Uno de los bichos que siempre me ha fascinado es la esfinge colibrí Macroglossum stellatarum, realmente un espectáculo de la naturaleza. Se trata de un insecto, un lepidóptero del grupo de los esfíngidos que normalmente son nocturnos (como la conocida esfinge de la calavera) pero tiene hábitos diurnos, y como los colibríes se alimenta del nectar de las flores, batiendo las alas a gran velocidad, entre 72 y 85 aleteos por segundo. Llevaba un tiempo intentando fotografiarlas, y hace dos días por fin me encontré con un ejemplar cerca de Buspol, en Salas.
Esfinge colibrí (Macroglossum stellatarum)
La esfinge colibrí es de color parduzco, menos acusado en la zona ventral y casi blanco debajo de la cabeza. El reverso de las alas y la parte final del anverso de las mismas presentan un hermoso y brillante tinte anaranjado y la cola manchas negras y blancas. Presenta gran preferencia por las flores de cáliz largo y estrecho, a las que puede llegar con su larga y especializada trompa.
La esfinge colibrí parece que presenta dos generaciones anuales, y a semejanza de las aves es un insecto claramente migrador. En el sur de Europa se encuentra todo el año, y en el norte sólo en verano. Pasa el invierno hibernando como adulto, en diversos lugares como grietas que suele abandonar en días templados de pleno invierno para buscar alimento suplementario.