El turismo es uno de los sectores que más va a sufrir las consecuencias económicas del coronavirus. Según las estimaciones más fiables, el turismo –que representa el 12’9% de los empleos españoles– va a perder entre 70.000 y 80.000 millones de euros a causa de la crisis generada por la pandemia, y va a dejar en el paro –al menos, temporalmente– a más de un millón de trabajadores.
Por eso, la industria turística se ha puesto las pilas y ha comenzado a crear campañas “para después de la pandemia”. No puede hacer campañas en contra del confinamiento (y mostrar lindos parajes a los que nadie puede ir), pero sí puede crear un posicionamiento de marca y una conexión emocional con los futuros viajeros.
Algunos países comenzaron a hacerlo desde el primer día. Así, la campaña “Visit Portugal”, del organismo oficial portugués, estuvo ya en la calle el 20 de marzo. Insistía en que nos quedáramos en casa, pero recordaba que los destinos turísticos continuaban allí: esperando a que podamos visitarlos.
Turespaña, el organismo oficial del turismo español, ha cogido esta idea y ha lanzado su campaña con el mismo mensaje. En la presentación, se amparaba en un estudio de Inturea y concluía que las marcas turísticas debían continuar haciendo marketing por dos motivos: porque el uso de redes sociales ha aumentado exponencialmente estos días y porque los consumidores sueñan con el día en que podrán salir de casa.
La propuesta creativa es totalmente emocional. Nos dice que nos quedemos en casa (y así, de paso, se posiciona junto a todos los mensajes institucionales) pero termina por despertar nuestro anhelo de hacer turismo. Porque –como dice el lema de la campaña- “España te espera”. Sigue ahí, con el cariño de siempre: con sus playas hermosas, sus monumentos de ensueño y sus noches mágicas. “Pase lo que pase, tu casa siempre te está esperando”.
Una bella promesa que, sin inquietarnos, nos invita a soñar.