Revista Espiritualidad
Debió ser a principios de la década de los 80 cuando con poco más de 30 años, mientras continuaba con mi proceso rebelde de descubrimiento del mundo, llegué a un grupo esotérico. Recuerdo que en mis inquietudes espirituales, salí “fuera” a buscar cosas nuevas. El mundo en el que había nacido y que me había formado no me acababa de convencer. Era el momento de escapar de la ortodoxia; le tocaba el turno por fin a lo alternativo, a lo transversal. Tuve la suerte de que mi compañera me apoyara en todo y permitiera con respeto y sin tacharme de loco, que indagara para saciar inquietudes, esto para aquella época tuvo mucho mérito. A veces acompañado de ella y otras solo, por fin llegué a una organización de origen argentino ubicada en España y me incorporé a sus estudios. Tengo que decir, que independientemente de su acierto o no en su acepción de vida, estaban muy bien organizados.
En NA se nos preparó para entender la vida de otra manera. El fondo era espiritual pero el aspecto artístico, el intelectual y la racionalidad estaban muy cuidados. A mí me preocupaban las religiones comparadas y ya lo creo que fui satisfecho, ya. No se trataba sólo de oriente/occidente, no era sólo cuestión de culturas o religiones, se trataba de mucho más, y esto lo fui descubriendo poco a poco.
En esencia se trataba de una inmersión en el conocimiento atávico del hombre; era el estudio de aquella esencia que nos llegaba a través de la historia. Se me mostraron una serie de mensajes que el hombre a través del tiempo había lanzado para que yo lo viera e interpretara, para que todos lo pudiéramos ver y comprender.
Imagínate una civilización antigua. Puedes escoger desde la mítica Atlántida hasta la más reciente Masonería, pasando por Sumeria, Egipto, India, Grecia, o el mundo Maya, Inca o Azteca. Piensa que te has estado preparando para un viaje en el tiempo y que ha llegado el día en que estás entrando a la máquina Cronos que te va a trasladar a aquella época. Llevas ropa de aquellos tiempos para no llamar la atención y balbuceas un poco su idioma… Una vez allí, ¿a dónde te acercarías para sacar el máximo provecho de tu viaje? ¿Irías donde están los campesinos trabajando? ¿Te acercarías a los militares? ¿Irías directamente a la Corte donde vive el rey para hablar con él? Bueno, cada cual, en razón de sus objetivos haría una cosa u otra, pero yo me acercaría al Templo. La clase baja de aquellos tiempos era ignorante y supersticiosa, dominada y atemorizada por la élite. Seguro que tienen cosas que aportar, pero en estos momentos me interesa otra cosa. Si me acerco a los militares, no sé cómo me responderán, probablemente mal, porque son muy bestias. En la Corte seguro que tropezaré con alguien que querrá sacar tajada y congraciarse con el rey, me utilizarán. Sólo me queda el Templo. Los sacerdotes no me dan tanto miedo, aunque en el fondo también es otra Corte pero con otro rey.
El conocimiento en cualquier civilización siempre ha estado en poder de la religión. Los sumos sacerdotes siempre han sido los verdaderos observadores de la realidad, los creadores de conocimiento y sus transmisores, los precursores de los científicos y filósofos actuales. Es evidente que la inteligencia es consustancial al Ser Humano, pero que esta no es virtud de todos, la gran inteligencia sólo está en posesión de una minoría. La especie humana produce siempre un número indeterminado de genios, pero tanto en la inteligencia como en la genialidad, las circunstancias influyen mucho. En otras palabras, las inteligencias se atraen entre ellas y a su vez producen más inteligencia.
Imagina que los sumos sacerdotes de esa civilización han recibido unos conocimientos de sus ancestros. Supón que aquellos que los han recibido los han constatado e incluso perfeccionado. Piensa que quizás ese saber es el producto de días, años y siglos de observación y reflexión. Ha costado mucho esfuerzo. Pueden llevar a prevenir sucesos futuros, pueden indicar cuando hay que sembrar o cuando es conveniente invadir un pueblo vecino. Suponen poder, mucho poder.
¿Crees entonces que estos conocimientos que les permiten estar situados en un lugar estratégico en el Sistema, supones acaso que se los van a transmitir a cualquiera? ¿No crees que su influencia desaparecería con la vulgarización? Para mantener su estatus, sus conocimientos tienen que ser secretos. Sólo se tienen que transmitir a los suyos, a la gente de su confianza, a los afines, no todos están preparados para recibir “el conocimiento”. Eso es el esoterismo. Lo oculto, lo secreto. Estamos confundidos si pensamos que hay magia, que el esoterismo trata de espíritus o de misteriosos conocimientos más o menos diabólicos. El esoterismo no es más que el conocimiento que se preserva; algo que sólo se da a los adeptos, a los suyos, a los miembros de un clan, a quienes están en un grupo dentro de una sociedad.
Ahora, en nuestros tiempos, la inmensa mayoría del conocimiento está al alcance de cualquiera. Pero no nos engañemos; los grupos de influencia, de conocimiento, de poder, siguen existiendo. Aún hay sectas, partidos políticos, lobbies, ejecutivos, gente que gobierna el planeta desde la sombra... Hay talentos que nacen o se acaban de hacer en esos grupos, pero también se capturan e incorporan genios todos los días. El Hombre no para, pero hay conocimientos que continúan siendo secretos. El esoterismo, lo secreto, lo oculto, está reservado sólo para determinadas élites. No hay misterio ahí. De todas formas, hay que tener en cuenta la gran diferencia que hay entre conocimiento y sabiduría. Te das cuenta de que no hay nada más esotérico que aquello que dejas oculto y no descubres. La filosofía, el pensamiento, las culturas, la ciencia… La curiosidad y la valentía hacen que te lances a descubrir… Y ves. Y comprendes.
Otro día podremos entrar al detalle sobre las vivencias en esos grupos. Te contaré qué vi, cómo me enriquecí y como viví la experiencia en NA, te hablaré de cuando seguí al gurú de la India (avatar), de los gnósticos, de la meditación Zen, del grupo Kundalini, de cuando estuve con un grupo de astrónomos, también de otro grupo que pretendía estar en contacto con extraterrestres… Te hablaré sobre religiones, sobre “misterios” que explican la vida y su finalidad. Estos grupos ayudan, pero sólo en un sentido, el suyo. La vida puede tener muchos sentidos, pero no necesariamente uno tiene que estar en alguno de esos grupos. Es difícil encontrar un grupo a tu medida que te ayude. Puede que lo mejor sea “hacer tu propio grupo” en tu interior y descubrir por libre el sentido de tu vida. Alguien podrá decir que eso es individualismo y que no te va a llevar muy lejos. ¿Nos vamos preparando para contestarle?