Revista Opinión

Espectros

Publicado el 29 enero 2012 por Carmentxu

Espectros

Espectros. Eran 11 los aviones de Spanair que languidecían anoche en uno de los extremos del aeropuerto de Barcelona. Allí estarán hasta que vengan a recogerlos sus dueños, ya que Spanair los operaba en régimen de leasing o alquiler. Sólo unos pocos metros antes de llegar a la alambrada que rodea el aeropuerto de Barcelona hay un solar que se ha salvado de las expropiaciones que sufrieron en su día los campos de cultivo. Hasta no hace mucho tiempo allí se amontonaba chatarra no sé muy bien con qué destino. Ahora, la chatarra queda un poco más allá, artificialmente iluminada como artificial fue su vida, alimentada por 150 millones de euros que salieron de las arcas públicas, de los impuestos, tasas, recargos y multas con que ya no nos sorprende la administración. Spanair fue un proyecto político demasiado caro y ambicioso, un campo de juego gestionado desde la política y no desde lo empresarial. Los balances han dictado su sentencia arrolladora y la economía ha tomado lo que es suyo, la empresa, para echar el cierre. La política, en desbandada, se retira de una batalla perdida desde el principio. Ahora, los sueños megalómanos de unos y el proyecto de país de otros esperan en tierra que alguien los recoja. Hasta entonces, su sola visión durante la noche me llena de zozobra y pienso en los sueños aparcados de los 2.400 trabajadores de la compañía y de otros miles de personas de compañías auxiliares que se ven abocadas al cierre y que, como espectros, también entrarán en formación en la cola del Inem.

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