Creo que todos podemos estar de acuerdo en que la diferencia existente entre lo que nosotros inicialmente pensamos que debería ser el tratamiento de nuestros pacientes y lo que ellos realmente hacen es enorme.
Han sido evaluados errores en poblaciones vulnerables como son los ancianos que viven en residencias para la tercera edad donde hasta dos tercios de los residentes pueden sufrir errores en su medicación. En Inglaterra han estudiado profundamente este tema en nuestro área asistencial: atención primaria. Una revisión sistemática muy reciente mostraba datos muy duros: la evidencia disponible sugirió que sólo entre el 4% y el 21% de los pacientes alcanzaron el máximo beneficio de su medicación.
Un estudio realizado en Canada mostró que el 7,4% de los ingresos eran por reacciones adversas a fármacos (RAMs), y cuantificaban que en Canadá podrían haberse prevenido en un sólo año entre 9250 y 23 750 muertes por RAMs. No son tampoco menores ni infrecuentes los errores que ocurren cuando un paciente pasa del ámbito de la atención hospitalaria a atención primaria o viceversa.
Por todo esto el National Prescribing Center (NPC), amparada por NICE, acaba de publicar una guías con las mejores estrategias para mejorar la prescripción. Pueden parecer perogrulladas pero yo invito a todos a leerlas detenidamente. El documento incluye diez puntos prácticos:
- Manténgase al día en sus conocimientos de la terapéutica, especialmente para los patologías que usted ve comúnmente
- Antes de prescribir, asegúrese de tener toda la información que necesita sobre el paciente, incluyendo comorbilidades y alergias
- Antes de prescribir, asegúrese de tener toda la información que necesita sobre el fármaco (s) que usted está considerando, incluyendo los efectos secundarios e interacciones.
- A veces los riesgos de la prescripción son mayores que los beneficios y antes de que prescripción de pensar: ‘¿Es necesario realmente prescribir este medicamento ? “
- Comprobar las alertas informáticas en caso de que usted haya omitido una interacción importante o alergia a fármacos
- Comprobar las prescripciones para detectar posibles errores antes de firmarlas.
- Implicar a los pacientes en la decisión de tratar, dándoles la información que necesitan para tomar los medicamentos recetados, reconocer posibles efectos secundarios importantes y para saber cuándo debe regresar para el seguimiento y / o revisión .
- Contar con sistemas para asegurar que los pacientes que requieran ser monotorizados por la toma de medicaciones específicas lo sean con técnicas e intervalos apropiados.
- Asegúrese el sistema de repetición de la prescripción dispone de altos niveles de seguridad.
- Asegúrese de que tiene una manera segura y eficaz de comunicar la información de medicamentos entre la atención primaria y secundaria, y actuar sobre los cambios de medicación sugerido / iniciada por los médicos de atención secundaria
¿Seguro que lo tenemos siempre controlado?.
Como dice esta carta del CMAJ Errar es de humanos, pero no lo olvidemos…
El documento de NCP recoge en sus conclusiones una frase de Atul Gawande:
“Mejorar es posible. No hace falta ser un genio. Se requiere diligencia. Se necesita propósitos claros. Se necesita ingenio. Y, sobre todo, se necesita una voluntad de hacerlo”
Objetivos claros y voluntad de hacerlo se nos supone. Ingenio es una cualidad asociada habitualmente a los médicos. Diligencia supone reconocer nuestra tendencia hacia un modo de toma de decisiones “intuitivo, automático, rápido, frugal y sin esfuerzo”, que debería ser sustituida por un proceso consciente, intencionado y analítico en el acto de prescribir.