El director gerente del Fondo Monetario Internacional está contento. Debe ser fácil estarlo cuando se mira el mundo desde un despacho en Washington, lejos de los problemas del día a día. Dominique Strauss-Kahn acaba de dar un espaldarazo a la política (¿era esto?) económica y social del Gobierno. La entrevista que publican hoy El País, The Washington Post y La Repubblica (extraño grupo de colegas) supone una tregua a la guerra de confianza que mantienen esta quejumbrosa economía y los mercados. Definitivamente, para el director del FMI, España va bien. Echo en falta un organismo, nacional o internacional, tan dispuesto y aplicado como éste que se preocupe por mantener o ganar una confianza más importante, la de los ciudadanos.
¿Seguro que España va bien? Desde luego, según la opinión de Strauss-Kahn y de seguir así las cosas, va a ir bien “durante lustros” para unos pocos, mientras que otros muchos no van a tener la misma suerte. Va a ir bien para los que sí saben hacer las cosas y salir airosos del desastre, escondiendo bajo una losa de cemento los residuos tóxicos en lugar de responsabilizarse y asumirlos como propios. Para ellos no habrá recortes. Nadie habla ahora de Islandia y sus medidas ejemplares para no volver a caer en el agujero. Islandia sí que va bien.
El FMI se ha olvidado de Haití