Más de 250 especies de plantas y unas 500 especies de animales están en peligro de extinción en la Argentina.
El dato no es menor si se piensa que la conservación de la biodiversidad y los procesos ecológicos, que pueden sustentar variadas formas de desarrollo regional, son claves para asegurar el bienestar actual y futuro de los argentinos.
En efecto, la pérdida progresiva y acelerada de especies por causas humanas deteriora la calidad de vida.
Entre las especies que ya desaparecieron del ecosistema argentino, el especialista -autor del libro "Los que se van. Especies argentinas en peligro" (Editorial Albatros, 1994)- menciona el zorro-lobo de las islas Malvinas, eliminado del archipiélago a fines del siglo XIX; el guacamayo violáceo -un loro grande de los palmares de Corrientes y zonas cercanas de Brasil, Paraguay y Uruguay- y el chorlo polar, cuyos últimos registros seguros son de la provincia de Buenos Aires en la década del treinta.
En peligro
En cuanto a especies amenazadas, se destacan el ciervo o venado de las pampas, que antaño fue una de las especies representativas de los campos pampeanos y mesopotámicos, las abras chaqueñas y el huemul de la Patagonia andina.
Así como está en peligro el ciervo de los pantanos, que frecuentaba los bañados y terrenos anegadizos en el Iberá y el Delta del Paraná, con buenas poblaciones en el este de Formosa y algo menores en el Chaco y en Santa Fe.
El yaguareté es otra de las especies en marcado retroceso.
Sus últimas poblaciones subsisten en la selva misionera, en las yungas del Noroeste y en el Chaco seco y de transición.
Los desmontes, la caza furtiva, la transformación de los campos en forestaciones, el avance de las urbanizaciones, la construcción de obras de alto impacto ambiental, entre otros aspectos, fragmentan los territorios e impiden los intercambios genéticos.
Zonas como la región chaqueña o la pampa húmeda han ido quedándose, de a poco, sin sus paisajes y pastizales originales.
Ahora bien, así como se extinguen las especies, se extinguen los hábitats, que incluyen un gran número de especies.
"Al extinguirse los hábitats se extinguen también las condiciones ambientales que éstos regulan, con lo que se acentúan los efectos de inundaciones, las sequías, las avalanchas, la erosión o cualquier otro fenómeno físico en el entorno",