Una buena ESTRATEGIA empresarial es clave para la obtención de los resultados que deseas. Lo primero que tienes que hacer al emprender cualquier proyecto es establecer una estrategia, enmarcada en un plan de viabilidad. Una vez que está definida, es importante que establezcas los seguimientos a realizar para comprobar que esta estrategia es acertada. Cuanto mayor sea la frecuencia de estas comprobaciones, mejor, pues antes conocerás posibles desviaciones, y antes podrás replantear tus estrategias. Piensa en un jugador de ajedrez: no revisa sus movimientos cada cierto tiempo, sino que tiene que estar continuamente concentrado en qué movimientos hace el contrario, y por tanto que nuevos movimientos son los más adecuados. Si quieres llegar a ser un gestor excelente tendrás que tener en cuenta por tanto el entrenarte para lograr de forma fácil y ágil, estar en todo momento al corriente de los avances de tu organización hacia la consecución de tus metas y objetivos. Este entrenamiento te capacitará para conocer la problemática de tu organización y su funcionamiento ante cambios de todo tipo tanto internos como externos. Pero no es suficiente con el entrenamiento. Tienes que tener técnica. Lo que los consultores denominamos a veces metodología. Si ese entrenamiento, esa experiencia adquirida la utilizas para adquirir sistemática y hábito, empezarás a sentir lo que es ser un gestor excelente. Puede que el día a día no te deje tiempo para pensar en esto. Puede además que entres en un círculo vicioso en el cual, al no tener tiempo de pensar en métodos, no alcanzas esa sistematización, y por tanto acabas perdiendo la oportunidad de mejorar, y puedes perder cada vez más tiempo y ser cada vez más ineficiente. Estás todavía en esa etapa que sientes que no avanzas como quisieras, y que alcanzar un resultado te resulta extenuante. Necesitas ahorrar tiempo. Necesitas ahorrar recursos. En definitiva necesitas conseguir el mismo resultado con menos esfuerzo. Si alguien te da un empujoncito hacia ese nuevo escenario, lo logras. Lo visualizas. No lo alcanzas. Pero está en tu mano. Es el momento en el cual un plus pequeño de esfuerzo se traduce en un aumento vertiginoso de los resultados.