Revista Psicología

Estar con mi hijo me irrita y agota. A veces evito estar con él

Por Mundotlp @MundoTLP
Las relaciones con las personas pueden ser una fuente de estrés importante. Si con frecuencia tenemos tensiones y conflictos con una persona, nuestro deseo será evitarla.Estar con mi hijo me irrita y agota. A veces evito estar con élNo por tener un lazo de sangre las cosas son diferentes. Así pues es normal que si la relación con nuestro hijo es complicada, nuestras ganas de compartir tiempo con él serán menores. Pero la diferencia está en que hay relaciones de las que se puede prescindir, una amistad, un compañero de trabajo.., sin embargo esto no es posible con un hijo.Siendo así, evitar la compañía de tu hijo, la interacción con él, puede ser una solución a corto plazo, sobretodo si el ambiente está muy tenso. Pero a medio plazo sólo empeorará la situación, creando rencores y diferencias cada vez más difíciles de solucionar.Buscar puntos en común, aprender a dialogar, o acercar posiciones serán estrategias más eficaces para mejorar la relación con tu hijo.Hoy voy a proponer dos tareas para hacer frente a la irritación y agotamiento:

Tarea 1: “la unión hace la fuerza”

Compartir momentos agradables con nuestro hijo

Descripción: Cuando la relación con nuestro hijo se ha vuelto estresante, quizá sea porque nuestra relación se ha reducido a interacciones negativas, conflictivas y de reproche. Por ello preferimos evitar todo contacto con él. Para modificar esta reciprocidad negativa, te voy a proponer una tarea muy eficaz: quiero que trates de hacer una lista de actividades para poder proponer o compartir con tu hijo, basadas en sus gustos y habilidades. Si es posible, trata de hacer esta lista con él (montar en bici, jugar al fútbol, al tenis, a las muñecas, ver una película, cocinar, …).Trata de proponerle realizar juntos alguna de estas actividades, o simplemente acércate a su habitación, o a su rato de ver la TV, e interésate por lo que ve, por lo que hace, de forma activa. Recuerda la importancia de dedicar un tiempo exclusivo a ello, de cuidar tu comportamiento no verbal, de implicarte de veras. Es importante que, aunque no haya sido algo muy agradable para ti, termines la interacción valorando ese momento, comunicando tus emociones positivas por haber disfrutado con él.Cuéntale cómo fue a otra persona cuando tu hijo/a esté delante. Trata de traerlo a la conversación unos días más tarde, apoya con algún gesto extra tu interés por lo suyo (unos cromos de su equipo, una foto de su ídolo, alguna noticia,…)Posología: Haz este ejercicio con sus gustos más importantes. Ve participando de ellos con la mayor frecuencia que puedas, pero mínimo dos veces a la semana. Combina actividades más ordinarias para el día a día, con otras más especiales.Nuestro objetivo es que vayáis compartiendo tiempo y emociones positivas, para que la interacción sea más agradable, y os genere más ganas de repetir.

Tarea 2: “Cambiar el foco”

Buscar aspectos positivos de nuestros hijos

Descripción: Cuando la relación con nuestro hijo está algo condicionada negativamente por un gran número de interacciones negativas con él, nuestra atención se vuelve selectiva, y se centra más en los aspectos negativos que en los positivos, anulándolos, aún que ya fueran escasos.Sin embargo, si no logramos ir modificando la perspectiva con la que miramos a nuestro hijo, si no hacemos un esfuerzo por cambiar el foco de nuestra atención, modificar el signo de nuestra actitud hacia él, será complicada. Al igual que lo será  ayudarle a cambiar, si le transmitimos nuestra falta de fe en él.Para modificar esta cierta predisposición negativa, te voy a proponer una tarea muy eficaz: quiero que trates de poner tu mirada, en las habilidades y virtudes que tu hijo tiene. Intenta hacer memoria sobre sus cualidades, las cosas que solía hacer y hace bien, sus puntos fuertes ( si le gustaba pintar, cantar o hacer deporte. Si era bueno en mates, si leía bien, si le gusta ayudar a los demás.Cada noche escribe al menos cinco cosas que le puedas reconocer.Busca “pillarle” en cualquier momento para resaltar esa valía, esa virtud, esa actitud. Valóraselo, aunque creas que no lo merece o aunque tu enfado y tu dolor no te lo permitan.Posología: Haz este ejercicio todas las noches. Reúne cinco comportamientos y valores que se pueden desprender de esas conductas. Si no las has encontrado afina al día siguiente tu atención. Si las sigues sin ver, trata de acudir al pasado y encontrar alguna. Al día siguiente, acércate a tu hijo y exprésale reconocimiento por alguna de ellas. Hazlo en al menos dos o tres ocasiones en el día. Poco a poco, para que, dependiendo de la edad de tu hijo, él no lo sienta como algo raro. También puedes pedirle que él haga contigo lo mismo. Que trate de escribir los comportamientos o actitudes que valora y ve en ti en el día a día, y te los diga.Nuestro objetivo es que vayáis viendo lo positivo en el otro, y no nos quedemos focalizados en lo negativo. Es la manera de reconstruir la relación.

Conclusión: generalizar

Cuando una relación está deteriorada, tiende a maximizar lo negativo y a minimizar o negar lo positivo. Si lo que quiero es construir, focalizarme en aquello que nos separa o nos duele, no es el camino. Si no hago un esfuerzo, y trato de buscar puntos fuertes de la otra persona, en los que basar de nuevo mi afecto, todo esfuerzo por darnos una nueva oportunidad será inútil.http://elmundotlp.blogspot.com/es

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