Revista Cultura y Ocio
¿Dónde están los del imperio hacia Dios,
los de la unidad de destino en lo universal,
los de las tardes gloriosas en la plaza de Oriente,
los del rosario y la peineta,
de la espada, el cilicio y las preces?
¿Qué fue aquellos de las ovaciones al Caudillo,
de las denuncias del contubernio,
de los insultos a la Europa masona y prostituida,
de las banderas y las palmas alzadas,
de la devoción y el orgullo patrio?
¿Adónde fueron los del Cristo del Gran Poder,
los de a mí la Legión y las procesiones,
los de la reserva espiritual y las vigilias de Acción Católica,
los del correaje y los gritos marciales,
los de la Purísima y las cosas como Dios manda?
¿Y qué fue de aquellos de la vida en blanco y negro,
de las sotanas futboleras en patios embarrados,
de las caricias de coronillas endomingadas,
de las oraciones y los himnos en el pupitre,
de la Inmaculada, el palio y la sangre?
Yo os lo diré: donde siempre estuvieron.
En el Consejo de Ministros,
en los consejos de administración,
en las altas magistraturas,
en las sacristías, los concilios y prelaturas,
en las direcciones de diarios y emisoras,
en las consejerías y las tribunas...
Saqueando, trizando, disolviendo,
robando, evadiendo, defraudando,
estafando, atracando, prevaricando,
desahuciando, traficando, despojando,
hurtando, arramblando, usurpando...
Agrediendo.