Me gustaría empezar con esa frase que tanto me gusta y dice: “una imagen vale más que mil palabras”, y la mayoría de las veces así es, por eso, aunque la acompaño de mil palabras, creo que define totalmente la situación que vive el mundo hoy en día con respecto a las tragedias que acontecen.
Esta semana, se ha hecho viral un texto redactado por el periodista Èric Lluent en su blog personal, y quiero compartir una parte y posteriormente acompañarlo con mi opinión personal, cínica, pero totalmente real.
“A raíz del atentado de este viernes en París, Facebook ha impulsado un filtro opcional para todos los usuarios de la red. En esta ocasión, el filtro pretende solidarizarse con las víctimas del atentado convirtiendo tu foto de perfil en una imagen que funde la original con los colores de la bandera de Francia. Por supuesto, minuto tras minuto los usuarios van utilizando la herramienta, llevados por el choque emocional que suponen los ataques en la capital francesa. Es evidente (aunque no creo que sea deseable) que en el mundo hay muertos de primera y muertos de segunda, incluso de tercera y cuarta. Es hasta cierto punto entendible que a un ciudadano europeo le aflija más un atentado en París que otro en Beirut. De hecho, si tenemos en cuenta la cobertura mediática que se hace de uno y de otro sería de extrañar que a un ciudadano del Estado español, por ejemplo, le afectara más un ataque terrorista en Líbano que uno en Francia.
La manipulación colectiva por parte de los grandes medios de comunicación es evidente. El silencio que impera o la frialdad a la hora de exponer cifras de muertos cuando se trata de un atentado que ha tenido lugar en el conocido como Mundo Árabe contrasta con el dramatismo de la exposición cuando se trata de un atentado en territorio europeo o norteamericano. Y aunque esta estrategia comunicativa es un modelo de éxito a la hora de crear ciudadanos y sociedades de primera y de segunda, cada vez son más los europeos que entienden que están siendo manipulados y que tratan de apartarse de la influencia de los grandes medios que con su acción o inacción construyen muros entre sociedades que parecen infranqueables. No obstante, al tratarse de una novedad, el filtro de Facebook supone un peligro que coge a la mayoría de internautas con las defensas especialmente bajas. (Puedes leer el texto completo de Èric Lluent aquí).
Personalmente, hace 50 minutos que he sabido de los 400 muertos en Minas Gerais (a través de amigos que viven en ese Estado), y sucedió hace nueve días, una desgracia en toda regla que el gobierno del país trata de esconder a costa de París. Pero no seamos hipócritas, sabemos que realmente hasta los muertos tienen clases.
¿Cuánto tiempo duró el luto por Haití? (sí, ¿lo recuerdas? aquel terremoto de 2010 que dejó más de 150.000 muertos, 150 mil…) De toda la ayuda destinada y enviada a Haití solamente un 20% llegó a ser usada para la causa, millones se quedaron por el camino, o mejor dicho, por los bolsillos. Y la repercusión del accidente de Germanwings comparada con la del avión ruso que estalló en Egipto hace unos días (sí, por si no te has enterado te dejo la notícia aquí). ¿Olvidaste el tsunami de Tailandia en 2004?, está bien, el tiempo ha pasado, es cierto, ¿pero recuerdas que hay una guerra en Siria? Cada día mueren cientos de civiles y no he visto una sola bandera en Facebook, ni velas, ni nada de nada… ¿para qué? si cada día es lo mismo, ¿verdad?, pero es la filosofía del primer mundo, importa lo que nos suceda a nosotros, porqué aquello queda muy lejos, y no es nuestro problema, hasta que nos ha tocado a nosotros, entonces quizás ahora, empecemos a abrir los ojos. Aunque seamos realistas, no lo haremos.