En muchas ocasiones nos preguntamos por qué las reacciones de los niños son tan diferentes. ¿Por qué ante situaciones iguales, las reacciones pueden ser tan distintas? ¿O por qué es tan diferente la forma en la que se relacionan con los demás?
Es cierto que el temperamento es uno de los principales motivos por los que cada persona reaccionamos de una forma u otra a las situaciones a las que nos enfrentamos, pero también, puede estar influyendo el estilo de crianza que la persona ha recibido de niño por parte de sus padres, el contexto, la cultura…
La primera en hablar de los “estilos de crianza” fue Diana Baumrind en 1971, y lo que estudió fue el comportamiento de los niños en función de cómo habían sido educados. Ella describió tres estilos, no obstante, posteriormente se pudo identificar un cuarto.
Los estilos de crianza que describieron, fueron medidos en función del afecto (más frialdad o más calidez) y de la exigencia o el control (más exigencia o más permisividad):
- Padres autoritarios. Son padres que se caracterizan por tener un alto nivel de exigencia y control, pero que transmiten poco afecto, siendo muy fríos. Se caracterizan por:
- Establecer normas sin contar con las necesidades del niño.
- Se creen que, por crear más temor, les van a hacer mas caso o tener más respeto.
- Imponen soluciones ante las situaciones problemáticas en vez de buscar soluciones comunes.
- Son muy rígidos e inflexibles en el cumplimiento de las normas.
- Tienen miedo de perder el control y ello puede provocar gritos, amenazas…
- Padres sobreprotectores/permisivos. Son padres que muestran mucho afecto hacia los hijos, pero que tienen mucha flexibilidad o poca exigencia con ellos. Se describen por:
- No mantener los limites, o ser demasiado flexibles con las normas y las consecuencias o los castigos.
- Razonan las normas y los límites con los hijos, y no hay claridad en las pautas.
- No permiten que los niños superen sus problemas, sino que ellos les quitan los obstáculos, poniéndoles el camino demasiado fácil.
- Ceden ante los conflictos con sus hijos.
- Promueven una relación de excesiva confianza y “amiguismo”.
- No favorecen la autonomía.
- Fomentan el egocentrismo.
- Padres negligentes. Estos padres no transmiten afecto (siendo muy fríos), y tampoco transmiten exigencia o control. Para estos padres, el hijo es una molestia, y lo único que importa es que no incomode. Se caracterizan por:
- No imponer límites.
- Muy concentrados en sus propios problemas, no dejándoles tiempo para cubrir las necesidades de su hijo.
- No expresan lo que sienten por su hijo ni transmiten calidez y afecto.
- Hostiles, agresivos en la manera de comunicarse con ellos.
- Padres democráticos. Son padres que saben equilibrar bastante bien el afecto y el cariño que transmiten al niño, junto a una adecuada exigencia y control. Se identifican porque:
- Promueven que el niño sea autónomo e independiente.
- Tienen una comunicación abierta con sus hijos.
- Ponen normas y límites claros y sin negociarlos con los hijos. Sin embargo, las consecuencias y castigos son proporcionados y adecuados en función de la situación.
- Transmiten confianza.
- Asumen que sus decisiones pueden no estar bien, y son capaces de rectificar.
- No solucionan los problemas de los hijos, sino que les animan a resolverlos por sí mismos.
En el siguiente blog, veremos las consecuencias que tienen para los niños cada uno de los tipos de estilo de crianza y cómo influyen a nivel social, escolar…