Un nuevo informe, basado en el consenso de 13 expertos, clasifica estas posibles amenazas en función de su riesgo de hacerse realidad y de causar daños a la población. La recreación de virus patógenos conocidos, como la viruela, encabeza esta lista de 12 puntos
El Departamento de Defensa de EE. UU. encargó un estudio que revela que las nuevas herramientas de ingeniería genética cada vez permiten más usos malintencionados de la biología y reducen el tiempo necesario para ejecutarlos.
Estas nuevas herramientas no son un peligro en sí mismas y se usan para cosas muy útiles como crear plantas resistentes a las enfermedades y nuevos tipos de medicamentos. Sin embargo, las empresas y los laboratorios universitarios están avanzando deprisa en este sector. Según el informe, esto plantea el riesgo de que alguien cree "armas habilitadas mediante biología sintética".
El informe, emitido por las Academias Nacionales de Ciencias del país, es uno de los primeros que intenta clasificar las amenazas a la seguridad nacional que podrían suponer los recientes avances en ingeniería genética, como la tecnología de edición genética CRISPR .
" La biología sintética aumenta los riesgos, y eso no es una buena noticia. Este informe proporciona un marco para evaluar sistemáticamente la amenaza del mal uso", señala el investigador de salud pública de la Universidad Johns Hopkins (EE. UU.) Gigi Gronvall, que es uno de los 13 autores del informe.
Los expertos no se ponen de acuerdo en torno a qué peligros podría plantear la biología sintética, un término que se aplica a una variedad de técnicas para acelerar la ingeniería genética. En 2016, la comunidad de inteligencia de EE. UU. incluyó la edición genética en su lista de posibles armas de destrucción masiva.
"Muchos grupos diferentes han escrito y hablado sobre el tema, con una amplia variedad de opiniones", cuenta el vicesecretario adjunto de Defensa Química y Biológica de EE. UU., D. Christian Hassell, quien encargó el informe para obtener una "opinión consensuada de los principales líderes y pensadores" en el sector.
Hassell afirma que el punto de vista actual del ejército es que " la biología sintética no supone una gran amenaza en este momento ". Aun así, los militares se están preparando para este escenario, en parte porque algunos posibles mecanismos de defensa, como las vacunas, pueden tardar años en desarrollarse.
El nuevo informe ha intentado sopesar las amenazas potenciales al considerar factores como las barreras técnicas para la implementación, el alcance de víctimas y la posibilidad de detectar un ataque. Según sus conclusiones, si bien "algunas aplicaciones maliciosas de la biología sintética pueden parecer inverosímiles en este momento, podrían llegar a producirse con futuros avances".
Entre los riesgos que los autores denominan de "gran preocupación" está la posibilidad de que un grupo terrorista o un gobierno recree un virus como el de la viruela. Ese es un peligro real porque ya existe una tecnología para sintetizar un virus a partir de sus instrucciones de ADN.
El proceso de evaluación descubrió algunos riesgos inesperados para los autores. En un escenario, el informe vislumbra la posibilidad de que las bacterias intestinales humanas normales se modifiquen para fabricar una toxina. Esta amenaza se ha clasificado como altamente preocupante, en parte, porque, al igual que un virus informático, un ataque de este tipo podría ser difícil de descubrir o vincular a su origen.
Entre las posibles armas planteadas por los expertos, varias incluyen el uso de CRISPR, una versátil herramienta de edición genética creada hace solo seis años. Según el informe, la técnica podría aplicarse a un virus para que edite el ADN humano para causar cáncer. Si los científicos pueden modificar el ADN de los animales para crear enfermedades, "se deduce que [los] genomas de los seres humanos podrían modificarse de manera similar", según el informe.
Pero los expertos también han restado importancia a otras amenazas. Los intentos de construir virus completamente nuevos, por ejemplo, estarían obstaculizados por incógnitas científicas, al menos por ahora.
El ejército de Estados Unidos es uno de los organismos del país que más fondos destina a investigaciones de biología sintética. Aunque sus proyectos son de naturaleza defensiva, este tipo de informes podrían generar ansiedad a otros países, advierte la investigadora principal en bioseguridad de la Universidad King's College London (Reino Unido) Filippa Lentzos.
La experta detalla: "No queremos comenzar una nueva carrera de armas biológicas. El sector necesita preguntarse quién maneja la agenda y cómo se ve desde fuera. La biología sintética tiene un problema, que es que gran parte de su financiación proviene de los militares ".
Históricamente, algunos países como Estados Unidos han dedicado muchos esfuerzos a controlar gérmenes específicos como la viruela. De hecho, el país lo incluye en su lista de "agentes selectos" cuya posesión está estrechamente controlada. Sin embargo, a medida que la caja de herramientas de biotecnología crece, el enfoque de la seguridad basado en listas ya no se considera suficiente.
El informe recomienda empezar a rastrear "desarrollos habilitantes" (incluidas algunas técnicas que ya se usan mucho en la industria) que permitan sintetizar cadenas de ADN para crear organismos "chasís", diseñados para aceptar cargas genéticas.
"El Gobierno de EE. UU. debe prestar mucha atención a este sector de rápido progreso, al igual que hizo con los avances en química y física durante la Guerra Fría", concluye el microbiólogo de la Universidad de Michigan (EE. UU.) Michael Imperiale, presidente del comité responsable del informe público Biodefensa en la Era de la Biología Sintética.