La variación de la ingesta de energía en la infancia y adolescencia está fuertemente ligada a factores vinculados al hogar [1]; entre ellos destaca: el modelo dado por los padres, la presencia de la televisión en los momentos de comida, y la condición de la madre ante el trabajo, entre otros.
La familia ocupa un rol crítico en la educación alimentaria, que incluye los modelos parentales de ingesta, el valor cultural de la comida y la disponibilidad de alimentos.
La compañía de los niños y adolescentes en el momento de la comida influye en la selección de los alimentos [2]. La presencia de los padres actúa inhibiendo el consumo de alimentos poco saludables por parte de los hijos. Mientras que las niñas adolescentes seleccionan alimentos saludables en compañía de amigas del mismo sexo, en los adolescentes varones no se ha demostrado la influencia del entorno.
Salvy y colaboradores concluyen que niños de 9 a 15 años comen más en presencia de amigos, que ante un par desconocido [3]. Los mismos autores evaluaron la conducta alimentaria en función del sobrepeso, y observaron que la ingesta calórica aumenta si comparten las comidas con amigos en la misma condición.
Asimismo, se observó que los niños sin sobrepeso no modifican su ingesta calórica en presencia de amigos con sobrepeso. Si se considera la influencia horaria sobre la ingesta –en particular el consumo de alimentos durante las tardes y las noches–, se observa que el consumo durante las tardes influye en la distribución calórica incrementando la proporción de hidratos de carbono, mientras que durante la noche se consume el 40% de la ingesta energética diaria [4].
La asociación entre consumo de alimentos y publicidad ha cobrado una importante dimensión en salud pública en los últimos años, especialmente cuando se trata de niños pequeños. En esta línea, un estudio, realizado en Gran Bretaña por Halford y colaboradores [5], afirma que la publicidad de comida en la televisión afecta marcadamente los hábitos alimentarios de los niños, duplicando sus tasas de consumo.
Sus estudios revelaron también una fuerte relación entre el peso y la susceptibilidad a comer en exceso cuando hay exposición a publicidad de comida en televisión. Los alimentos dominan el mercado publicitario en la televisión inglesa, y son los alimentos y bebidas con mayor contenido de azúcar y grasa los más publicitados [6].
Tanto la influencia del medio ambiente familiar como los hábitos maternos sobre las conductas de los hijos, han sido estudiados y asociados con la obesidad infantil. Johnson y colaboradores [7] analizaron el hábito de consumo materno y la relación entre el medio ambiente (TV y disponibilidad) y la elección de alimentos. Estos fueron clasificados en “básicos” y “no básicos”, entendiendo por alimentos básicos a los cereales, vegetales y lácteos, y alimentos no básicos a las grasas, galletitas y los alimentos para copetín. Los niños que optaban por los alimentos no básicos estaban expuestos a mayor número de horas frente a la televisión, mayor disponibilidad de alimentos, y madres consumidoras de alimentos no básicos. Los niños consumidores de alimentos básicos estaban asociados a mayor preferencia por alimentos básicos por sus madres.
Estos resultados muestran que la ingesta materna influye en ambos sentidos, mientras que la mayor disponibilidad y la TV parecen influir más en los consumidores de alimentos no básicos.
Los padres influyen positivamente sobre el hábito de consumo de frutas y vegetales: Andaya y colaboradores [8] evaluaron una población latina y observaron que niños que compartían el desayuno, almuerzo o cena por lo menos 4 días por semana con sus padres, consumían frutas y vegetales 5 veces o más a la semana (84% si compartían el desayuno, 85% el almuerzo y 80% la cena).
Adicionalmente, el mismo grupo estudió la relación entre la presencia de televisión durante las comidas familiares y la dieta de los niños. En aquellos casos donde la TV nunca o rara vez está presente durante las comidas, los niños eran menos propensos a consumir gaseosas y papas fritas comerciales.
Y los datos dan para más y más y más. El punto es, saber que educamos a los niños con y desde nuestros actos, desde lo más simple, desde tu elección cotidiana. No basta con decirles: “Debes comer verduras para crecer”.
De nosotros depende la manera en la que les presentamos el mundo, es electrizante el don de ser padres, desde estar al pendiente de los niños, del progreso que logran cada día y como poco a poco se va conformando su personalidad y se consolidan hábitos (la mejor herencia que les podemos dejar).
Todo es formación y cuenta, desde ir al súper, hacerlo divertido o no, elegir fruta para el desayuno o panecillos, quejarte en la comida o hacer de este tiempo un momento grato, compartir y agradecer por todo lo que si se tiene o acrecentar y contagiar un resentimiento poco estructurado.
Los estudios lo demuestran, los niños que están rodeados de padres saludables son niños más felices y saludables, porque reproducen lo que ven, suena muy lógico.
Abrirnos a nuevas experiencias, a probar con los ingredientes naturales aún cuando no te gusten o pienses que no los necesitas.
¡Siempre somos observados y somos un ser que inspira a alguien más!
Así es que, por ti y por los que te rodean.
¡Anímate a contagiar la alegría del bienestar!
Estela Vázquez V
Estudios citados:
[1] Swinburn B, Egger G y Raza F. Dissecting obesogenic environments: the development and application of a framework for identifying and prioritizing environmental interventions for obesity. Prev. Med. 1999 (29): 563-70.
[2] Salvy SJ y colaboradores. Influence of parents and friends on children’s and adolescents’ food intake and food selection. Am. J. Clin. Nutr. (93): 87-92.
[3] Salvy SJ y colaboradores. The presence of friends increases food intake in youth. Am. J. Clin. Nutr. 2009 (90): 282-7.
[4] Rockell JE y colaboradores. What children eat during afternoons and evenings: is it important? Public Health Nutr. 2011 (14): 557–562.
[5] Halford JG, Brown J, Pontin EE, Doverty P. Effect of Television advertisements for foods on food consumption in children. Appetite. 2004 (42): 221-225.
[6] Hastings G y colaboradores. The Extent, Nature and Effects of Food Promotion to Children: A Review of the Evidence, in Technical Paper prepared for the World Health Organization by the Institute for Social Marketing, university of Stirling 2006, World Health Organization: Geneva.
[7] Johnson L, van Jaarsveld CH y Wardle J. Individual and family environment correlates differ for consumption of core and non-core foods in children. Br. J. Nutr. (105): 950-9.
[8] Andaya AA y colaboradores. The Association between Family Meals, TV Viewing during Meals, and Fruit, Vegetables, Soda, and Chips Intake among Latino Children. J. Nutr. Educ. Behav. 2011 (43): 308-15.
Vía | nutricampeones