
El ascenso de España en el siglo XVI a la posición de la potencia predominante en Europa es en muchos sentidos un fenómeno sorprendente. Era un país pobre y estéril, solo la mitad de su suelo era fértil y ni siquiera estaba unificado al comienzo del período, sino que consistía en reinos separados con sus propias historias y tradiciones distintivas. Sin embargo, adquirió un vasto imperio en el extranjero y ejerció su influencia en toda Europa. Sin embargo, esta posición dominante no duró mucho, y el declive de España es tan espectacular como su ascenso. Este capítulo trata sobre su ascenso y el comienzo de su declive.LEER MÁS »
