(Francisco Marhuenda en “La Razón”, 9/05/2016)Hay muchos nervios en el PSOE. Una cosa son las declaraciones públicas y otra muy distinta lo que comentan en privado tanto los seguidores de Pedro Sánchez como sus detractores. Un “sorpaso” sería demoledor para el socialismo español, porque nunca fue posible desde la Transición hasta nuestros días. No hay que tomar en serio las declaraciones de Felipe González sobre su época, porque el PSOE mantuvo muy bien el tipo tras la sucesión ininterrumpida de escándalos que anegaron la imagen del felipismo en sus últimas legislaturas. No hay más que recordar el resultado de 1996. La situación ahora es diametralmente opuesta, porque Podemos es un auténtica alternativa dentro del espacio de la izquierda mientras que Ciudadanos no lo es en el centro derecha. El movimiento que representa Podemos supo capitalizar el malestar de las clases medias y los jóvenes ante los estragos provocados por la crisis y las medidas impopulares que tuvieron que adoptar tanto Zapatero como Rajoy. Podemos es el heredero político del Movimiento del 15-M, las plataformas antidesahucios y otras mareas que fueron capaces de mantener la ilusión de la izquierda ciudadana mientras se sentía abandonada por el PSOE e IU. Es la clave de su éxito. En cambio, el voto del centro derecha sigue mayoritariamente fiel a Rajoy, aunque perdió 3,5 millones de sufragios. Una parte importante optó por la abstención. Rivera no ha conseguido con Rajoy, a pesar de la brutal y pertinaz campaña que ha sufrido desde que asumió la presidencia del Gobierno, el mismo efecto que Iglesias sobre Sánchez. Lo más interesante del
resultado del 26 de junio será, precisamente, cómo queda configurada la izquierda en la próxima legislatura. Podemos ha captado el voto de las clases medias cabreadas, los funcionarios y los jóvenes, porque creen que es una izquierda más auténtica e ilusionante. Es un voto sobre todo urbano y le falta abrirse paso en los sectores más tradicionales del socialismo. La duda es saber, también, cuál es el efecto del pacto con IU, porque es el viejo comunismo de toda la vida que nunca fue capaz de ser una alternativa. Es cierto que no alcanzarlo sería un desastre para sus expectativas, pero se equivocaría Podemos si el coste es muy elevado porque los viejos comunistas siempre tiran al monte y no quieren a esos jóvenes airados que han conseguido lo que ellos soñaban durante la Transición.”…Pues, bueno, ya estamos otra vez enfrascados en la zarabanda pre-electoral. Los unos presumen de sus bondades y excelencias y vituperan a los otros, con lo del “y tú más…”. La “antigua farsa” benaventiana se reproduce a nivel político, y los ciudadanos comienzan a sentirse entre hartos de tanta palabrería sin fondo ni sentido y cansados de ver que, por muchas elecciones que se convoquen, las divisiones se mantienen. Bien cierto es que la democracia halla su genuina expresión en las urnas, pero no menos lo es que se debe de fundamentar en el consenso, el diálogo y la negociación. Y en esta España nuestra, entre unos y otros nos han dejado sin valores esenciales en los que asentar la solución a los problemas políticos. No cabe duda que la corrupción galopante ha desatado una desconfianza grande y una irritación comprensible en el pueblo, pero no especialmente al modo que ha tratado de implantar ese lenguaraz y
vacuo dirigente que es Pedro Sánchez, quien bien ha visto las vigas en los ojos ajenos del partido en el poder, pero ha tratado de encubrir las mismas expoliaciones de dinero público en sus propios ámbitos, que no poco hay en Andalucía, donde su partido se presenta como limpio, cuando ha extendido por doquier los desfalcos. Así, toda la parafernalia de este clown de los socialistas (denostado hasta por los senior de su grupo) no ha hecho sino conducir al caos y a la desazón, cuando aparenta querer formar un gobierno que es incapaz de obtener, porque ni su persona es válida ni cuenta con los apoyos necesarios. La huida hacia delante de Sánchez ha sido penosa, porque ha acusado a los neocomunistas de “P(j)odemos” de no querer apoyarle, y de privar a la nación de un gobierno de izquierdas, y sin embargo ha seducido con cantos de sirena a esos inmaduritos de los Ciudadanos, que se han querido revestir de progresistas y centristas cuando realmente son un ala nueva de la derecha democrática española. Así las cosas, difícil es vaticinar qué va a acontecer
en los próximos comicios, pero más bien semeja que se acentuará algo o mucho la dicotomía que existe al presente. Los del partido en el gobierno (en funciones, aunque solamente “funcionen” escurriéndose de casos de corrupción) han fallado una vez más en las cuestiones de divulgación y propaganda, porque se han abroquelado en la “gran coalición”, que no era sino una entelequia, y, por el contrario, no han sabido encandilar a los de su clase, los Ciudadanos, quienes, necesitados de sacar cabeza por alguna parte, al final llegaron a un pacto “contra natura” con los socialistas, que solamente servía para demostrar cierta actividad. ¿Y “P(j)odemos y los de Izquierda Unida? Pues acabarán uniéndose, porque son “los mismos perros pero con diferentes collares”. Unos, los del
chico de la coleta, más al día, han sabido granjearse mucho apoyo de la ciudadanía irritada y de la juventud desilusionada. Los otros, los de esa Izquierda en modo alguno unida, no han sabido desasirse de los santones que durante años la han capitaneado, y además están asfixiados por unas deudas que les resultan insalvables. Al final se juntarán, porque “los lobos de la misma camada nunca se muerden”. En fin y conclusión: Ya veremos cómo y dónde acaba el ínclito Sánchez. Probablemente será engullido por su propia formación política, ya que sus “fuegos artificiales” con lo de la investidura no han sido sino una huida hacia adelante para preservar un sillón en su grupo. Y éste saldrá perjudicado.Y ya veremos cómo y dónde acaba Rajoy, cuyo hieratismo a nada bueno va a conducir a su formación partidista, ya que bajo sus alas protectoras ha crecido el abuso, el despilfarro y la corrupción. No
ha sabido sacar provecho del voto de confianza que supuso su mayoría absoluta en las elecciones que ganó. Sea lo que fuere, y como fuere, vamos a seguir atormentados por toda la sarta de declaraciones, proclamas, manifestaciones, críticas, exabruptos y
todo lo demás que implica una campaña electoral. Que la cordura entre los de un lado y del otro se imponga es lo deseable. ¿Será posible?“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”Mario Benedetti (1920-2009) Escritor y poeta uruguayo. SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA