La técnica es un producto del conocimiento, por lo tanto siempre estará limitada por este. Por mucho empeño que pongan los especialistas en solucionar los problemas como el cambio climático o la contaminación (entre otros) derivados de aquella mediante otro tipo de técnicas alternativas, no podrán frenar la catástrofe venidera en forma de pandemias, hambrunas y guerras provocadas por la escasez de recursos energéticos y naturales. La tecnología será finalmente y después de alcanzar el cielo del conocimiento, el infierno de la civilización racional, su condena y no su salvación, la muerte en vida del hombre moderno o cuando no; su aniquilación.
A estas alturas ya no existe diferencia alguna entre la izquierda y la derecha. Las dos corrientes ideológicas forman parte del Estado. El estatismo se ha apoderado de la sociedad, sometiéndola a un engaño permanente debido a la falsa dicotomía entre izquierda y derecha representada por los partidos políticos cuyo único fin sirve al Poder encarnado en el Estado. La necesidad de especialistas que gobiernen a la masa responde a esta política del engaño camuflada por una supuesta democracia formal en la que los gobernados ceden su autonomía para sustentar el sistema de dominación. No puede existir la libertad en su aspecto democrático salvo en su forma básica, la que estiman los especialistas en cada momento.