La palabra esnob (snob), cuyo origen etimológico designa a una persona de clase social baja o humilde, tiene un significado mucho más curioso que el que el que se le atribuye normalmente. Hoy en día la usamos para definir a aquellas personas que pretenden ser, admiran o tratan de imitar a ‘iguales’ de mayor rango social. Vamos, lo que se conoce popularmente como un ‘quiero y no puedo’.
Cuentan las malas lenguas que era una contracción de la frase latina sine nobilitate (‘sin nobleza’) que se usaba para designar a los alumnos burgueses que llegaban a Oxford y que, obviamente, no tenían sangre azul corriendo por sus venas. Unos dicen que marcaban las sillas de esos alumnos. Otros que solo eran señalados en las listas. Oxford dice que era para designar a personas que no eran estudiantes de la Universidad. Siempre hubo versiones.
Esto sucedía allá por el siglo XIX cuando Oxford debido a la falta de ingresos tuvo que aceptar estudiantes de ‘inferior’ categoría para que el negocio siguiera siendo rentable. Y al parecer vuelve a suceder dos siglos más tarde en España ya que el actual gobierno pretende marcar, negativamente, todo lo que huela a educación pública. El motivo: no es rentable en términos económicos. ¿Alguien esperaba más de un partido de claros planteamientos neoliberales?
Así que si la ciudadanía no consigue parar este claro ataque contra uno de los derechos fundamentales de todos y cada uno de los seres humanos en unos años la educación será un privilegio de las clases altas. Para diferenciar bien a unos alumnos de otros propongo obligarlos a ir vestidos con ropa remendada y con un gran cartel que diga: “mis padres conocieron la escuela pública”.