Se elige un objetivo. Por ejemplo, un ciudadano que está tranquilamente sentado en una jardinera y que, además, si resulta ser periodista de un medio de comunicación que simpatiza con el 15-M, mucho mejor.
Se le rodea por un número desproporcionado de vopos. Se le acosa, se le intimida y se le acorrala contra la pared.
Se le pide la documentación con mucho cuidado de que no vea la placa de ninguno de los miembros de la jauría (se recomienda no llevar placa o que esté oculta para evitar identificaciones posteriores).
Cuando esté distraído buscando la documentación, se le golpea en el estómago y después en la cabeza en una acción concertada de dos vopos. Se le derriba y una vez en el suelo se le patea.
Aquí viene lo más importante: media docena de vopos más rodean el grupo pertrechados con escudos antidisturbios. Unos por arriba y otros por abajo para que no haya forma posible de que nadie grabe ni fotografíe lo que pasa con la víctima, a la que se puede moler a palos impunemente.
Después se la esposa y se la detiene acusada de resistencia a la autoridad. Incluso algunos de los vopos pueden presentar una denuncia contra la víctima acusándola de haberles arañado.
Puede verse esta técnica depurada en el siguiente vídeo con la detención del periodista Gorka Ramos, de lainfomación.com.
Ocurrió hace dos días, el 4 de agosto, durante la manifestación de los indignados ante el Ministerio del Interior, ese que dirige el ya tristemente famoso Antonio Camacho, quien en tres o cuatro meses que le quedan para ejercer el cargo quiere repartir todos los palos que, en su opinión, Rubalcaba perdonó a los miembros del 15-M.
Naturalmente, estas técnicas propias del Chile de Pinochet o de la España del tío Paco no podrían llevarse a cabo sin contar con una cuadrilla de sujetos vestidos de azul con la porra más ágil que el cerebro y que parecen disfrutar sacudiendo a ciudadanos indenfensos.
Que no, que no, que lo llaman democracia y no lo es.
Este es el responsable, que quiere pasar a la historia de España como el ministro del Interior más represivo y autoritario de la democracia (?) y que ha hecho del 15-M un asunto de testosterona.
Este quien lo tolera aplicando el famoso refrán "para lo que me queda en el convento, me cago dentro"
Y estos los ejecutores sin cerebro, los desalmados vopos que protegen los muros que levanta el ministro en la Puerta del Sol, en la Carrera de San Jerónimo y en cualquier otro lugar en el que pretendan concentrarse pacíficamente los ciudadanos:
Y no olvidemos a la víctima, Gorka Ramos: