“The Yellow Sea”, incombustible.
Como ya hablaramos en el anterior post acerca de las múltiples excelencias que exporta el cine sur-coreano, nos llega la nueva película del -humildemente- aclamado Hong-jin Na, tras su impresionante “The Chaser” (2008). De nuevo, un thriller policíaco de tintes clásicos, yuxtapuestos a una frenética puesta en escena, heredera del Michael Mann más inspirado, con unas escenas de acción que quitan el hipo, pero eso si, sin olvidar la historia que nos cuenta.
“The Yellow Sea” nos cuenta el vuelco que da la vida de Gu-Nam (Jung-woo Ha bordando el papel de un “heroe” que nada en las antipodas de la moral), un taxista cuya mujer emigra a corea del sud para trabajar pero ahora parece estar desaparecida, cuando Myun-Ga (un brillante Yun-seok Kim, como uno de los mejores villanos que he visto en mucho tiempo), un mafioso local, envía a Gu-Nam a Seúl para matar a un importante profesor en Corea y así saldar sus deudas de juego. Paralelamente también se ve implicada la historia de un policía corrupto, Kim, que ordenó dicho encargo a Myun-Ga. Como es de imaginar todo se complica y Gu-Nam se ve obligado a huir tanto de la mafia como de la policia para poder volver a China con su hija. Tal vez una de las cosas más interesantes que ya se puede discernir de esta concisa sinopsis (y que se desarrollará mucho más durante la película) es el tono grisaceo de todos los personajes, no existen buenos ni malos en términos absolutos.
Con la crítica social como telón de fondo, toma como punto de partida las muy crudas condiciones en las que viven los coreanos refugiados en china, llamados comun y despectivamente Cho-Sun-Jok (como nuestro protagonista), que pertenecen a la clase obrera de más baja estopa. De hecho, tal y como comentara Hong-jin Na en su discreta -aunque muy interesante- rueda de prensa en el festival, es un tema que suele estar ninguneado por los medios, y que por tanto, ha tenido que elaborar un exhaustivo “estudio de campo” para llevar adelante de forma verosímil. Si a eso le añadimos su característico retrato del policía corrupto, tampoco demasiado común en las producciones de su país, nos encontramos con unas cuantas brochadas de cine socialmente “comprometido” pero cuya intención es servir al espectador con una buena dosis de espectáculo y cine trepidante (ai, si muchos en este país pudieran apreciar que dicha ambivalencia es totalmente compatible…).
Con un ritmo muy calculado durante toda la película, pasamos del sosiego y la contención de su primera mitad -en la que se nos presenta debidamente a los personajes, nos ponemos en contexto, etc.- a una vibrante e incombustible segunda mitad, con persecuciones y carnicerías por doquier. La película se desarrolla en tres diferentes bloques -a modo de capítulos- que explota los puntos de vista de cada uno de los personajes de esta particular triada (el taxista, el mafioso y el policía). Por cierto, IMPRESCINDIBLE quedarse después de los primeros créditos del final, porque es donde realmente concluye la historia, poniendo la guinda final de una forma absolutamente hitchcockiana.
Si hubiera que señalar algún punto negativo sería tal vez el empacho de machetes y hachas que se emplean en las peleas, que terminan siendo algo reiterativas. Pero más allá de estos pequeños puntos, nos encontramos con el mejor thriller en lo que llevamos de año. Absolutamente recomendable.
“The Mortician 3D”, como NO hacer una película.
Es dificil empezar a escribir sobre una película que fracasa en absolutamente todo lo que se propone (por cierto, no os fieis del trailer, Edward Furlong apenas tiene tres frases en toda la película), pero intentemos ir por partes y veamos por qué.
Primeramente, y por ser en esencia lo que nos mueve a ver una película mayormente, su historia. La película nos narra la vida de un forense anónimo con un problema grave de adaptación social, que trabaja en los suburbios de una ciudad X (por lo que se intuye el director queria crear una especie de fábula contemporanea…), cuyo único proposito es pasar por la vida sin hacer ruido. Todo esto cambia cuando aparece en escena un crio que no para de acosarlo para poder ver el cadaver de su madre, una mujer asesinada días antes por los “bad boys” del ghetto. Ya os podeis imaginar el resto, el aparantemente inhumano forense empieza a encariñarse por el chaval y se empieza a implicar en los fregaos, bla bla bla.
Así, desde lejos, la cosa no pinta mal. El problema lo encontramos cuando vemos que en la película esencialmente no pasa absolutamente NADA, y solo hace que aprovecharse de clichés tan resobados que dan vergüenza (el consabido niño, la prostituta que se compadece del protagonista, el rebelde que resulta ser un buen chico, etc.), metiendo a granel personajes secundarios que aparecen y desaparecen a antojo (y no hablemos ya de un tatuaje que pretende darnos a entender que hay una conexión con… algo ¿?), y con un climax final pobrísimo, fugaz, casi inexistente. Añadamos además un epílogo -por eso de intentar tapar todas las lagunas posibles del guión- de 15 interminables minutos en una película que apenas llega a la hora y media, un corta y pega desesperado, que intenta por todos los medios dar un poco de empaque emocional a la “transformación” del forense con planos muy luminosos, así como una catársis de saldo.
Por otro lado, las actuaciones, qué dirección más torpe por dios. Method Man en su intento por parecer un tipo extremadamente timido fuerza una chepa que no se cree nadie, camina como un pato y simplemente se limita a abrir poco la boca cuando habla, vergonzoso. El malo maloso se limita a toser muy fuerte, escupir, y poner voz carajillera, pero no se lo cree nadie, en serio, no intimida lo más minimo (además demuestra ser de lo estúpido, lo peor). Respecto a los secundarios, tres cuartos de lo mismo, especialmente en los momentos que requieren una mayor entrega, todo tiene un aire tan artificial e in-creible que parece que hablemos de una mala TV movie (y no estoy siendo redundante), que se proponga conscientemente sacar al espectador de la película cada dos por tres.
No voy a explayarme con el 3D, simplemente es absurdo, innecesario. En la presentación, Gareth Maxwell Roberts (su director) nos pidió paciencia pues no ibamos a ver un uso grandilocuente ni común de dicha técnica, y simplemente no veo la razón de ser de esa técnica, qué diablos, no recuerdo haber visto una puñetera escena en 3D en toda la película. Luego hace especial gracia ver como en IMDB nos resumen esta historia como “cine negro contemporáneo (…) la historia de un hombre que viaja de la oscuridad a la luz” (¿en serio? ¿más clichés? lo de negro supongo que irá por Method Man sino que me áspen).
En definitiva, un rotundo fracaso. Una película independiente con aspiraciones de auteur cuya profundidad es la de un vaso de chupito, carente de acción, emoción e interés alguno. No la recomiendo ni siquiera para reirse un rato.
Desde Sitges con amor,