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España y el querer siempre el balón

Publicado el 08 julio 2010 por Marianofusco

España y el querer siempre el balón

Veintisiete días después del Kick – off inicial dado por Sudáfrica y México y luego de sesenta y dos encuentros que parecieron escaparse fugazmente, Sudáfrica 2010 ha encontrado a sus dos finalistas.

Que sabio será el fútbol. Que en un Mundial en el cual la mezquindad y la especulación reinaron por sobre el atrevimiento y la ambición, España se haya ganado el derecho a disputar el encuentro más esperado, el Domingo en el Soccer City.

Un equipo que no busca ganar como sea. Que desde la posesión del balón intenta quebrar la resistencia del rival. Siempre paciente, inteligente y armonioso. Tocando hasta el hartazgo en busca de un resquicio que le permita filtrar ese pase milimétrico.

Loable, ante equipos que esperan temerosos, agrupados y que ocupan cada espacio libre a la espera de algún contragolpe que los lleve a sorprender. Difícil no apostar por ello, ante un equipo que no te la deja oler.

El tocar, observar, regresar y volver a intentarlo, siempre partiendo desde el toque en corto y por abajo, lo hace diferente. Los transforma en un equipo que jamás le da la espalda a su filosofía.

Delgada es la línea que lo separa de la parsimonia. No obstante, es un riesgo que España decide correr. Agotando sus recursos hasta encontrar profundidad. Aquella que le permita usufructuar su inagotable tenencia.

Hace por lo menos dos y medio que España apuesta por este estilo. Aquel que Luis Aragonés supo forjar en Austria y Suiza, construyendo un equipo que despejó dudas y terminó conquistando Europa con absoluta legitimidad.

Vicente del Bosque fue quien le dió continuidad al proyecto. Modificando tan solo algunas piezas (Pique tomó el lugar de Marchena y Busquets el de Senna) y llevando en andas a un equipo que hoy goza de seis jugadores pertenecientes al Barcelona.

No es casualidad. Ambos equipos comparten la misma filosofía, aquella que Cruyff trajo a Cataluña a finales de los 80. La misma que tras los pasos de Van Gaal y Rijkaard, Pep Guardiola –discípulo del gran Johan- terminó por perfeccionar.

El destino quiso que sea Holanda su rival en la gran final. Poco se parece este de Van Marwijk, a aquel orientado por Rinus Michels. Porque si bien mantiene el respeto por el balón y busca ser ofensivo, a diferencia de aquella maquina engrasada que disputó dos finales consecutivas de un Mundial, esta se muestra muy esquematizada.

No obstante, es saludable que dos equipos como estos, que aun con las dificultades que puedan presentárseles intentan romper líneas desde el toque, vayan a disputarse la Copa del Mundo. En tiempos en el que el desprecio por el balón es muy grande, no hay mejor noticia que esta.


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