Estereotipos en el análisis histórico
Wesles Sedano José Luís García GarcíaLos seres humanos somos por naturaleza taxónomos, agrupamos a las cosas en órdenes más o menos arbitrarios mediante la abstracción de los fenómenos, la supresión de lo que nos parece innecesario, y el exaltamiento de las propiedades comunes que son importantes desde nuestra perspectiva.
De esta manera encontramos orden
en el caos de la naturaleza, lo cual nos permite crear argumentos, tomar
decisiones, o simplemente nos permite saber en dónde estamos y para donde
podríamos ir.
Lo
anterior no tiene nada de malo por sí mismo, el problema es la pretensión de
que un determinado orden sea natural, y es que no se tiene criterios absolutos
de validación de natural con respecto a que… este problema es especialmente
patente en el discurso histórico, el cual tiende a separar a la historia por
fronteras, ya sea de siglos o de periodos históricos, los cuales son de cierta
forma continuos, aun en las coyunturas que asociamos al cambio.
Más aun, el
discurso histórico de nuestra educación básica está plagada de fronteras
artificiales, por ejemplo no fueron pocas las veces que se me inculco que, la
edad media terminaba en el descubrimiento de América/la invención de la
imprenta/la caída de Bizancio y allí iniciaba el renacimiento.
Sin embargo, aun cuando la distinción de la historia mediante fronteras, cronológicas o socioculturales en muchas ocasiones es artificial, y en las que las nociones de frontera pueden asemejarse, “como lo comenta el profesor Gallego” a la noción de una frontera nacional, construida de manera arbitraria por los políticos, pero en las que se manifiesta un absoluto continuismo cultural entre las poblaciones cercanas a dicha frontera.
En todo caso, si es verdad que las fronteras clásicas son un referente universal en el estudio de los problemas históricos, y por tal razón lo asumiremos en el presente escrito así como en ensayos subsiguientes si es necesario. PRINCIPAL REGRESAR