→Gana y sorprende Alemania con más de 50 puntos de ventaja sobre Turquía, segunda clasificada
→España termina en el puesto 15º
→Daniel Diges tiene que actuar una segunda vez debido a un espontáneo
→Armenia, la actuación más atractiva
Qué friki, dilo. En serio, te doy permiso. Si en algo me estimas, hazlo porque si no lo haré yo y como empiece será lo único que leas en adelante. Friki, más que friki, con todo lo que tenías donde elegir para volver a escribir por aquí y fíjate, Eurovisión. Pero es que no lo puedo evitar. Es escuchar esa sintonía, reencontrarme un año más con la voz de Uribarri, ver los primeros planos de ese estadio más abarrotado que el maletín de Sarah Ferguson, y buah, la piel de gallina. Da igual quién nos represente o qué países nos vayan a devolver a la cruda realidad a golpe de mensajitos y llamadas telefónicas. Si te gusta la música no te lo puedes perder. Es una regla de tres, bueno, o de dos, ¿o tampoco es de dos? Es igual, me has entendido.
Y ya si el elegido o elegida de turno que facturamos desde España te toca alguna fibra, pues para qué queremos más. Hasta que no sale al escenario ahí estás tú, sin pestañear pese al riesgo de un ataque epiléptico ante tanta luz intermitente, y de esas había unas cuantas en el Telenor Arena de Oslo, Noruega. Por suerte o por desgracia —por aquello de la ley no escrita que afirma que las primeras actuaciones de la gala acaban siendo olvidadas— en esta ocasión no hubo que esperar para disfrutar de nuestro Daniel Diges y de su Algo pequeñito —no me seas animal, es el título de la canción— pues por delante de él sólo actuó una.
Azerbaiyán, la primera en la frente, la primera pivón de yate en la frente, quiero decir. Muy buena actuación la de Safura “se mire por donde se mire”, pero vamos, que estábamos más pendientes de que terminara su Drip Drop cuanto antes. Habrá que esperar a la repetición para no perder detalle…
Y ahí va Daniel. El chorro de voz está garantizado y la coreografía es simple. Es más, ni se tiene que distraer en bailecitos absurdos. Para eso ya están el soldado de plomo, la muñeca de trapo, el arlequín, la bailarina del tutú y el tipo de la barretina colorada. Lo malo es que este último se coló en la fiesta. Jimmy Jump, espontáneo reincidente en diversos eventos deportivos, salta al escenario y se une a la coreografía como si tal cosa. Interminables son los segundos que transcurren hasta que la seguridad se percata de que eso no está en el guión y le saca de ahí. Menudo gilipollas integral, y perdón por la expresión. A ver si se pierde en algún fiordo y nos libramos de sus payasadas.Menos mal que Diges hace gala de su profesionalidad, ni se inmuta y termina su actuación por todo lo alto —gracias también al cantante de las segundas voces, a quien, pese a aparecer por sorpresa, sí se le esperaba —. No sé en qué puesto terminará, pero puede estar muy satisfecho. Ha tocado fibra, tendón y hueso; bravo.
A continuación llega el turno de Noruega, que apuesta con Didrik Solli-Tangen por la línea que les condujo hasta la victoria la anterior edición, interpretación vocal masculina de garantías. Moldavia, muy dance su Run Away, buena forma de ir entrando en calor. En cuanto a Chipre no sé qué decir. Baladita de las del club de ni fu ni fa. Quizás peque de machista, de hecho el “quizás” sobra, pero estas cosas, sin una cantante de gran calibre, pierden aún más.
El siguiente, el representante bosnio. Mucha atención, cruce entre las cuerdas vocales de Robbie Williams y la fisonomía y el aspecto en general de Chris Martin. Un sinsentido rematado con unas guitarras que no se sabe muy bien a son de qué suenan y dejan frío. Bélgica y Tom Dice, muy bueno, intimista, reposado, suena a Jason Mraz. Casualmente se titula el tema Me and My Guitar, y esta sola ya me gusta más que las anteriores aunque sea más mansa que un gato de peluche. La prueba es que la gente sigue el ritmo entre aplausos, ha gustado, y si se hace justicia quedará entre las primeras (El vídeo corresponde a la semifinal).
Buen sabor de boca y mejor noticia la que entonces da Uribarri: Anuncian desde la organización que Diges volverá a salir al escenario en último lugar para repetir a causa del incidente. No sé si me columpiaré al final de esta crónica o no, pero por aquí que estábamos preocupados por cantar tan pronto y mira tú por dónde. ¿Será cierto eso de que no hay mal que por bien no venga?
Y hablando de columpiarse, en casos como el de Serbia tengo una onomatopeya, schsssssssss, que vendría a significar algo así cómo “¿Adónde vas, inconsciente? Menudo fuera de pista te acabas de marcar por listo”. Y con ello no me refiero a las pintas que se gasta el cantante en cuestión, que no se sabe exactamente lo que se esconde tras ese generoso flequillo. Vamos, que ni las bailarinas distraen nuestro ojo crítico, y ya es decir. Lo siguiente es una pastelada antológica, a lo fin de peli de Disney planeando en alfombra voladora. Bielorrusia, es que si se va con una balada hay que hacerlo en condiciones, a lo grande o con una señora de los pies a la cabeza como hizo Irlanda con Niamh Kavanagh.
Otros que derrapan son los griegos Giorgos Alkaios & Friends. De primeras, el título de su OPA recuerda a esa aberración musical que puso de moda uno que compartía nombre artístico con cierto marsupial entrañable, mala señal. Pero si la canción en sí es un homenaje a los mejores gritos de Ricky Martin, está todo dicho. Bromea Uribarri con que si Grecia va a hacer o no una opa hostil, pero me da que no están los “joroña que joroña” para hacer muchos números y menos si se trata de defender un tema indefendible como el suyo. Reino Unido, buff, qué pereza, el ritmo del That Sounds Good To Me de Josh no está del todo mal, la verdad es que en lo que va de gala se han escuchado cosas peores, pero esa letra “Tú traes el amanecer, yo traigo esto otro” no tiene perdón. Menos mal que los rayos cursi no son nocivos para la salud. Para sol, lo que se dice “sol”, el que pisa el escenario a continuación. Aunque aparte de quitar el hipo a más de dos, de la participación de la georgiana Sofia Nizharadze poco más se puede destacar.
Es la hora de Turquía y del Rock, pues según anuncia Uribarri, los maNga son los únicos representates del género en la final. A causa de mi profunda ignorancia en lo que a Rock otomano se refiere, pensé que iban a ser más petardos. y podría llamárselo aquí y ahora sin omitir una sola letra. Pero me voy a quedar con las ganas porque no está tan mal. No llega a la altura de Lordi, pues son estilos diferentes y no creo que jamás vuelva a escucharlos, pero repito, no están mal.
Pasa Albania sin pena ni gloria y nos topamos con Islandia, que entre unas cosas y otras, y nunca relacionadas con la música, últimamente ha estado en boca de muchos. Por cierto, cómo se nota que están que arden y hay complejo de volcán. Cantante vestida de rojo magma y canción incendiaria. Muy buena actuación, “me gusta, me gusta mucho”, como diría el bueno de El Robe. Apuesto por una buena clasificación por parte de Hera Björk y este tema discotequero. Pero que no se confíe porque ojo con Francia y Jessy Matador, sonido muy a lo Bob Sinclair trufado de ritmos africanos adictivos, puesta en escena simpatiquísima, estribillo más simple que el mecanismo de un sonajero y… un momento, que también le ha dado a mi pierna el baile de San Vito. Esta gente puede llegar bastante alto.
Alto ahí, no me digáis por qué, pero imaginaba lo que iba a pasar con Armenia y Eva Rivas. Pivón de yate, primer premio. No hace falta esperar a ver qué mujeres faltan por salir al escenario, adjudicado. Y la canción no está mal (al contrario que la escenografía, deprimente), con guiños a los ritmos de la tierra, pero claro, poniendo delante a semejante diosa esos detalles tienden a volverse invisibles. Se dice que la objetividad es imposible, pero de esta manera no hay otra posibilidad. Lena Meyer-Landrut es otra joven. En su caso representa Alemania y lo hace con Satellite, una desenfadada canción y una austera puesta en escena que, lejos de tópicos eurovisivos, de no haber resultado ganadora habría pasado desapercibida en esta crónica.La última actuación es además la más destacable antes de las votaciones. Se trata de Dinamarca y la pareja formada por Christina Chanée y Tomas N’evergreen. Los nórdicos siempre poniendo la nota de calidad. Sin fuegos de artificio, apostando por el juego de voces.
Y ahora sí que toca cerrar líneas telefónicas, hacer recuentos y comenzar el carrusel de los puntos, que en esta ocasión contaba con una novedad. Cada vez que se concedieran los 12, además del plano del artista agraciado, supuestamente se dedicaría otro a una familia del país correspondiente. Perdón, rectifico, no es “supestamente”. Quería decir “supuesta familia”, sí, porque dudo de que realmente fuera ciudadanos del país, y sobre todo, porque cantaba por bulerías que eran actores —no conozco a nadie que celebre en su casa los puntos brincando y aullando de esa manera, y menos si tu país está a años luz de la cabeza de la clasificación—. Y el teatrillo un par de veces resulta gracioso, pero cuando se pasa el efecto novedad, cansa.
En fin que entre eso, y que Uribarri nos volvió a quitar los nervisos pasando el rato con su juego de “a ver cuántas votaciones adivino este año”, pues estas se desarrollaron sin mayores sobresaltos. Alemania se llevó puntos de todos los rincones, 246, muy por delante incluso del segundo, Turquía, 170 puntos, y cómo no, de España, que finalizó en 15ª posición con 68. En este sentido se cumplieron casi todas las tradiciones: No ganamos, Portugal volvió a ser el que mejor se portó dándonos sus 12 puntos, al contrario que nosotros, que como buenos españoles ninguneamos de nuevo a nuestros vecinos.
En fin, me gustaría destacar el tercer puesto de Rumanía, aún más sorprendente que el primero de Alemania; una canción que pasó desapercibida ante mi oídos. El increíble octavo lugar de Grecia por lo mala que fue la actuación. Y fundamentalmente los pobres resultados cosechados por islandeses, irlandeses y británicos. De los tres, Reino Unido fue el más flojo, ¿pero tanto como para ocupar la última posición? Será que esto de resistirse al euro y de vivir rodeados de agua de algún modo les tiene que pasar factura. El año que viene más.
→Clasificación Final Festival de Eurovisión 2010
1 Germany Lena Satellite 246
2 Turkey maNga We Could Be The Same 170
3 Romania Paula Seling & Ovi Playing With Fire 162
4 Denmark Chanée & N’evergreen In A Moment Like This 149
5 Azerbaijan Safura Drip Drop 145
6 Belgium Tom Dice Me And My Guitar 143
7 Armenia Eva Rivas Apricot Stone 141
8 Greece Giorgos Alkaios & Friends OPA 140
9 Georgia Sofia Nizharadze Shine 136
10 Ukraine Alyosha Sweet People 108
11 Russia Peter Nalitch & Friends Lost And Forgotten 90
12 France Jessy Matador Allez Olla Olé 82
13 Serbia Milan Stanković Ovo Je Balkan 72
14 Israel Harel Skaat Milim 71
15 Spain Daniel Diges Algo Pequeñito (Something Tiny) 68
16 Albania Juliana Pasha It’s All About You 62
17 Bosnia & Herzegovina Vukašin Brajić Thunder And Lightning 51
18 Portugal Filipa Azevedo Há Dias Assim 43
19 Iceland Hera Björk Je Ne Sais Quoi 41
20 Norway Didrik Solli-Tangen My Heart Is Yours 35
21 Cyprus Jon Lilygreen & The Islanders Life Looks Better In Spring 27
22 Moldova Sunstroke Project & Olia Tira Run Away 27
23 Ireland Niamh Kavanagh It’s For You 25
24 Belarus 3+2 Butterflies 18
25 United Kingdom Josh That Sounds Good To Me 10