¿Estás preparado?

Mucho se ha hablado sobre los eBooks en los últimos tiempos, un tema todavía candente hoy en día. En sus orígenes el tema de debate era su inminente llegada, que posteriormente dio paso a múltiples especulaciones sobre su aceptación entre los lectores frente al libro impreso, con sus inevitables pros y contras. Ahora que esta nueva forma de lectura es ya una realidad, surgen mejoras técnicas y numerosas iniciativas de las que es protagonista, y visto que su uso ha comenzado a extenderse entre la población, ha llegado el momento de recapitular todo lo que sabemos y desconocemos. ¿Estás preparado para adentrarte en la realidad de los libros electrónicos, tiramillote?

■ Un aparatejo llamado eBook: ¿ese gran desconocido?

Tal vez la primera apreciación que debamos hacer es la diferencia entre e-books y e-readers. Canónicamente los primeros serían los archivos que leeríamos valiéndonos de los segundos, es decir, de los e-readers, nuestros lectores electrónicos. No obstante, se ha extendido hasta tal punto el uso de la palabra ‘e-book’ para referirnos también al dispositivo que incluso las tiendas que los comercializan los llaman de este modo.

Todos parecemos saber para qué sirven y, sin embargo, hay algunos detalles sobre este aparato que mucha gente desconoce. ¿Sabías por ejemplo que sus pantallas no cansan la vista, como los ordenadores? Esto se debe a que están fabricados con tinta electrónica, un invento reciente bastante peculiar. Esta tinta se desplaza gracias a cargas eléctricas, formando las palabras que le ordena el dispositivo mediante pequeños píxeles, sin necesidad de ningún tipo de retroiluminación, a diferencia de las pantallas de los ordenadores. Además, sólo necesita energía en los cambios de pantalla, cuando las cargas eléctricas han de recolocarse para modificar la posición de la tinta electrónica, por lo que sus baterías suelen tener autonomía para bastantes horas. A pesar de esto, no debemos olvidar que existe una gran variedad de e-readers en el mercado y que no todos utilizan esta tinta (de momento únicamente en los colores blanco y negro).

Algunos modelos cuentan con una característica muy intersante: sus pantallas son táctiles, hecho que nos permite desplazarnos por sus distintos menús o incluso escribir en el documento que tenemos delante con la sola ayuda de lápices sensibles. Podemos anotar ideas o comentarios en los márgenes, subrayar algunas frases que nos llamen la atención y dibujar sin temor a dañar para siempre el documento, algo que no sucedía con los libros impresos. Esta peculiaridad que ofrecen algunos modelos resulta especialmente atractiva para estudiantes que quieran modificar sus apuntes o profesionales del sector de los libros, como lectores editoriales, correctores o editores.

■ El perfecto aliado para los negocios del siglo XXI

El siglo XXI y los pasos más recientes de la evolución de nuestra sociedad giran en torno a las nuevas tecnologías. Parece que el futuro se encuentra en aquellos objetos de nuestro día a día formados por chips y alimentados con electricidad. Para muchos es más importante que las investigaciones se centren en obtener un ordenador más potente que nos pueda contestar por sí solo los e-mails o un móvil que sea capaz de prepararnos la comida, y ahí es donde la ocurrencia del e-book parece encajar a la perfección, ya que se acopla muy bien a esta sociedad tan mecanizada que vivimos. Y lo que es más importante para las empresas que se encargan de crear e-readers: continuamente pueden sacarse nuevas versiones mejoradas que hagan del negocio algo vivo, una eterna carrera por dar con el 'más algo'.

Por ello, a pesar de tratarse de un invento reciente, ya contamos en el mercado con varias compañías que los fabrican y con una infinidad de modelos, cada uno con sus propias particularidades. Tenemos por ejemplo el Kindle, comercializado por Amazon, la mayor librería online de Estados Unidos, o el Nook, del que se encarga Barnes & Noble, competidor directo de Amazon. Pero no sólo las grandes librerías crean sus propios dispositivos, también lo hacen importantes empresas relacionadas con la electrónica. Es el caso de Sony y Samsung, que ofrecen distintos diseños, tamaños y colores. Y por último también existen otros lectores electrónicos que han sido desarrollados por nuevas empresas especializadas, como el Papyre de la española Grammata.

Su abanico de precios es bastante amplio y varía en función de sus características: desde los más baratos que sólo sirven para leer eBooks hasta los más caros con pantallas táctiles y a color con múltiples accesorios (más similares a las tablets). Pero… ¿dónde podemos encontrarlos? Curiosamente nos enfrentamos aquí con una de las mayores contradicciones del mundo del eBook: la mayor parte de ellos se venden en la sección de electrónica de las grandes superficies, no en la de libros. Y si hablamos de librerías, de momento sólo algunas importantes cadenas como Casa de Libro o Fnac cuentan con ellos. En cambio, casi todas las tiendas de electrónica sí cuentan con varios tipos de e-readers entre sus existencias.

■ Algunas plataformas e iniciativas en torno al eBook

Seamos fieles a los libros impresos o aboguemos por el desarrollo de los libros electrónicos, no podemos negar que en estos últimos está el futuro. Innumerables plataformas han surgido a su alrededor y otras muchas se están desarrollando en este mismo instante. Muy conocida por todos es la española Libranda, una distribuidora online que se encarga de proveer e-books a aquellas librerías que los deseen, ya sean grandes superficies o pequeñas librerías, además de informar al futuro comprador de las obras que han digitalizado y que se encuentran a la venta. Sin embargo, su catálogo aún es algo modesto: en estos instantes sólo cuenta en su haber con 3591 obras, lo que difiere de forma notable de las gigantescas cantidades de seis e incluso siete cifras que manejan Amazon o Barnes & Noble, a pesar de que los mayores grupos editoriales de nuestro país forman parte de Libranda.

Las bibliotecas tampoco quieren quedarse atrás en esta carrera tecnológica. Hace varios meses la Dirección General del Libro y Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura (a través de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria) repartió varios e-readers en algunas bibliotecas a lo largo y ancho de la península con el fin de que los lectores pudieran tomar en préstamo estos dispositivos para leer e-books de la biblioteca. Por otra parte, la Biblioteca Nacional y algunas otras importantes bibliotecas españolas han decidido digitalizar parte de su catálogo para poder ofrecer una buena parte de su fondo en versión e-book. De este modo, aquellos lectores interesados en leer un libro o periódico (antiguo, claro) concreto en este novedoso formato pueden hacerlo sin ningún inconveniente. En definitiva, una serie de facilidades que pretenden extender el uso de los e-readers entre la población y convencer a los más escépticos.

Por otro lado, no podemos obviar la última iniciativa del ministerio de Educación, en colaboración con la ONCE: la creación de una aplicación que puede reproducir en audio los documentos que tengamos en nuestros e-readers, algo muy útil para personas con visión reducida o nula. Peculiar también, aunque todavía en fase de desarrollo, es lo que nos proponen desde la universidad de Osaka. Se trata de un dispositivo similar a un e-reader llamado Paranga que lleva acoplado un carrete con tiras de papel para imitar la forma de pasar hojas en un libro impreso. De este modo, cuando pasamos las tiras del carrete, una serie de sensores y mecanismos hacen que la pantalla del e-book reproduzca el gesto, otorgando a la lectura mayor realismo.

■ ¿Copias o enriqueces? Nuevas experiencias de lectura

Los lectores electrónicos han abierto una infinidad de posibilidades al proceso de edición de una novela, un terreno que últimamente no deja de innovar. En los libros físicos ahora se apuesta por ediciones cuidadas hasta el mínimo detalle gracias a ilustraciones, variaciones de la tipografía y pequeños adornos a distintos colores en cada página. Pero cuando hablamos de eBooks, ¿qué sucede con sus ediciones?

La respuesta corta sería que varían notablemente en función del tipo de e-reader que tengamos y de las pretensiones de la editorial. Algunas editoriales se limitan a copiar el texto, mientras que otras lo enriquecen con diversos extras que detallaremos a continuación. Aun así, el factor decisivo son las funciones con las que cuenta nuestro lector electrónico. Por muchos detalles a color que tenga nuestro eBook, si nuestro e-reader es de tinta electrónica, la edición de nuestro libro únicamente disfrutará de distintas tonalidades de gris, nunca otro color, ya que de momento sólo se comercializa la tinta electrónica en blanco y negro (resultaría excesivamente costoso un dispositivo de tinta electrónica con toda la gama de colores).

Otro factor fundamental es el propio interés de la editorial. Mientras que unas digitalizan sus libros de forma rápida y chapucera, otras se encargan de adornar la lectura con la inclusión de nuevos contenidos, que es lo que ha hecho la editorial SM con los ganadores de sus premios de LIJ de este año, lanzando una versión específica para iPad. El hecho de que los lectores iPad sean táctiles y a color permiten que Mi vecino de abajo (Daniel Nesquens, Premio Barco de Vapor) cuente no sólo con las peculiares ilustraciones a color de la edición impresa, sino también con animaciones exclusivas y juegos para los más pequeños. Y en el caso de Pomelo y Limón (Begoña Oro, Premio Gran Angular) se ha optado por ilustraciones inéditas de Ricardo Cavolo, cartas de los protagonistas y acceso directo a contenidos multimedia como música o fotografías que en la historia de papel simplemente se mencionaban.

Esto nos lleva a otro punto en el que el eBook da mucho juego: los libros transmedia que traspasan los limites del papel y tienen una presencia destacada en Internet. En los últimos tiempos se tiende a crear obras que rompan esas barreras y que cuenten parte de su historia en la Red, o que al menos impliquen al lector por medio de extras para los cuales se necesita un ordenador y una conexión a Internet. Es el caso de la ya mencionada Pomelo y Limón, con el blog de 'blogspot.com' que escribe la protagonista y las conversaciones reales por Facebook de sus personajes principales, pero también es lo que sucede con Proyecto Amanda(Melissa Kantor), El silencio se mueve (Fernando Marías) y Skeleton Creek (Patrick Carman), por citar algunos ejemplos. Es mucho más fácil acceder a todos estos contenidos a través de un libro electrónico que tenga conexión a Internet (a través de hipervínculos en el texto); de otra manera, con un libro físico nos veríamos obligados a aparcarlo durante un rato, encender un ordenador y buscar las páginas necesarias para proseguir (o complementar) la lectura. Incluso así, no todas estas novelas interactúan con el lector de la misma forma: en el caso de Skeleton Creek, el contenido multimedia son sólo vídeos grabados por uno de los personajes que cuentan una parte de la historia que no aparece en las páginas escritas.

Las posibilidades se vuelven infinitas y realmente sugerentes, aunque lo cierto es que en este aspecto todavía queda un gran camino por recorrer. Y sólo será así si las editoriales están dispuestas a innovar y jugar con el lector.

■ No es oro todo lo que reluce

El mundo del eBook es apasionante y se encuentra lleno de posibilidades por explotar. Pero, como todo en este mundo, también está repleto de aspectos negativos. Por un lado, la consabida piratería puede amenazar el sector de los libros, ya que es relativamente fácil conseguir ejemplares digitales sin pagar por ellos. Es más: antes de los eBooks ya existía esta práctica y podíamos encontrar en Internet una infinidad de novelas para descargar gratuitamente en Word o Pdf, si bien el siguiente paso era leerlos en la pantalla de un ordenador, algo que cansaba la vista. Sin embargo, ahora que se dispone de e-readers sin retroiluminación que resultan tan cómodos a los ojos como una hoja de papel a la luz del día, este hecho es susceptible de cambiar.

Además, la cantidad de descargas ilegales podría aumentar debido al descontento general de los lectores a causa del precio de venta de los eBooks, tal vez demasiado similar al del libro en papel. ¿Cómo es esto posible? La respuesta se presenta compleja, ya que intervienen varios factores. Por una parte hay unos gastos que no se pueden reducir: aquellos destinados a pagar al escritor y a la gran cantidad de profesionales que participan en la creación de un libro, como diseñadores, correctores, editores y maquetadores. Pero, por otra parte, los libros electrónicos no necesitan de una distribución por librerías tal y como la conocemos hoy en día, ni tampoco habría gastos de impresión en papel, tinta y encuadernación. La clave de que el precio de venta al público de un eBook no sea muy diferente al precio del libro físico reside en dos aspectos: el IVA que se le aplica al eBook, de un 18 % (mientras que en los libros de toda la vida sólo es un 4%) y el hecho de que algunas editoriales contraten a profesionales para que se encarguen de proteger el libro de la piratería y de buscar e inutilizar aquellas copias fraudulentas que circulen por la Red.

El detalle del IVA sobre los libros electrónicos es algo que se pretende cambiar en un futuro cercano, concretamente se debatirá sobre ello en el Segundo Foro Mundial de la UNESCO sobre la Cultura y las Industrias Culturales, que se llevará a cabo del 6 al 8 de junio de 2011 en Italia. Hay que tener en cuenta que en algunos lugares, como Estados Unidos, los libros electrónicos tienen IVA 0, lo que los hace algo más asequibles.

Tampoco podemos olvidar que los e-readers se encuentran todavía en plena expansión y cada poco tiempo surgen nuevos modelos con más funciones y mejores cualidades, siendo esta 'caducidad' algo que echa para atrás a algunos compradores. En algunas ocasiones incluso nos hallamos frente a formatos de eBook que no son compatibles con todos los e-readers, problema que se está intentando remediar. Y en último lugar tenemos el papel tan importante que han de desempeñar las librerías como difusoras de este cambio y que, por desgracia, no se está llevando a cabo. Primero porque las librerías independientes no se atreven a contar con una gran cantidad de e-readers en su stock (¿serían más las pérdidas que las ganancias?), y segundo porque pocas se plantean una forma de explotar por sí mismas la venta de eBooks, basándose en la creencia de que la gente prefiere comprarlos por Internet. Y si bien esto no es del todo erróneo, tenemos ejemplos de librerías en EE.UU. que se han atrevido a exhibir sus libros digitales en las tiendas, ayudándose de unas peculiares tarjetas con la portada del libro en cuestión y códigos que permiten al posible comprador leer los primeros capítulos y ojear su interior, y los resultados que han obtenido no son malos.

■ ¿Realmente es el futuro?

Todo futuro es incierto, y el caso del eBook todavía más. A pesar de esto, hay algunos detalles que podemos vaticinar, como que no logrará hacer desaparecer los libros hechos de papel. Principalmente debido a los propios lectores, que ven en el soporte de páginas palpables una serie de características que ningún formato digital puede igualar o incluso superar. Como hemos podido ver en el apartado anterior, todavía queda un largo camino por recorrer y los mayores problemas son la desinformación y las reticencias de lectores, editoriales y librerías.

Por si fuera poco, el mercado europeo se encuentra aún demasiado verde en materia de eBook, y además España está a la cola en todo esto, junto a Alemania y los países escandinavos. Como prueba de ello, un simple dato: mientras que el gigante americano Amazon ya vende más libros digitales que tradicionales, en nuestro territorio las ventas de eBooks ocupan un insignificante 2%. Hace falta una mayor divulgación del fenómeno digital, sin lugar a dudas, y también una mayor apuesta por parte de las editoriales españolas. Y es que no debemos ver la industria del eBook como una amenaza, sino como una aliada que hemos de poner de nuestra parte.