Revista Bolivia

¿ESTADO PLURINACIONAL?: La continuidad de la República de Bolivia...

Publicado el 05 agosto 2012 por Alanvargas4784 @alanvargas4784
¿ESTADO PLURINACIONAL?: La continuidad de la República de Bolivia...
La República, la ‘herencia’ de un pasado aún vivo
La Razón / Ricardo Aguilar Agramont / La Paz00:03 / 05 de agosto de 2012
Desde el comienzo de la elaboración de la nueva Constitución Política del Estado (CPE), cuando se supo que el texto tenía como innovación el concepto de lo plurinacional, hasta hoy, después de la aprobación del texto en 2009, se ha desencadenado un debate que opone (de manera falsa, según el analista Carlos Böhrt) la organización republicana (inspirada en la revolución francesa) con la relacionada a la noción innovada. Incluso, no es extraño ver en las redes sociales, por estas fechas, reivindicaciones de lo “republicano” que hacen personas mucho más para mostrar su contrariedad con lo plurinacional que por una real adscripción a una doctrina política de la cual, hay que admitirlo, no se decía nada en absoluto antes de la presidencia de Evo Morales.
En todo caso, la formación del Estado Plurinacional ha despertado nostalgias republicanas en los rivales más acérrimos del Movimiento Al Socialismo (MAS) y más de uno ya echa de menos a un “muerto” que dista mucho de estarlo, aspecto en que coinciden, con diferentes matices, los entrevistados para este artículo.
Por ejemplo, el expresidente Carlos Mesa Gisbert cree que el “gran equívoco” es creer que con el cambio de nombre del país termina la República. “Para ponerlo stricto sensu, Bolivia es una República Plurinacional” porque el sistema de gobierno republicano continúa con la separación de los poderes, hoy órganos, argumenta. En su criterio, la relación entre el Estado Plurinacional y la República no es de ruptura, sino de continuidad, aunque específicamente se refiere a una “ampliación de los derechos ciudadanos” de (las naciones indígena originarias).
Esto último ciertamente coincide con lo que dice el exconstituyente y líder de Unidad Nacional (UN), Samuel Doria Medina, quien ve en el concepto de lo plurinacional un signo de inclusión política de ciudadanos antes excluidos, “a pesar de que el Gobierno cometa muchos excesos en otros aspectos”.
La nueva CPE, en su artículo 11. I hace una referencia textual, con aparencia de lapsus, a la República; sin embargo, es claro que se trata de un gesto deliberado: “La República de Bolivia adopta para su gobierno la forma democrática participativa, representativa y comunitaria, con equivalencia de condiciones entre hombres y mujeres”.
Como puede verse, es un hecho que uno de los aspectos fundamentales de la organización republicana está presente en el Estado Plurinacional al ser reconocido en el texto constitucional: a saber, la democracia representativa.
El artículo 1 de la CPE, por el contrario, omite el referirse de manera directa a algún aspecto de la república (“Bolivia se constituye en un Estado unitario social de derecho plurinacional comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país”).
Según Böhrt, estos dos artículos  tratan de dos cosas distintas. “El primero caracteriza el Estado, mientras que el 11 especifica la forma de Gobierno”.
César Navarro, viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, señala las siguientes rupturas con una serie de modalidades de la organización republicana. Nota que la democracia representativa ha sido ampliada con la democracia participativa y comunitaria, por ejemplo, “con la inclusión en la Asamblea Legislativa de las minorías étnicas por identidad y también en siete asambleas departamentales en las que las naciones originarias eligen a sus representantes por usos y costumbres”. Continúa la enumeración subrayando que la creación de los territorios indígenas marcan otro modo organizativo, pues pueden formular sus propios estatutos. A esto hay que añadir que se instaura otra forma de distribución territorial del poder: las autonomías (aunque para Mesa la gran revolución en este sentido fue con la Participación Popular de 1994).
Que todos hayan coincidido, de algún modo, en que hay una continuidad con la organización republicana no significa que no hayan contrastes radicales en sus análisis. Por ejemplo, como se dice en el recuadro del escritor y exconstituyente Raúl Prada, la continuidad del Estado republicano ha devenido en una reinstauración del “Estado Nación” de 1952, el que tiene características “uniculturales”. Sin embargo, para Mesa, hay una tendencia mundial que está cuestionando y poniendo en crisis la forma del Estado Nación, “como por ejemplo en Europa”, dando a entender que, en Bolivia, esa forma estatal también estaría siendo deconstruida. “A veces, los bolivianos creemos que todo sucede en Bolivia, por supuesto que eso no es así”, dice.
Si bien se ha creado un nuevo órgano (el Electoral), la división de poderes continúa bajo el modelo de la República. “El Estado sigue teniendo un carácter altamente representativo, nos hemos alejado de lo que implica la transformación pluralista, participativa y comunitaria del Estado”, dice Prada en contradicción con la opinión de Navarro. “No nos encontramos ni siquiera en una etapa de transición al Estado Plurinacional, lo que evidencia que el Gobierno no ha entendido nada de la nueva CPE”, protesta el escritor.
Para el analista político Carlos Cordero, la República tampoco ha muerto, sino que “se hace mucha propaganda del Estado Plurinacional”, lo que ocasiona que éste sea más visible mediáticamente. Según dice, los valores republicanos de igualdad, representatividad y justicia siguen vigentes, aunque —al igual que Romano Paz, según lo reproducido en el recuadro que le corresponde— la división de poderes republicana no existe, sino que el Ejecutivo está por encima de los otros tres.
No obstante, Böhrt afirma, como se había adelantado, que esta oposición y debate son falsos. Sostiene que el antagonismo “engañoso” en realidad “es producto de una comprensión deficiente de la doctrina del Movimiento Al Socialismo (MAS) por parte de algunos de sus dirigentes”.
Continuando, Mesa no cree que el Estado Plurinacional rompa radicalmente con ningún aspecto de la organización republicana; “lo que hace es complementarla y ampliar los derechos y garantías ciudadanas”. Se transforma el concepto de ciudadanía especificando la que concretamente corresponde para las naciones indígena originario campesinas, explica; establece derechos específicos para las naciones originarias a diferencia de los otros; también establece los conceptos de plurinacionalidad y autonomías; “ninguno de estos aspectos es contrario a la República, ni a los principios liberales de la Constitución”.
Si Mesa ve en el Estado Plurinacional una ampliación de lo republicano (“no hay herencia de la República porque ésta no ha muerto, seguimos siendo una República”), Prada ve más bien la frustración de un intento fallido de discontinuarla. “No sólo no se sigue en un Estado republicano que está rehaciendo el Estado Nación, sino que ni siquiera se ha salido del colonialismo”, dice éste.
Por lo dicho, queda puesta en cuestión la visión que tacha a la República y sus consecuencias como algo negativo, así como aquella otra que reivindica lo republicano para oponerse a lo plurinacional como si esto último no fuese una continuidad de lo primero. Sin embargo, por los cambios realizados (o mal realizados, dependiendo del punto de vista) y lo señalado por Prada, también tiene que poder creerse que podría haber una organización aún mejor.
‘Ver como negativa a la República es falaz’: Carlos Mesa, expresidente de Bolivia.
Considerar como sólo negativa a la República es falaz; este Gobierno no existiría sin esos procesos de avance histórico extraordinarios e incuestionables que han permitido a Morales ser presidente: desde la República, continuando con la Revolución de 1952, siguiendo con las reformas estructurales de 1993 y terminando por las reformas constitucionales de 2004.
‘Hay innovación en la administración judicial’: Carlos Böhrt es analista político y exsenador.
Ni en la Constitución ni en la realidad existe antagonismo entre República y Estado Plurinacional. Aunque en el modo de administrar la justicia se advierten cambios enormes y audaces (aunque falta ver sus resultados), como la inclusión de la jurisdicción de la Justicia comunitaria o el pluralismo jurídico con el que se puede decir que en Bolivia no existe un solo derecho, sino varios.
‘No existe ningún Estado Plurinacional’: Raúl Prada es escritor y exconstituyente del MAS.
No existe ningún Estado Plurinacional, no se lo ha construido; sólo está en el papel, en la Constitución. En los hechos, seguimos en un Estado republicano, incluso se puede decir que se ha restaurado el Estado Nación de 1952, pues no han habido transformaciones institucionales estructurales. Todo ha quedado en el papel, seguimos reproduciendo el Estado moderno.
‘El Estado tiene las debilidades de antes’: Samuel Doria Medina es jefe de Unidad Nacional.
El Estado tiene, hoy, las mismas debilidades de antes. No por cambiar el nombre de República a Estado Plurinacional se van a fortalecer las instituciones; ése es el error de este Gobierno, que ha cambiado la denominación a todo. Lo mismo se puede decir de la administración de justicia supuestamente renovada. Los cambios sólo fueron en el campo demagógico.
‘No división de poderes rompe con la República’: Romano Paz es politólogo.
La división de los poderes del Estado —una de las bases de lo republicano para evitar los totalitarismos— no existe en el actual Gobierno, lo que rompe del todo con el modo de organización de la tradición republicana, pues se sabe que la cabeza del Órgano Ejecutivo, es decir el presidente Evo Morales, está por encima de los órganos Judicial, Legislativo y Electoral.
‘Cambió la organización de la democracia’: César Navarro, de Coordinación con los Movimientos Sociales.
El sistema de gobierno del Estado Plurinacional es republicano en tanto antítesis de la organización monárquica porque se hace la división de poderes. Lo que cambia drásticamente es el sentido de la organización democrática: la democracia representativa republicana liberal es reformada y se instituye la democracia participativa y comunitaria.
Economía plural y reformas judiciales
Dos aspectos en los que el Estado Plurinacional quiere desviarse de la tradición republicana liberal son en la economía y en la administración de justicia. Las fuentes entrevistadas ven si existe o no una ruptura en estos elementos. La economía plural es el reconocimiento que se hace en la Constitución de lo que ya existía en el país (la economía comunitaria, cooperativizada, privada y estatal) al margen de la economía liberal que rige en el mundo.
Sobre esta cara de la política, el expresidente Carlos Mesa ve que se está implementando una  economía “desarrollista”, y,     Raúl Prada considera a aquélla de “extractivista”. Ambos observan que existe una economía que repite el modelo mundial.
Romano Paz sostiene que la economía estatal es la preponderante y opaca a las otras reconocidas; además, según el analista Carlos Cordero, “de la economía comunitaria y cooperativizada no se sabe mucho, pues la primera nunca ha sido cuantificada y la segunda lo fue, aunque de manera deficiente”.
En cuanto a la intervención creciente del Estado en la economía, el viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, César Navarro, ratifica tal ampliación. “El Estado tiene una participación importante en las comunicaciones, casi un monopolio del transporte aéreo (debido a la crisis de AeroSur), en la industrialización de hidrocarburos y la minería”.
La justicia, por otra parte, es objeto de una ruptura con el republicanismo, como señala Carlos Böhrt en su recuadro. Mesa nota que la justicia se ha dividido en dos: “la justicia republicana y la justicia por usos y costumbres”, esta última crea una jurisdicción antes impensada.

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