Revista Cocina
El mes de septiembre pasado estuve en Venecia. Adoro Italia, no sé muy bien si es que me gusta por ella misma o porque mis bisabuelos paternos eran piamonteses de Turín y esa circunstancia ha hecho que de alguna manera siempre me haya sentido vinculada a este bonito y singular país.
El caso es que cada vez que regreso, intento conocer un poquito más acerca de su cultura y gastronomía. Si tengo tiempo visito tiendas o lugares singulares, pero sobre todo gasto suela de zapato por un tubo. Lo que más me gusta hacer es andar por las calles sin rumbo fijo y descubrir lugares fuera de la guía para turistas.
Se puede disfrutar de un paseo en góndola para descubrir rincones inaccesibles a pie.
Saliendo de los circuitos más turísticos Venecia es igual de bella, y además mucho más auténtica.
Mis pasos me llevaron hasta la plaza del barrio judio. Todos los días, antes de comer, solía tomar spritz, un aperitivo muy típico en el Véneto en el que se mezcla vino espumoso prosseco con un licor ligeramente amargo de color naranja, y un toque de agua de seltz. Se le añade media rodaja de naranja y una aceituna gigante pinchada en un palillo. Toda una delicia para los amantes del bitter.
En esta ocasión me incliné más por pedir pasta antes que pizza y más pescado que carne. Era tiempo de setas y por eso había que aprovechar también para degustar un buen plato de risotto con fungui porcini.
No podía irme sin probar el tiramisú, faltaría más. Me sorprendió que el camarero viniera a montarlo en la propia mesa. Puso trocitos de bizcocho dentro de una copa grande de cristal. Luego lo bañó con café caliente perfumado con licor. A continuación puso el mascarpone ya batido junto con la nata dentro de un sifón y terminó de llenar la copa. Por último espolvoreó por encima un polvo fino de chocolate que estaba riquísimo. Todo un placer. Pero no me pierdo la pasta en Italia por nada del mundo. Cocinar pasta no tiene muchos secretos, excepto que se tiene que cocer al dente. También es importante elegir pasta de trigo duro y procurar que su forma sea la adecuada al tipo de salsa que la acompañe. La de hoy es una receta sencilla que no os dejara indiferente. Os animo a probarla.
Ingredientes para dos raciones completas
250 g de espaguetis200 g de cebollas100 g de pimiento verde100 g de calabacín1 diente de ajo400 g de tomate maduro1/2 bote de aceitunas negras sin hueso2 latas de atún pequeñasZumo de 1/2 limón pequeño1 pastilla de sopicaldo de verdurasOréganoPimienta negraQueso parmesano ralladoSalAceite de oliva
Hacer un sofrito bien pochado con la cebolla, ajo, pimiento verde y el calabacín todo cortado a brunoise.
Añadir el tomate pelado y cortado a cubos. Sofreír hasta que pierda humedad. Condimentar con sal y el zumo de limón.
Añadir las aceitunas cortadas a rodajas y el atún de lata, escurrido de su aceite.
Hervir la pasta en abundante agua con la pastilla de sopicaldo. Escurrir. Reservar 100ml de agua de la cocción.
Calentar de nuevo la salsa y añadir el agua de la cocción para ésta recupere un poco de jugosidad. Probar el condimento y rectificar si falta sal. Añadir los espaguetis.
Servir inmediatamente. En la propia mesa condimentar con pimienta negra de molinillo y queso parmesano rallado.
También tomé el vaporetto para visitar las islas próximas a Venecia. Se pueden visitar varias con el mismo ticket siempre que se disponga tiempo para hacerlo. Solo es cuestión de organizarse e ir bajando y subiendo en la paradas que más os convengan.
No me hubiera perdido Burano por nada del mundo. Si hace buen tiempo, es el sitio ideal para pasar la mañana, comer relajadamene y volver a Venecia sin prisas.No tuve tiempo de ir a Verona en tren desde Venecia. Lástima, otra vez será...