Eva Giberti en Naciones Unidas 08/03/2013
Posted by María Bertoni in Periodismo/Medios.trackback
Apenas una ínfima porción de nuestro periodismo anunció la participación de Eva Giberti, coordinadora del programa Las víctimas contra las violencias, en el 57° período de sesiones de la Comisión Jurídica y Social de la Mujer (CSW por sus siglas en inglés) en Naciones Unidas. Ni siquiera la coincidencia de fechas entre este evento y la celebración del 8 de marzo alentó la ocurrencia de informar sobre la presencia argentina en este encuentro presidido por la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet.
La intervención de Giberti como panelista experta tuvo lugar el miércoles pasado en la mesa “Servicios y respuestas multisectoriales para mujeres y niñas sometidas a la violencia”. Aquí figura -por suerte en castellano- el paper que nuestra especialista presentó para sustentar la exposición cuya versión filmada todavía no fue subida a la página web correspondiente.
Además de explicar los fundamentos de la Ley 26.485 (“de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que se Desarrollan sus Relaciones Interpersonales” es su título), Eva (vaya nombre) enumera los distintos aspectos del programa que coordina. Entre ellos, uno muy atractivo para los interesados en la cuestión mediática: cierto ejercicio docente con periodistas para mejorar su trabajo ante temas tan delicados como la trata de personas y los crímenes de género.
Giberti también se refiere al proyecto de ley de “Protección, Sanción y Erradicación de la Violencia y el Abuso de Poder en el Ámbito del Grupo Familiar” que los senadores Aníbal Fernández y Elena Corregido presentaron en agosto del año pasado. Este trabajo -leemos en la sexta página del documento- “introduce temas escasamente visibilizados como la violencia en obstetricia y las violencias económicas que se registran particularmente en las víctimas de violencia familiar y de trata sexual y laboral rescatadas”. Se trata de un “marco abarcativo” cuya aplicación fue concebida para todos los estratos sociales con la intención de combatir la discriminación, “tema sensible en nuestro país donde convivimos con distintas etnias que disponen de su derecho a mantener sus culturas ya sean indígenas o afrodescendientes”.
Nuestra expositora en Naciones Unidas reivindica “las prácticas en terreno que introdujimos (y que) tienden a la emancipación de las mujeres, ya sea como resultado de sus padecimientos en la posición de victimas con derechos frente al Estado y frente al mundo, o como apertura para contribuir en las nuevas
prácticas políticas y sociales que nos corresponde asumir”.
Una de las conclusiones del texto resulta un tanto amarga: “Si bien hay más mandatarias y un mejor marco jurídico, la situación de pobreza, discriminación y violencia contra las mujeres aumenta”. La observación bien podría convertirse en esa clase de títulos que nuestros editores tanto aprecian un día como hoy.