Revista Cultura y Ocio

Esperando a doggo

Publicado el 13 febrero 2016 por Aurisecular

ESPERANDO A DOGGO

Acabo de terminar de leer esta novela; no conocía a su autor y no había oído nada del argumento. Alberto y Lara estaban encantados con ella y me recomendaron encarecidamente que la leyera. Así que, obediente, dejé la que tenía entre manos y una vez empecé por la primera página, no pude dejarla.Esperando a Doggo es una delicia; de hecho, ¡yo quiero un perro! (si viene acompañado de alguien como Dan tampoco estaría mal. Son la pareja perfecta).

Y resulta que Dan es un treintañero con sentido del humor, es de los que intentan ver el lado bueno de las cosas y sobre todo, es buena persona. Así que, acompañado siempre de Doggo relata una historia divertida, cómica. El lector mantiene el buen humor a lo largo de la trama porque las agudezas son contenidas, sarcásticas, plenas de ironías que provocan sonrisas.

La narración es fluida, Mills aprovecha los diálogos para describir a otros personajes o contarnos algo de ellos, consiguiendo retratos bastante sugerentes pues en ellos aparecen, incluidos en un vocabulario actual y dinámico, más propio del lenguaje oral, comparaciones poéticas que enriquecen el relato:

ESPERANDO A DOGGO
"-Está acabado

Y por supuesto, esa confianza, ese cariño a los demás deviene en un amor absoluto hacia los animales

Pero no todo va a ser mérito de la narración, en realidad esa historia, en principio tópica, deviene en original al exponer la relación que surge entre el hombre y el animal, cómo ambos se van adaptando entre sí, al principio con reservas

hasta terminar siendo un pilar fundamental en la vida del compañero

ESPERANDO A DOGGO

La relación entre Dan y Doggo va más allá de la camaradería, amor o lealtad; los protagonistas de esta historia experimentan durante el tiempo que pasan juntos algo similar a lo que les ocurrió a don Quijote y Sancho. Salvando las distancias, Dan se va Doggicizando al ver más allá del físico de su compañero. De ahí que si en un principio se muestra reticente ante el animal y lo rechaza: "Clara tenía razón: es pequeño y, a pesar de sus esfuerzos por fingir lo contrario, es feo", una vez Doggo forma parte constante de su vida lo quiere porque, entre otras razones, Doggo lo hace sentirse importante: "Se comporta como si [...] no pudiera permitirse el lujo de meter la pata por temor a decepcionar a la multitud que lo venera [...] Sus miradas fugaces me conmueven; ponen de manifiesto una confianza en mí que no había sentido hasta la fecha..."

Incluso hombre y perro llegan a confundirse en los diálogos que Dan mantiene sobre Doggo con los de la oficina:

Dan se va convirtiendo en alguien sagaz a quien no le hace falta la fuerza para vencer a los bravucones sino que es capaz de derrumbarlos con ironía.


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