Revista Salud y Bienestar

Eutanasia, un tema peliagudo

Por Pedsocial @Pedsocial

imgresUna intervención reciente publicada en la lista de comunicación de la Organización Médica Colegial aportaba una reflexión sobre la eutanasia infantil . Desde la comisión deontológica se hacían eco de recientes desarrollos de las prácticas del final de la vida en los Países Bajos y expresaba la preocupación que despiertan estos temas.

Evidentemente que compartimos esa preocupación. Pero y al mismo tiempo entendemos que no es un tema al que dejar de lado u olvidar por incómodo y complejo.

Las comisiones deontológicas son muy dueñas de elaborar comentarios e incluso doctrinas sobre los temas que rodean el final de la vida pero, para los profesionales en ejercicio enfrentados a la realidad, las doctrinas sirven de poco. Además de no ofrecer, probablemente porque no pueden, soluciones o normas de aplicación en los diferentes casos, las declaraciones corporativas no garantizan que, llegada una situación de conflicto, vayan a dar todo el soporte al profesional implicado.

Mientras tanto el mundo sigue dando vueltas y en otros países y otras culturas, a las que hemos manifestado que queremos equipararnos, como son los países del núcleo de la Europa occidental, estos temas van avanzando por lo menos en su planteamiento y abordaje.

Es obvio que los médicos, o los pediatras, estan integrados en la sociedad que les rodea y que se deben a ella. Y que no van a emprender iniciativas que no cuenten con al menos ciertos consensos sociales. Pero no es menos cierto que, ante circunstancias concretas, son los facultativos, los profesionales, los que están obligados a tomar las decisiones y ofrecer las informaciones.

En Pediatria, como en cualquier otra edad de la vida, se producen circunstancias clínicas en las que la supervivencia de un paciente sin soporte se hace dificultosa, complicada, costosa en recursos y esfuerzos y hasta dificilmente deseable. El mantenimiento de la vida a ultranza puede además, carecer de sentido, de ese sentido común al que tan a menudo apelamos.

Los ejemplos desgraciadamente abundan:  enfermedades destructivas de evolución fatal sin tratamiento eficaz conocido y con evidencia de sufrimiento insalvable, grandes malformaciones neonatales (acranio, siameses, cromosomopatías, enanismo diastrófico, etc, enfermedades degenerativas del SNC avanzadas, grandes amputaciones, neoplasias destructivas y unas cuantas más, además de los siempre progresantes límites de la viabilidad fetal.

Hemos incorporado al vocabulario términos como la futilidad, y la Limitación del Esfuerzo Terapéutico, anestesia terminal, pero siempre quedará al criterio del profesional responsable la aplicación a cada circunstancia.

No podemos descargar sobre la familias la responsabilidad de las decisiones. A las familias hay que darles soporte e información, pero las decisiones son clínicas, profesionales. Y como eso es así, vale la pena que nos hablemos del tema, nos actualicemos y compartamos informaciones y criterios en frío, con tranquilidad y con serenidad, sin rehuir todos los planteamientos. Y, lógicamente, sin olvidar nunca que es lo mejor para el paciente. Para cada paciente. Para todos los pacientes.

X. Allué (Editor)


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