Revista En Femenino

Esta tarde hay una fiesta...

Por Mamaenalemania
Vaya por delante que yo a mis colegas teutonas de Rabenmutterismo las quiero, las adoro y si hace falta les compro un loro.
Somos 4, como los jinetes del Apocalipsis (que así así nos deben de ver por el mierdapueblo) y nuestra amistad es, como toda relación madura y tardía, totalmente desapasionada y bastante respetuosa. Vamos, que no pegamos ni con cola pero hacemos como que sí.
El Rabenmutterismo une mucho. Y el teutonismo agudo que las caracteriza (a ellas, ojo, que yo sigo enfatizando las „r“ y las „ñ“ al volante y sólo me controlo los cortes de manga porque ponen multa) ayuda a que las discusiones sobre lactancias, homeopatías y demás temas candenten acaben con una ronda de cerveza y a otra cosa mariposa.
Cuando, durante una conversación teléfonica, la moderna (enfermera) me contó que el hijo mayor de la Ayurveda (coacher) tenía el sarampión, mi primera reacción fue totalmente inconsciente. Pensé que vaya putaden, como hubiese pensado cualquiera, hasta que caí en la cuenta de que su hijo mayor está a puntito de cumplir los 6.
Y ahí estaba yo haciéndole vudú mental a su pediatra y a la empresa farmacéutica cuando un ring ring me interrumpió mis teorías consparanoicas: Una Ayurveda eufórica al teléfono quería invitarnos a su Haus a tomar café y observar polluelen en proceso de socialización.
mmmm... eeeemmmm... ¿No está tu niño con el sarampión?
¡Síííííííííí! (era de alegría, lo juro)... ¡Y la niña también! (aquí faltó un oe oe oe)
mmmm... eeeeemmm... ¿No se encuentran muy mal como para jugar? (diplomacia española en acción) ¿No están en la camita?
¡Neinnnnnnnn! (tono ignorantenoteenterasdenada)
mmmm.... eeeemmmm... Verás, es que el mío pequeño todavía no está vacunado. Y no me acuerdo de si el mediano tiene el recuerdo o no. (Supongo que sí, porque mi pediatra nos cuida y esas cosas, pero llegas a un punto con 3 niños en el que sólo sabes que tienes cita para vacunas, así en general).
¡Na Klaaaaar! Por eso te lo digo, tontalculen, traételos a todos y así no les tienes que vacunar más.
Con 2 cojonen.
Un „verás, yo es que soy más de vacunas“ bastó para finalizar una conversación telefónica que derivó en discusión acalorada a 4 cuando el Masern fue derrotado sin mayores complicaciones por los respectivos sistemas inmunológicos de sus polluelen.
Erren que erren seguía ella empeñada en su acierto al haberse „pensado“ hasta ahora si vacunarles o no y en que les había salvado del autismo. La cuarta del tropel, farmacéutica, intentó sacarla de su error (por lo visto el que dijo eso del autismo aceptó trajes de alguien) y relatarle los peligros y consecuencias que podía tener el Masern (que es que hasta suena como „Asesino de Maseeeernnnn“) en niños y no tan niños.
Yo no soy enfermera ni farmacéutica, pero casi me quedo sin conocer al Maromen que, con una madre Ayurveda, pasó el sarampión con 15 y casi no lo cuenta. Erren que erren.
Y no sólo eso: Lo que une el Rabenmutterismo lo separan los polluelen en un plis plas. Porque se llega a contagiar el del Rizo o Destroyer y no lo pasan tan inocuamente como los suyos y me la como con kartoffeln. Que no vayan a la misma guardería le ha salvado la vida... a ella.
Esto último le dió que pensar. O eso espero, porque hasta que los míos no hayan terminado con tooooodas sus vacunas, se acabaron las tardes de juegos y marujeos.

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