Evans lanza el ramo de flores al público -EFE.
La diferencia estuvo a punto de alcanzar los cuatro minutos y medio. Andy Schelck caminaba, volaba hacia su primer Tour después de un calculado ataque en el Izoard y con dos compañeros como aliados en la fuga, camino del Galibier. Cadel Evans miró al resto del grupo. "¿No tiráis? ¿Por qué no tiráis?", les decía el australiano con gestos muy expresivos, totalmente enfadado. Evans no entendía por qué nadie hacía el trabajo sucio para recortar la renta de Andy. Así que, dedicido, se puso a tirar él mismo hasta recortar la desventaja casi a la mitad sin las ayudas de las que se ha aprovechado siempre. Evans tomó la iniciativa, salvó un día terrible y ató en corto al luxemburgués en la etapa de Alpe d'Huez, a pesar de tener problemas con la bici (que le cambiaron) cuando su rival se había escapado con Contador. Evans había resistido bien, había vencido en la photo-finish en el Muro de Bretaña. El australiano fue todavía más grande en el penúltimo día, en el último oficioso, cuando se quedó a poco más de cinco segundos del ganador de la contrarreloj de Grenoble a Tony Martin, pero sobre todo destrozó al otro gran aspirante a ganar el Tour, Andy Schleck, con el que empezó con 57 segundos de desventaja y al que acabó sacando 1m 34s. Un mundo en 42'5 kilómetros de recorrido, una excelente actuación para que Evans celebrase su primer Tour: "No me lo creo, llevo tanto tiempo concentrado en ganar". Se acordó de su entrenador, Aldo Sassi, que falleció en diciembre. Contador fue tercero de la etapa y quinto en la general. Samuel Sánchez fue sexto, mientras que Thomas Voeckler resistió en el cuarto puesto y no tuvo opciones de subirse a la última plaza del podio, espacio para el hermano de Andy, Franck.Empapado en el rodillo, Evans estaba concentrado, inexpresivo antes de su tercera gran oportunidad de llegar a París como vencedor final. Había fracasado en el intento en 2007, cuando Contador ganó su primer Tour, y al año siguiente ante Carlos Sastre. No dejó escapar la ocasión esta vez el australiano, campeón del mundo en Mendrioso (Suiza) en 2009 y amante de los coches antiguos, con lo que deshizo con Andy un empate trágico. Ambos habían sido dos veces segundos en la ronda francesa. Ahora el luxemburgués acumula tres (2009, 2010 y 2011), tantas como el carismático Raymond Poulidor. Evans no se lo creía en el podio, donde incluso esbozó una sonrisa, pese a ser una persona poco dada a mostrar su perfil más alegre. El referente del BMC olió el león de peluche de la organización y tiró las flores al público: su sueño se acababa de cumplir. Es el primer vencedor de la prueba desde 2005, año del séptimo Tour de Lance Armstrong, que no es español.
"Igual su forma de correr no es espectacular"
Evans se ha renovado para vencer en la edición que siempre se recordará por el desfallecimiento de Contador en el Izoard y el Galibier. "Igual su forma de correr no es espectacular, pero ha hecho una gran carrera", le elogió el madrileño: "Es un digno campeón". Contador, que confesó que su móvil se quedó sin batería después de l gran número de mensajes que recibió tras su gran etapa en Alpe d'Huez, ha sabido asumir la derrota sin buscar excusas recurrentes como hacen otros. Más contento ha acabado Samuel Sánchez, brillante maillot de la montaña y con una victoria de etapa (la de Luz Ardiden) en su haber: es el primer español que acaba la prueba como el mejor escalador desde que en 1974 lo consiguiese Perurena. Sánchez hizo una crono notable, pues incuso superó al gran especialista actual, el suizo Fabian Cancellara, que salió pronto -era el 126º de 167- y que con la misma velocidad comprobó que no iba a ganar. En un rato le superaron Porte, De Gendt... Y, claro, Tony Martin. Cancellara, poco visible en este Tour, reducido a fundidor esporádico del pelotón al servicio de los Schleck, acabó a 1m42s del vencedor por el 1m 35s de Sánchez.
A poco más de un minuto acabó Contador, consciente de que tenía remotas opciones de llegar al podio y de llevarse una etapa que comenzó mal, pues a punto de caerse en la rampa de salida. Un susto que no le desconcertó, sino que le hizo para motivarse más, por qué no, para luchar por el triunfo de etapa. Tanto que el líder de Saxo Bank pasó por el primer punto intermedio a 21 segundos de Martin, exacto registro que Evans, que rodaba con mayor cadencia y más alegría que su competidor directo, que pasó a 57, por lo que al luxemburgués sólo le quedaban 21 de margen. Evans se comía a Andy, que por mucho que tenga dos campeonatos de su país en dicha especialidad, tenía sólo entre tres y dos segundos de renta en la mitad de la prueba. Era la lucha entre un corredor de 34 años rejuvenecido y juvenil y un joven sin gas. El australiano se mostraba muy entero en la subida en su bicicleta y pasó por el segundo punto a siete segundos de Martin (Contador pasó a 41'94) y más de medio minuto de ventaja en la general con Andy. Mientras, Taaramae y Rolland luchaban en su batalla por llevarse el maillot blanco, el de mejor joven de la prueba. Rolland, vencedor en Alpe d'Huez, se llevó el premio.
Era cuestión de tiempo que Evans superase a Andy en la clasificación14 minutos de las cinco de la tarde. De hecho, en 60 segundos le sacó seis a Andy, desmoralizado antes de pasar por el segundo punto de cronometraje. Sabía que Evans iba camino de su primer Tour, un triunfo grandioso para alguien que ha sabido cambiar su forma de correr para ser el mejor. "Nos estamos olvidando de toda la gente que se ha caído y se ha roto los huesos en la carrera", quiso recordar Samuel Sánchez. Evans ha sido de los afortunados que no han tenido excesivos sobresaltos. El más fuerte, en definitiva.