En 2010 hubo en España cerca de 500.000 nacimientos (Sunflower incluida), eso quiere decir que el próximo curso escolar este casi medio millón de niños y niñas van a empezar la etapa de educación primaria.
Independientemente de la escolarización que hayan tenido hasta el momento, ¿cómo podemos saber que están preparados para afrontar los aprendizajes académicos que les esperan?
¿Deberían conocer ya las letras y saber leer? ¿También sumar y restar? ¿Conocer los días de la semana y las figuras geométricas?…
Déjame que te diga algo importante: Antes de haber adquirido todos estos conocimientos formales hay otros aspectos mucho más importantes y anteriores que deben estar bien maduros e integrados. ¿Quieres saber cuáles son? Hoy voy a explicártelos…
¿Qué se valora en las escuelas convencionales?
No se debe generalizar pero como maestra puedo atestiguar que en muuuuchas escuelas españolas los indicadores funcionales que se tienen en cuenta para considerar si un niño/a de educación infantil está preparado para promocionar a la etapa de primaria son del tipo:
- ¿Sabe escribir su nombre?
- ¿Conoce las letras del abecedario?
- ¿Ha iniciado la lecto-escritura? ¿En qué fase se encuentra?
- ¿Sabe relacionar los números con la cantidad (al menos hasta el 9)?
- ¿Conoce las figuras geométricas básicas?
- ….
Tengo que decir que son criterios que se exigen sin haber tenido en cuenta para nada el ritmo de desarrollo y de madurez que los niños necesitan para iniciarse y adquirir estos aprendizajes.
Es cierto que también se valoran otros aspectos como la autonomía o la autorregulación emocional, lo cual está muy bien, pero la realidad es que cada vez tenemos más niños con demanda de intervención al departamento de orientación en el primer ciclo de primaria porque les cuesta mucho adquirir la lectoescritura o desarrollan todo tipo de dificultades de aprendizaje.
¿A qué se debe?
Todavía no me puedo creer que esto que voy a explicar a continuación haya maestros/as de educación infantil y primaria que lo desconozcan, pero lamentablemente es así.
El gran problema es que nos empeñamos en enseñarles a leer y a escribir (y todo lo demás) ¡ANTES DE TIEMPO!
Sobre la adquisición de la lectura y la escritura…
Lo que hay que tener muy claro es que la escritura supone la buena coordinación ojo-mano que surge de un movimiento rítmico e integrado.
Y la lectura se produce de los movimientos sacádicos del ojo, es decir los pequeños y rápidos saltos con pausas mínimas que hacen nuestros ojos en las que captamos las formas de las letras.
Este movimiento ocular involucra a todo el cuerpo, incluyendo las interacciones entre el sistema nervioso y los músculos, y hay factores que pueden expresar si el niño/a se encuentra a gusto y bien organizado en la coordinación de estas facultades necesarias: coordinación izquierda-derecha, también la coordinación mano, ojo y habla, si ha logrado la reflexión en espejo, y cómo ha desarrollado su dominio del espacio o la integración postural o dominancia.
Y todo esto antes de haber alcanzado otros aspectos de lenguaje muy importantes como la conciencia fonológica o el ritmo (pero que serían posteriores).
Las pruebas de maduración
Para poder comprobar si el niño/a de 6 años está preparado para comenzar la educación primaria es común en las escuelas Waldorf realizar unas pruebas de maduración que valoran si cuentan con las habilidades básicas necesarias para el inicio de aprendizajes como la lectoescritura.
¿Y qué se observa en estas pruebas? Voy a ofrecerte un resumen de los 6 aspectos más importantes (aunque en realidad es algo más complejo):
(1) Cambios físicos
¿Se han iniciado estos cambios?
- La pérdida de los dientes de leche.
- Alargamiento de las extremidades en relación al tamaño de la cabeza. El niño debe ser capaz de llegar a lo largo de la cabeza y tocar su oído opuesto sin inclinarse ni mover la cabeza hacia un lado.
- Los rasgos faciales se individualizan, es como si la redondez infantil se desvaneciera.
- Aparece la curva en ‘S’ en la columna vertebral.
- La caja torácica se hace visible como algo separado de la región de la barriga.
- Se desarrolla el arco en el pie.
(2) Patrones de movimiento
Algunos niños presentan bloqueos sutiles en sus movimientos de motricidad fina y gruesa y esto es algo que hay que observar y ayudar a resolver.
A veces hay patrones de movimiento involuntario (como reflejos primitivos) que interfieren con los movimientos que desea el niño y su coordinación.
La mayoría de estos patrones de movimiento primitivo se inhiben con el inicio del arrastre y el gateo y con el desarrollo después del control del cuerpo sobre la gravedad (ponerse de pie, caminar, saltar con dos pies, luego con uno), pero si permanecen, pueden interferir en la lecto-escritura.
Esto es algo muy común que no entiendo cómo no se tiene en cuenta, pues hay muchísimos niños en educación primaria que tienen reflejos arcaicos no bien integrados.
Algunos ejemplos: niños que siguen con la cabeza el movimiento de las manos al dibujar, niños que al girar la cabeza, el brazo se estira o cuando se ponen a escribir en el papel, o aquellos que con frecuencia apoyan la cabeza en el brazo o bien se sientan sobre una pierna doblada sobre la silla,…
¿Por qué ocurre?
La retención sutil de estos movimientos primitivos puede producirse por el desarrollo forzado de la motricidad, por ejemplo por el uso de andadores u otros aparatos antes de que el niño pueda ponerse de pie, por la escasez o ausencia de la fase de gateo, o incluso un excesivo estrés entre otras causas.
Algunos ejercicios útiles para observar estos patrones de movimiento pueden ser:
- Observar el movimiento del niño/a mientras dibuja líneas verticales y horizontales sentado, observar si los movimientos de la cabeza acompañan a los movimientos de su mano/brazo.
- Observar cómo se arrastra y gatea y ver si sus movimientos son coordinados y rítmicos, podemos decirle que jugamos a ser lagartijas o algún otro animal para hacerlo.
- Otros ejercicios como: saltar en el mismo sitio con un pie (se puede dibujar una cruz en el suelo), saltar rápido de un lado a otro con los dos pies juntos,…
(3) Dominancia “simple”:
La dominancia es la preferencia en el uso de un lado del cuerpo respecto al otro. La mayoría de nosotros elegimos el lado derecho. Normalmente tenemos dominancia de ojo derecho, oído derecho, mano derecha y pie derecho.
Al nacer los niños son ambidiestros y la dominancia se desarrolla de forma natural.
Si por un cuidado inadecuado, un desajuste estructural o una sobreestimulación sensorial (por nombrar algunas causas) hay un cambio, es decir un ojo es dominante y la mano que domina es la contraria, se da lo que denominamos “lateralidad cruzada” y puede ser un síntoma de posibles dificultades a la hora de adquirir la lecto-escritura y el cálculo.
Para averiguar la dominancia, que suele estar bien establecida a partir de los 6-7 años, se realizan una serie de ejercicios (yo los integro como parte de un juego) en los que se le pide al niño que mire por un catalejo, chute un balón, haga un dibujo, etc… Yo personalmente utilizo el test de lateralidad de Harris que es de los más conocidos.
Si se da lateralidad cruzada podemos ayudar al niño a que cambie la dominancia hacia el lado más dominante a través de una serie de ejercicios específicos, normalmente llevados a cabo por el maestro/a especialista en audición y lenguaje (si sabe claro, porque esto es algo que yo aprendí fuera de la carrera).
(4) Movimientos Oculares:
Es preciso observar si los ojos del niño se pueden mover con libertad en todas las direcciones cuando mira la punta de tu dedo o la punta de un lápiz.
O si bien mueve la cabeza al seguir el objeto (si esto ocurre, hay que pedirle que ponga una mano en la barbilla para bloquear la cabeza y seguir comprobando cómo se mueven los ojos).
Debemos observar si hay parpadeo excesivo, lagrimeo, paradas o tirones en la rotación del ojo, incapacidad de algún ojo para moverse… ya que pueden indicar desequilibrios musculares en los músculos oculares y por tanto dificultades en la reflexión en espejo de la lectura y la coordinación ojo-mano para la escritura.
Estas dificultades pueden venir de problemas vestibulares (de equilibrio), barrera en la línea media vertical (esto te lo explico más abajo), un sentido del movimiento propio poco integrado o bien problemas optométricos que necesiten de terapia visual.
(5) Integración de Arriba/Abajo y de Izquierda/Derecha
Debemos observar también si el niño/a tiene problemas para coordinar los movimientos mano/brazo con los de las piernas.
Esto se puede comprobar con el clásico ejercicio de lanzamiento de saquitos de alubias, en el que se le pide por ejemplo que:
- Mantenga el saquito en la mano derecha.
- Luego lo lance por debajo de la pierna derecha y lo atrape con la otra mano.
- Y lo mismo desde la mano y pierna izquierda.
- Después se le pide que establezca un ritmo y se le pide que vaya contando: 1, 2, 3…
Con este tipo de ejercicios simples se puede obtener mucha información, observar si hay torpeza motora, si hay dificultades de coordinación, si pierde el equilibrio, si tira cruzado…
Cuando se observan problemas muchas veces es porque no ha integrado completamente la barrera de la línea media.
(6) La línea media vertical
Debemos ver si el niño cruza con libertad la línea media vertical.
La línea media vertical es una especie de muro invisible que pasa por el centro del cuerpo y lo divide en dos mitades: izquierda y derecha.
Los niños pequeños no cruzan esta línea, es decir cogen con la derecha lo que está en su lado derecho y usan la izquierda para recoger algo a su izquierda.
Por eso cuando a un niño pequeño le pedimos que nos dé la mano (como normalmente nos saludamos los adultos) no cruzan, sino que nos dan la del mismo lado, o incluso las dos manos a la vez.
O también si les pedimos que nos imiten y nos tocamos con la mano derecha el hombro izquierdo, ellos se tocan el derecho (el de la misma mano).
Esta barrera debe haber desaparecido a los 7 años porque si no es así, es más que probable que aparezcan problemas en la lecto-escritura, pues para leer bien hay que cruzar continuamente la línea media (leemos de izquierda a derecha).
También pueden aparecer otros problemas derivados en matemáticas, pues son niños que lo pasan mal para colocar los números en columnas y por tanto aprender a sumar y restar llevando, multiplicar, dividir…
Tengo que decir que esto me lo he encontrado incontables veces, ya que muchos niños/as que atiendo como maestra de refuerzo en primer ciclo de primaria son casos que tienen retenida la barrera de la línea media.
Cuando ya se haya iniciado la lectoescritura, el ejercicio de dibujar una lemniscata puede ofrecernos una idea de si el niño es capaz de cruzar esta línea o no.
El ejercicio consiste en dibujar dos puntos (uno arriba y otro abajo) para después pintar un 8 varias veces y luego pedirle al niño que lo repita en su folio. El niño que no cruza la línea media no sabrá hacerlo e igual dibuja el 8 haciendo dos círculos (uno encima del otro).
Si te interesa saber más sobre este tema te recomiendo un libro muy completo que además tiene ejercicios sobre cómo resolver y ayudar a los niños con dificultades: La clase Extra de Audrey McAllen (Editorial Rudolf Steiner).
Y ahora cuéntame:
¿Sabías que el gateo está muy relacionado con la buena adquisición de la lecto-escritura?
¿O que los niños deben saber cruzar la línea media para poder aprender a leer y a escribir?
¿En el cole de tus peques lo tienen en cuenta o bien te lo han explicado?
Aguamarina¿Cuál es en realidad la cosa más intrínsecamente bella del mundo? Sin duda alguna, el ser humano que crece y se desarrolla. – Rudolf Steiner