otro esté sintiendo, por ejemplo: "no te preocupes, eso no es nada".
No querer solucionar inmediatamente el problema que nos están contando.
No emitir juicios sobre el que habla.
No contar "tu historia" cuando el otro necesita hablarte.
Evitar el "síndrome del experto": ya tienes las respuestas al problema de la otra persona, antes incluso de que te haya contado la mitad.
Evidentemente, todas y todos nos vemos reflejado de alguna manera en este tipo de problemas a la hora de comentarles a los demás nuestro parecer, a la hora de solucionar las diferentes discrepancias que nos surgen en el día a día, normalmente no escuchamos, nos centramos en decirle al otro que lo entendemos, que si pero que debería de hacer esto que tu le aconsejas.
Por el contrario, cuando nuestros hijos o parejas nos plantean que no les escuchamos, nos empeñamos en reprocharles que no les escuchamos porque, y no les dejamos terminar y expresarnos que al igual lleva un mal mes y que se ha sentido sola o solo, que no se siente comprendida ya que cuando habla con sus amigos se siente fuera de lugar, sin embargo nosotros nos limitamos a entenderlos.