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Estrategias de seducción. Engendra una necesidad: provoca ansiedad y descontento.

Publicado el 24 octubre 2011 por Carolus @n_maquiavelo
Estrategias de seducción. Una persona completamente satisfecha no puede ser seducida. Para seducir, tienes que infundir tensión y disonancia en la mente de tus objetivos.

Estrategias de seducción. Engendra una necesidad: provoca ansiedad y descontento.

Estrategias de seducción. Cleopatra y Marco Antonio

Seduce suscitando en ellos sensaciones de descontento, disgusto con sus circunstancias y ellos mismos: su vida carece de aventura, se han apartado de sus ideales de juventud, se han vuelto aburridos.
Para seducir, las sensaciones de insuficiencia que crees te brindarán la oportunidad de insinuarte, de hacer que te vean como la solución a sus problemas. Angustia y ansiedad son los precursores apropiados del placer. Aprende a inventar la necesidad que tú puedes saciar.
Cleopatra logró que Julio César se acostara con ella la noche misma en que se conocieron, pero la verdadera seducción, la que lo convirtió en su esclavo, comenzó después. En sus conversaciones posteriores, ella hablaba una y otra vez de Alejandro Magno, el héroe del que supuestamente descendía. Nadie podía compararse con él. Por implicación, ella hacía sentir inferior a César. Comprendiendo que, bajo su bravuconería, César era inseguro, Cleopatra despertó en él una ansiedad, un ansia de demostrar su grandeza. Una vez que él se sintió así, fue fácil avanzar en su seducción. Las dudas sobre su masculinidad eran su punto débil.
Asesinado César, Cleopatra volvió la mirada en seducir a Marco Antonio, uno de los sucesores de aquél en la conducción de Roma. Marco Antonio adoraba el placer y el espectáculo, y sus gustos eran burdos. Ella apareció ante él primeramente en su barcaza real, y luego le dio de beber y comer, y motivos de celebración. Todo esto perseguía hacerle ver a Marco Antonio la superioridad del modo de vida egipcio sobre el romano, al menos en lo relativo al placer. En comparación, los romanos eran aburridos y poco sofisticados. Y una vez que a Marco Antonio se le hizo sentir cuánto se perdía al pasar tiempo con sus soldados insulsos y su matronal esposa romana, fue posible que viera a Cleopatra como la encarnación de todo lo excitante. Se volvió su esclavo.
Fuente: EL ARTE DE LA SEDUCCION, Robert Greene
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