"Me han contado que un español partió para la Meca y había llegado a Egipto. Al querer entrar al desierto y atravesarlo, quiso depositar su dinero en Egipto.
Estrategema para recuperar un dinero robado
Antes de depositarlo, él se informó si había en el país un hombre en el que pudiera confiar. Le indicaron un hombre mayor que tenía gran reputación por su rectitud. El le confió su dinero: mil talentos. Luego continuó su viaje y, después de realizado su peregrinaje volvió junto al hombre al que le había confiado su dinero y le pidió que le devolviera su depósito. Pero el otro, lleno de perfidia, decía que jamás lo había visto.Engañado así, el hombre fue en busca de personajes nobles de ese país y les contó cómo lo había tratado aquél a quien había confiado su dinero. La gente del país, oyendo eso, no lo quisieron creer y dijeron que no era verdad. Pero el que había perdido su dinero iba cada día a la casa del que lo conservaba injustamente y le rogaba enfáticamente para que se lo restituyera. El estafador, cansado de oirlo, lo insultó, le advirtió de no decir más semejantes cosas y de no volver más a su casa. Si lo hacía, sería justamente castigado. Después de haber oído las amenazas del que lo había engañado, el hombre se fue muy triste.
En el camino de regreso encontró a una mujer vieja que llevaba un hábito de monja. Viendo a ese hombre en lágrimas (ella había adivinado que se trataba de un extranjero) se llenó de compasión, lo atrajo a un rincón y le preguntó qué le había pasado. Entonces él se lo contó exactamente. La mujer, después de haber escuchado las palabras de este hombre, le dijo: "Amigo, si lo que dices es verdad, yo te voy a ayudar". Y él: "¿Cómo puedes hacerlo, sirvienta de Dios?". Entonces ella le dijo: "Tráeme un hombre de tu país en el que puedas tener total confianza". Y él trajo uno. Entonces ella ordenó al compañero de la víctima comprar diez cofres decorados con bellos colores en el exterior, rodeados de hierro plateado y cerrados con buenas cerraduras; los debía llevar a la casa de su huésped y llenarlos de pequeñas piedras. Es lo que hizo.
Entonces la mujer, cuando vió que... CONTINUA EN: http://www.elartedelaestrategia.com/disciplina_clericalis_pedro_antonio_de_huesca.html
El Arte de la Estrategia tusbuenoslibros