Revista Cocina

Estilismo culinario para fotos de guisantes

Por Soniaif

Pequeños trucos y secretos de estilismo culinario para esta foto de guisantes con hierbabuena. Sencillos, fáciles, resultones y fotogénicos, como los guisantes.

Guisantes con menta

No muchas veces analizamos, en este, vuestro blog, el estilismo culinario de una fotografía, así que ha llegado el momento de que nos dediquemos a ver algunos truquillos o tips (que queda mucho más fino), para mejorar el aspecto y el interés de un plato en la imagen. No os fiéis de las apariencias, a veces engañan que es un gusto.

¡Adelante con el análisis!

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1.- Los guisantes frescos son esos seres diminutos que viven dentro de las vainas de guisantes, y que lo único que están esperando es salir al exterior para que les hagamos una fotografía. Están preparados para ello, os lo aseguro. Son fotogénicos, redonditos y de un color verde precioso. Solamente necesitamos escoger las vainas con los guisantes más gorditos y esplendorosos, lo cual se nota muy fácilmente si las palpamos antes de abrirlas. De un kilo de vainas de guisantes reservé cuatro de ellas para la fotografía, las que tenían los guisantes más orondos.

2.- Un toquecillo de agua en spray para darles vida y que capten las luces más altas para darles interés en la imagen. Fijaos en las gotitas de agua que se han creado en su superficie. Eso sí, escoged un spray fino y pulverizad un poquito de agua colocandoos cerca de los guisantes o las gotas terminarán por toda la superficie de madera.

3.- Tres o cuatro vainas, sí, pero con volumen. Quedan estupendos formando una torrecilla como la de la imagen.

4.- Algunos guisantes rebeldes en grupos de tres que se escapan de su sitio…

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1.- La tabla de madera es muy agradecida en fotografía culinaria. Nos sirve de apoyo y superficie, y le da un toque rústico a la imagen si la pobre está viejecita y hecha un asco como ésta. Para acentuar un poquito más ese encanto de lo antiguo, nada mejor que frotarla con un pañito embebido en aceite de oliva para darle más brillo y vida a la madera justo antes de hacer la foto.

2.- Esta tabla no tiene más de dos años, pero a fuerza de utilizarla continuamente sin cuidado y de arrearle unos llaverazos de vez en cuando, parece la pobre, del siglo pasado (es decir, unos catorce años…).

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1.- Los guisantes frescos al vapor y salteados con cebolla y un poquito de hierbabuena son una delicia, pero estos que veis en la imagen no son realmente los guisantes que nos comimos más tarde. Estos son guisantes congelados, que cociné mínimamente al vapor, y que enfrié en un baño de agua y hielo para mantener ese precioso color verde. Los insípidos guisantes congelados, son mucho más fotogénicos que los riquísimos guisantes frescos una vez cocinados. En la imagen ni se nota que no son los de verdad por la escasa profundidad de campo.

2.- Guisantes en un plato metálico sí, pero con volumen. Una vez más, para darle más interés a la imagen, nada como buscar un poquito de altura. Una base de bolas de papel de cocina para rellenar el fondo del plato, media pelota de corcho para dar altura (¡Atención! Participantes de Con las manos en la cámara: aquí tenéis un ejemplo de uso), y una buena cucharada de guisantes al vapor para cubrirlo todo. Algunas hojitas de hierbabuena estratégicamente colocadas (en el último momento para que no se queden tristes y mustias con el calor) y un papelillo de Armenia para quemar y crear algo de humo al fondo. Todo muy falso, pero con buen resultado.

¡Ay, si mi madre supiera que me dedico a mentir como una bellaca con esto de la fotografía culinaria!!


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