Brasil fue el país donde Gabriela Mistral experimentó dos de los hechos más trascendentales de su vida. Desempeñándose como cónsul en la ciudad de Petrópolis sufrió en 1943 la pérdida de su sobrino Juan Miguel Godoy (al que llamaba cariñosamente Yin Yin) y ya al final de su labor diplomática, en 1945, se enteró en esa ciudad de que había ganado el Premio Nobel de Literatura.
A más de 60 años de tales acontecimientos en la vida de la autora de Lagar (1952), la directora chilena María Elena Wood escogió un festival cinematográfico de ese país para estrenar su documental sobre la poetisa. Tras tres años de trabajo investigativo, el filme Locas mujeres se exhibió este viernes en el Festival de Cine Documental E Tudo Verdade de Sao Paulo y Río de Janeiro.
"Mostramos la película a sala llena en el cine Reserva Cultural de Sao Paulo", explica Wood desde Brasil, consignando que tras la primera función hubo bastante inquietud entre el público.
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Percibí que la gente había notado un aire triste en la película, como una soledad transversal que atraviesa a los protagonistas. Se trata de una bella historia de amor que tuvo Gabriela Mistral, pero que llegó tras sufrir la gran pérdida de Yin Yin. Tal vez eso es lo triste.
La película, que se estrenará próximamente en el país, sostiene su estructura en las dos relaciones más importantes de Gabriela Mistral: con su malogrado sobrino Yin Yin y con su secretaria y pareja, la estadounidense Doris Dana. La primera fue una ligazón pública y conocida. La segunda sólo de a poco va emergiendo a la luz general.
¿Mistral se transformará en ícono de minorías sexuales?
No creo que a ella le hubiera gustado. No nos olvidemos que a pesar de todo, era una mujer conservadora y por alguna razón mantuvo en secreto su amor hacia Doris Dana.
La directora sí concede en cualquier caso que sus últimos años de vida junto a Dana en Long Island le permitieron ahogar el dolor de la muerte de Yin Yin y experimentar "la vida a plenitud".
Mujeres cómplices
Durante su hora y 12 minutos, Locas mujeres (título que alude a una frase bastante común en las últimas poesías de Mistral) descansa en los registros escritos, fonográficos y visuales que realizó la propia Doris Dana y que su sobrina Doris Atkinson resguardó tras su muerte en el 2006.
Se trata de material utilizado por María Elena Wood con el fin de resaltar el tipo de relación que Mistral tenía con su compañera. Las risas de Dana son habituales, reflejando la continua alegría que a esta mujer de veintitantos años le provocaba estar junto a una escritora que admiraba y quería.
El material grabado por la propia Doris Dana es pródigo en lo doméstico y lo supremo, lo trivial y lo romántico. Se oye a Mistral recitar sus poemas frente a conocidos, pero también corregirlos con Doris a su lado. Se cuelan continuamente los maullidos de los muchos gatos que habitaban la casona y en un momento Mistral se hace la autocrítica: "Dicen que leo muy mal mis versos, como si estuviera leyendo los poemas de mi enemigo".
El filme se inicia con tomas de video casero en color que Dana realizó en el patio de la casa y donde se ve a la escritora mirar muy suspicaz, con desconfianza en la tecnología.
Ambas acostumbraban a armar diálogos de gran intimidad, escribiendo en un mismo papel de puño y letra. En uno Doris dice: : "He vivido siglos buscando a ti". Mistral responde: "Lo mejor no es comer avena, es comer Doris". Su amada le advierte: "No tengo apetito para comer, después del banquete de anoche". Pero luego aclara:"Soy tuya en todos los lugares del mundo y del cielo".
El contraste entre los acentos de las dos es interesante: Mistral habla con un español que más parece oriundo de México que del sur de América, mientras Dana es capaz de esconder cualquier seña de su inglés nativo.
En otro segmento se escucha cómo la poetisa chilena, siempre más alegre de lo que se desprende de sus severas fotografías, improvisa la clásica canción mexicana Guadalajara en un llano. Antes, sin embargo, previene: "Soy muy desafinada.Mi mamá siempre se enojaba cuando me ponía a cantar", recuerda.
La sombra de Yin Yin planea varios tramos de la historia, particularmente donde se muestran algunos cuadernos con dibujos del muchacho. Son de principios de los 40, en plena Segunda Guerra Mundial, y Yin Yin bosqueja cañones y aviones.
Pero siguiendo el patrón de su título, la película es el retrato de la relación entre estas dos mujeres separadas por 31 años de diferencia. A menudo Doris muestra gran inseguridad y se le escucha decir: "Te quiero desde el fondo de mi ser....Pero tengo una herida muy grande, porque no tienes confianza en mí". En otros momentos hay diversión y Doris dice:"Nunca voy a olvidarme de anoche, fue tan cómico". Acto seguido, la escritora le inquiere con tono dulce: "Eres una pícara".
Dos años antes de la muerte de Mistral, en 1955, la relación es más fuerte que nunca y así se advierte en una conversación donde Dana dice que "llevan siete años". "¿Siete años llevamos ya? Mentira", le responde Mistral. "Siete, chiquita, desde el 48", le recuerda Dana con inocultable cariño.
Fuente: Diario La Tercera