
En verdad, hace demasiado tiempo que no he dedicado mis escritos y reflexiones a “los afanes de cada día”, en parte por el problema del Covid-19 (que ha afectado a mi esposa, pese a estar teóricamente “inmunizada” con la doble vacuna Pfizer); en parte porque he tenido que sufrir en mí mismo las agresiones de la quimioterapia; y, en general, porque han sido tantos y tan variados los motivos para plasmar mis comentarios y críticas al acontecer del día a día, que he ido postergando mis opiniones hasta hallar una razón singular para escribir: e volcán de La Palma y el “volcán” de la vida política española.
Ha sido esa inmensa catástrofe que está acaeciendo en la preciosa isla canaria de La Palma, con su brutal erupción volcánica, la infernal destrucción de las tierras y los hogares y la eliminación de la vida social y familiar de sus moradores, ha sido ello, lo que me ha movido principalmente a pensar ahora por escrito en tantas y tantas cosas que nos afectan en esta “España nuestra”.
Vaya por delante que no he podido evitar mi indignada sorpresa al ver cómo ese “Pinocho” presidente que soportamos en España (mentiroso y falso, además de convenenciero), se ha apresurado a desplazarse a la isla palmeña –y por más de un día— para hacer como que dirigía los medios de auxilio ante la catástrofe, y, como lo que busca (y ha demostrado hasta la saciedad) es “salir en la foto, sacando su larga “nariz de falso” y figurar en la televisión, para después marcharse a Nueva York desde la isla –e intervenir con mensaje casi insustancial ante la Asamblea General de la ONU—y, eso sí, regresar de prisa y corriendo a

Y no es que me parezca mal en sí que el presidente haya estado presente en la catástrofe canaria, sino que me causa una explicable indignación que en el año y pico que venimos sufriendo la pandemia, casi nunca se le haya visto visitando un hospital, y ni siquiera haya aparecido enlos medios de comunicación para aclarar temas conflictivos, como la entrada “por la gatera” de un líder del Frente Polisario, el ocultismo en recibir a una vicepresidenta del régimen venezolano, o la manipulada invasión de Ceuta, etcétera…
Puede que los españoles no se cercioren mucho de tantas tropelías y mentiras de Pedro I “el trilero Sánchez”, pero desde luego en el extranjero le tienen bien tomada la medida, ya que Biden, presidente USA, habla con él ocasionalmente en los pasillos; el rey de Marruecos le soslaya; los foros internacionales casi ni le dejan “salir en la foto”…
En medio de todo ello, el gobierno que había, fuente de discordias por la reprobable alianza con los comunistas de Podemos, y compuesto de ministros “figura” (¡ tan incompetentes!), ha tenido que ser repuesto por otro todavía peor, pues han entrado unos/as cuantos/as (¡hasta el mal lenguaje se contagia!) figuras de “medio pelo”, tan doctrinarios

En fin, que continuamos teniendo en esta España nuestra el “volcán” del mal y falso gobierno partidista, del doctrinarismo por encima de la eficacia, de la provocación a los partidos de centroderecha (que tampoco pueden librarse de la censura por sus

Ni soy geólogo ni vulcanólogo, ni pretendo serlo (yo, que “soy de letras”, no serviría para eso como tampoco para otras tantas cosas) pero permítaseme al menos que ponga en negro sobre blanco lo que pienso y sufro, lo que integra mis “afanes de cada día”
El benevolente lector sabrá comprender que donde hay sinceridad es todo más disculpable, porque ya dijo Cicerón(106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano, que “Son siempre más sinceras las cosas que decimos cuando el ánimo se siente airado que cuando está tranquilo”
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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