Revista Opinión

ETA: ¿perdón, indulgencia, moral, redención?

Publicado el 03 marzo 2011 por Bonhamled
ETA: ¿perdón, indulgencia, moral, redención?En los días en los que parece que el mundo abertzale, y ETA con ellos, parece haber cruzado su Rubicón, aunque yo no lo crea demasiado, comienza a hablarse del tiempo de después. De después de que ETA haya abandonado la violencia, después de que el mundo abertzale ocupe un lugar en el espectro político sin que la sombra alargada de la pistola y la bomba le de un relieve que no les corresponde, después de que la paz explote de manera primaveral en el País Vasco.Ese tiempo habrá de llegar, tarde o temprano porque la política permite que todas las ideologías puedan expresarse, porque la violencia les ha hecho perder toda la posibilidad moral de ser interlocutor, y porque el tiempo de los "revolucionarios" de pacotilla ha pasado hace mucho. Tendremos que ver si a ese punto llegamos mediante la "victoria" blanca de la democracia y el sistema de derecho, poniendo a los terroristas tras los barrotes, o mediante algún tipo de memoria floja e interesada que aunque sea moralmente reprobable. También verificaremos si estamos a punto de cruzar ese dintel luminoso o simplemente los últimos movimientos del mundo abertzale son añagazas para evitar la muerte social, económica y política cantada lo veremos y, quiero pensar, comprobaremos.Este primer paso no es baladí, es importantísimo, porque podrá significar un nuevo "jueguecito" de las sombras asesinas de ETA o, realmente, el inicio de esa Primavera de Praga en el politburó asesino de la serpiente.En ese momento deberá hablarse del perdón. Del que tienen que solicitar los que causaron muertos, heridos, familias rotas, acoso y agobio a las familias ajenas al mundo abertzale. También los muertos ocasionados por el estado en la lucha contra el terrorismo, sobre todo si existieron lugares de duda. Todos ellos son víctimas de la violencia que ha socavado el País Vasco y se ha extendido como veneno por toda España.Ese momento será el gran momento de los valientes puesto que será donde veamos si los corazones rotos de las victimas se sobreponen a la realidad del momento o la sensación de recuperación y del perdón: La indulgencia frente al dolor.Para los primeros los victimarios el pedir perdón es básico para la credibilidad del paso, de hecho es lo que ha sido criticado en Sortu en relación con el pasado: su medida dialéctica, sus contadas palabras, su doble interpretación teatral. En el pasado, el rechazar la lucha armada en ETA, insertarse y pedir perdón, a veces ni siquiera lo último, era sinónimo de pena de muerte como en el caso de Yoyes. Hoy en día se salda solo con la expulsión de la banda. Siempre se ha considerado un liquidacionismo peligroso. El pedir perdón a las víctimas ha sido una elusión continuada porque sino sería ilógico el asesinar. Un "nosotros no queremos pero..." era el argumentario básico y que era tan reprobable como el propio atentado.En estos días muchos de los terroristas piden perdón por la muerte de las víctimas inocentes de su carrera violenta hacia el maximalismo del terror, quizás por relevarse de una carga, quizás por buscar una salida individual a sus largos años de cárcel.Por otro lado las víctimas sangrantes y llorantes, barricadas primeras en las embestidas del terror, son solicitados para perdonar y, de esta manera, dejar libres moralmente a los asesinos para recomenzar su vida. Su mera presencia es una deslegitimación real y evidente de los juegos y enjuagues el terrorismo. Nadie les pidió permiso para robarles los padres, hermanos, hijos y nadie tiene porque pedir que enfrenten el mal supremo del agresivo factotum de su dolor. Realmente nadie tiene derecho a pedirles la indulgencia plena si acaso, y muy dudosamente, de tener memoria flaca cuando se crucen en la calle con conocidos proetarras. Es una falta de memoria como la de la transición española donde nadie pidió que unos y otros hicieran acto de constricción pública sino que olvidaron antiguas deudas, riñas y rencores sólo para poder mirar al frente con menos hipotecas del pasado aunque exista el riesgo de que el revisionismo o la propaganda se apodere de ese pasado.No entiendo porque las víctimas del terrorismo, en muchos casos olvidadas, enfrentándose al acoso que se añadía a la perdida de sus seres queridos, olvidados por los poderes públicos, de manera sangrante en los gobiernos del PNV, han de tener esa generosidad con los hijos del hacha y la serpiente. Los terroristas buscan una redención, moral, personal o solo penitenciaria que solo se puede conseguir legalmente cumpliendo las penas y moralmente no apareciendo en sociedad y, por supuesto, no dejándose ver de las víctimas. El resto, lo que dentro de cada cabeza haya y a lo que la moral de cada uno obligue deberán convivir con ello, deberán hacerlo cotidiano en su levantarse, comer y dormir porque ese camino, el de acabar con la vida de un semejante, es el que eligieron cuando tomaron la pistola hace años. Pedir a las víctimas dolientes que les ayuden a superar ese paso es pedir demasiado, es solicitar una bondad y una entrega que no está en los prontuarios de las personas corrientes.El hecho de que ahora muchos terroristas entiendan que la orgía de sangre y violencia de ETA, psicopatía mediante en muchos casos, era estéril no es causa suficiente para dar ese paso: sería un nuevo agravio. ETA no lo desea, sería dar carta de naturaleza al camino sin salida de su lucha pero sobre todo no lo quiere la democracia, no se lo puede permitir.Si alguna de las víctimas prefiere cerrar el círculo del duelo y perdonar a su agresor le enaltecerá moral e históricamente pero es un lujo que no se les puede exigir: es demasiado.Tampoco se entendería que las víctimas fueran quienes dirigieran estos últimos procesos de liquidación, lo de último muy entrecomilladamente, por las dudas que albergo. Si negociar con terroristas es como discutir con atracadores que sobre los planes que tienen con el dinero que han enajenado, como indica el filósofo Fernando Savater, dejar dirigir los pasos últimos de terrorismo a personas tan marcadas y dolidas tendría el mismo efecto que dejar diseñar carreteras a quienes han perdido a sus seres queridos por un accidente de tráfico. Sin embargo y de manera justa ha de escuchárseles para evitar que al dolor del terror se una el dolor por la paz; creo que esa mínima condescendencia que la democracia ha de tener. A fin de cuentas han sido la vanguardia silenciosa, involuntaria y sufriente de la lucha contra el terror absoluto de la violencia durante décadas en la quietud de sus casas, sus llantos y sus tiempos. Algunos sapos grandes y ruedas de molino habrán de tragarse, todos, y las víctimas mucho más, pero ya ni siquiera considerar esa mínima estética será terrible.El perdón, la redención será un tratamiento colectivo para superar el tiempo pero, realmente, es demasiado pedirle a las víctimas, demasiado que conozca, reconozca que el asesino está enfrente de cada uno de ellos y con un gesto casi santo de su mano les permitirá continuar, aligerados, de una carga terrible. Es demasiado pedir, demasiado buscar. Sin duda demasiado y no puede ser exigido bajo ninguna circunstancia ni nadie, el gobierno ni los terroristas, pueden exigirles: no les pertenece en ese ámbito privado y particular y tanto más si a las víctimas que hay en el lado del terror, la banda les reconoce la capacidad de restitución, indemnización pero sin la obligación de solicitar el perdón.
Perdón y redención, indulgencia y moral. Recuerdos del día de mañana.Imagen: http://juliofdeltoro.blogspot.com/
Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte. A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar. Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.

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