La píldora, el DIU, los preservativos, los parches... A día de hoy existen en el marcado una gran variedad de opciones anticonceptivas que aseguran que cada uno pueda elegir la que mejor se adapte a sus necesidades y preferencias.
La píldora anticonceptiva (o simplemente "la píldora") es una de las más utilizadas por su altísima eficacia (supera el 99%), su facilidad de uso y su relativa falta de efectos secundarios, si bien estos dependen de cada persona y pueden variar con el tiempo.
Pero, ¿qué es exactamente la píldora y cómo actúa al entrar en tu cuerpo?
Los distintos tipos de píldora
Aunque hablemos de la píldora en singular, de hecho hay varios tipos de píldora, y las más comunes son dos:
La píldora combinada: se llama así porque combina dos hormonas diferentes, progestina (derivada de la progesterona) y estrógenos.
La píldora libre de estrógenos: debido a algunos efectos secundarios de los estrógenos, algunas personas toman una píldora que solo contiene progesterona.
Estas hormonas son exactamente las mismas que libera el anillo intravaginal o DIU, así como algunos parches e inyecciones anticonceptivas. La única diferencia está en como se introducen esas hormonas en el cuerpo para que cumplan su función.
¿Cómo actúa la píldora anticonceptiva?
La píldora previene el embarazo gracias a dos procesos que ocurren simultáneamente. Por un lado, evita que los ovarios maduren y liberen un óvulo al útero a través de las trompas de Falopio, donde se produciría la fecundación de toparse por allí con un espermatozoide.
Por otro lado, hace más densa y gruesa la capa de moco que cubre las paredes cervicales, volviéndola espesa y viscosa, dificultando que los espermatozoides la atraviesen y lleguen a las trompas de Falopio, donde se produciría la fecundación de toparse por allí con un espermatozoide.
¿Cuál es el mecanismo tras sus efectos?
Cada una de las hormonas que contiene cumple una función.
La progestina de la píldora afecta a la hipófisis, la zona del cerebro encargada entre otras cosas de liberar una serie de hormonas llamadas gonadotrofinas, implicadas en la reproducción. Estas hormonas, que son de tres tipos distintos, son las encargadas en el cuerpo de las mujeres de iniciar la ovulación, desarrollar el folículo y madurar el óvulo y generar los nutrientes y hormonas que necesitará el embrión en caso de producirse. Al interrumpir su producción, ninguno de estos pasos se completa y por tanto se impide la fecundación y el embarazo.
Los estrógenos por su parte se incluyeron en la receta para tratar de controlar el ciclo menstrual, estabilizando el endometrio y reduciendo los sangrados intermenstruales. Pero se descubrió que también actuaba sobre la hipófisis inhibiendo la producción de esas mismas gonadotrofinas y por tanto tenía también un efecto anovulatorio.
De forma paralela, la acción de estas hormonas reduce el agua presente en la capa de mucosa que recubre las paredes de la cervix, la zona anterior al útero. Esto hace que esa capa se vuelva más viscosa, atrapando a los espematozoides de forma que estos no puedan llegar a su objetivo.
¿Tiene efectos secundarios?
Las hormonas en nuestro cuerpo son un sistema complejo que se mantiene en un delicado equilibrio. Cuando una hormona se desajusta, el eco resuena en todo el cuerpo de formas a veces inesperadas. Por eso no se puede decir que tomar la píldora no tenga efectos secundarios.
Sin embargo, a día de hoy, las dosis hormonales de la píldora han sido ajustadas para conseguir el máximo efecto con los menores efectos secundarios posibles, y para la mayoría de las mujeres apenas aparecen o son fácilmente sobrellevables.
Eso no quiere decir que no existan. El principal son alteraciones en el sangrado menstrual: o bien este va disminuyendo hasta casi desaparecer, o bien aparecen sangrados leves entre reglas. Normalmente no tienen mayores consecuencias, pero si tomas la píldora y estás preocupada por ello, consulta a tu ginecólogo.
Otros efectos secundarios son más raros pero también más serios, como por ejemplo la trombosis. Tomar la píldora produce un espesamiento de la sangre, lo que puede aumentar el riesgo de que aparezcan trombos. Por ello, no se recomienda este método anticonceptivo a personas que ya presenten factores de riesgo, como obesidad, si son fumadoras intensivas o si tienen más de 35-40 años.
Efectos ya superados o no demostrados
El uso de la pastilla anticonceptiva también se ha relacionado con el agravamiento de los síntomas de la depresión. Esto es así porque el efecto de niveles altos de estrógenos están relacionados con una disminución de la serotonina, algo a su vez relacionado con el riesgo de padecer depresión. Sin embargo, como decíamos, lo niveles hormonales de la píldora en la actualidad han sido ajustados de forma que no se produzcan o se reduzcan estos efectos.
Sobre otros posibles efectos secundarios, las conclusiones científicas es que no hay evidencias sólidas sobre ellos. Es lo que ocurre por ejemplo con el aumento de peso: diversos estudios han analizado esta cuestión concluyendo que no hay evidencias que sostengan que tomar la píldora hace aumentar de peso, y sin embargo, es una creencia popular que lleva a muchas mujeres a discontinuar el tratamiento y esto puede dar como resultado embarazos no deseados.
En general, la comunidad médica está de acuerdo en que los efectos secundarios de tomar la píldora son o bien lo suficientemente leves o lo suficientemente raros como para considerar su uso perfectamente seguro, y en cualquier caso más seguro para el cuerpo que un embarazo y un parto.
¿Para qué no sirve la píldora?
Aunque tomar la píldora es uno de los métodos más eficaces para prevenir un embarazo no deseado, no tiene absolutamente ninguna efectividad evitando el contagio de enfermedades de transmisión sexual.
Por eso, es recomendable para las personas que no tienen pareja estable, o que por cualquier motivo necesiten protegerse contra estas patologías, utilizar los llamados anticonceptivos de barrera, como el preservativo, incluso aunque estén tomando la píldora.
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