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¿Estás montando un caballo muerto? Cómo evitar la falacia de los costes hundidos en la sostenibilidad

Por Ecointeligencia @ecointeligencia

¿Conoces la Teoría del Caballo Muerto? Pues hablamos de una metáfora humorística que ilustra nuestra tendencia a negar la realidad y a mantener esfuerzos inútiles, ilustrada por una imagen bastante simple: si descubres que estás montando un caballo muerto, lo más sensato es bajarte y dejarlo.

La teoría del caballo muerto aplicada a la sostenibilidad supone implementar soluciones absurdas, en lugar de aceptar que el caballo ya no avanza

Sin embargo, en lugar de aceptar que el caballo ya no puede avanzar, a menudo se implementan soluciones absurdas: desde comprar una montura nueva o mejorar la alimentación del animal, hasta cambiar de jinete o crear comités para analizar por qué el caballo no anda.

Estos ejemplos planteados con humor ponen de manifiesto lo irracional que resulta seguir invirtiendo tiempo, dinero y esfuerzo en algo inviable, solamente por no admitir el fracaso. La lección es clara: cuando el caballo está muerto, hay que desmontar.

¿Qué es exactamente la teoría del caballo muerto y cómo afecta tu entorno?

En términos de economía y psicología, esta obstinación se conoce como la falacia o sesgo de los costes hundidos, que significa que justificamos mantener un plan o proyecto simplemente porque ya invertimos recursos en él, aunque objetivamente no tenga futuro.

Nos cuesta dar marcha atrás por aversión a la pérdida y por el deseo de no desaprovechar la inversión hecha, pero, paradójicamente, al aferrarnos a esos costes pasados, corremos el riesgo de perder aún más en el futuro.

En el ámbito de la sostenibilidad, esta falacia puede ser especialmente dañina ya que conduce a perpetuar proyectos, políticas o tecnologías perjudiciales para el medio ambiente solamente porque ya se gastó dinero o esfuerzo en ellas.

A continuación, explicaremos cómo esta teoría del caballo muerto se manifiesta en decisiones ambientales, con ejemplos reales en nuestro entorno, y qué podemos hacer para evitar caer en esta trampa y tomar decisiones más ecointeligentes.

¿Por qué insistimos en proyectos ambientales dañinos? La falacia de los costes hundidos explicada

Cuando aplicamos la metáfora del caballo muerto a la sostenibilidad, observamos cómo decisiones económicas irracionales bloquean el cambio hacia modelos sostenibles, como, por ejemplo, instituciones siguen invirtiendo en infraestructuras fósiles porque ya se ha gastado demasiado, aunque estas inversiones empeoren la crisis climática.

Caso práctico 1: las infraestructuras fósiles y la crisis climática

A pesar de las evidencias científicas sobre el calentamiento global, muchos países continúan financiando proyectos relacionados con combustibles fósiles, es decir, petróleo, gas y carbón.

Según un informe del IPCC de 2023, las infraestructuras fósiles actuales ya ponen en riesgo el objetivo climático global de 1,5° C., y países como México, Argentina o Estados Unidos todavía invierten miles de millones en infraestructuras fósiles, debido en gran parte a la falacia de los costes hundidos.

Para romper esta dinámica, es esencial potenciar movimientos como la desinversión fósil, en la que instituciones líderes como instituciones educativas y fondos de inversión deciden retirar su capital de estas industrias contaminantes.

Caso práctico 2: agricultura intensiva y el peligro de no cambiar a tiempo

La agricultura basada en monocultivos intensivos es otro caballo muerto ambiental.

En España, concretamente en la región de Doñana, la agricultura intensiva está poniendo en riesgo uno de los acuíferos más importantes del país. En 2022, la Junta de Andalucía propuso legalizar regadíos ilegales por la presión económica de inversiones ya realizadas, ignorando las advertencias científicas sobre sus consecuencias ambientales devastadoras.

¿Estás montando un caballo muerto? Cómo evitar la falacia de los costes hundidos en la sostenibilidad

Superar esta falacia implica redirigir las ayudas agrícolas hacia prácticas sostenibles como la agricultura regenerativa o la agricultura circular, y fomentar incentivos para agricultores dispuestos a cambiar de modelo.

Caso práctico 3: desarrollo urbano insostenible y ciudades atrapadas en el pasado

Muchos países y ciudades aún sufren la ceguera de la planificación centrada en automóviles.

Ejemplos pueden ser autopistas construidas durante épocas de bonanza (por ejemplo, el auge inmobiliario en España) que se traducen en inversiones multimillonarias que terminan prácticamente vacías, causando pérdidas económicas y ambientales enormes. También podríamos hablar de aeropuertos cuya única actividad es servir de set de rodaje o pruebas de velocidad …

Para evitar estos errores, es clave que nuestras ciudades apuesten por infraestructuras urbanas sostenibles, dando prioridad al transporte público eficiente, bicicletas y espacios peatonales, incluso si eso implica desinvertir en proyectos anteriores.

Cómo reconocer y evitar la falacia de los costes hundidos en sostenibilidad

Para superar esta falacia, es crucial adoptar una mentalidad enfocada en el futuro, evaluando las inversiones en función de su rendimiento ambiental y económico actual y futuro, no pasado.

Aquí algunas recomendaciones concretas:

  • Para responsables políticos: Realizar auditorías ambientales independientes y periódicas, estableciendo protocolos claros para detener proyectos que resulten inviables o dañinos ambientalmente.
  • Para empresas: Fomentar la transparencia en la toma de decisiones, apoyándose en herramientas como el análisis del ciclo de vida (ACV) y análisis de riesgos climáticos para identificar proyectos obsoletos.
  • Para la ciudadanía: Tomar decisiones informadas y exigir a gobiernos y empresas responsabilidad ambiental, apoyando con su consumo y voto políticas sostenibles.
Refinería de petróleo en Homs (Siria)

Conclusión: bajarse del caballo muerto es un acto ecointeligente

En resumen, reconocer a tiempo la falacia de los costes hundidos es un acto de inteligencia ecológica, que significa aprender a priorizar el futuro sobre el pasado, a valorar más los beneficios que podemos ganar (un ambiente sano, economías limpias, ciudades vivibles) que lo ya gastado en errores.

La metáfora del caballo muerto nos invita a actuar con pragmatismo y honestidad: si algo no funciona y daña al Planeta, no importa cuánto hayamos invertido en ello, es hora de bajarse y buscar un camino mejor.

Solamente así dejaremos de avivar problemas ambientales con recursos estériles y podremos reorientar nuestros esfuerzos hacia soluciones realmente sostenibles y, como bien señala la sabiduría popular adaptada a nuestros tiempos, cuando el caballo está muerto, ¡desmonta y camina en otra dirección!

¡El Planeta y las generaciones futuras te lo agradecerán!

El artículo ¿Estás montando un caballo muerto? Cómo evitar la falacia de los costes hundidos en la sostenibilidad se publicó primero en ecointeligencia.


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