Revista Cine
Espartaco (Spartacus, Stanley Kubrick, 1960. EEUU): aplaudido péplum, que supuso la incursión de Kubrick en el cine de estudio tras sus dos celebradas obras anteriores, el thriller Atraco perfecto y el poderoso film antiguerra Senderos de gloria. Animada epopeya sobre la vida de un esclavo y su rebelión contra las autoridades romanas, lo que llevó al Imperio Romano a una guerra de proporciones gigantescas. Un blockbuster extraordinario con un guion magnífico (Dalton Trumbo, ya liberado de las presiones del mccarthyismo, lo elaboró) y un elenco impecable, repleto de secundarios de muchos quilates. Técnicamente es también un trabajo a celebrar, especialmente su nivel fotográfico. La única pega que se le puede poner es la misma que se le suele poner a este tipo de proyectos, y esta es la duración. Films contemporáneos como el Braveheart de Mel Gibson o el Gladiator de Ridley Scott bebieron de esta adaptación de forma descarada. La versión restaurada, estrenada en 1991 y donde Anthony Hopkins dobló a Laurence Olivier debido a la muerte de este último, llega hasta casi los 200 minutos.