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Evasión o Victoria: Cuando Pelé derrotó a los Nazis

Publicado el 29 octubre 2017 por Trescuatrotres @tres4tres

No cedieron ante la intimidación y al mismo tiempo lanzaron un grito al mundo. Por desgracia, un grito que no se oyó con la fuerza que era necesaria, pero que ha sido recordado. Combatieron el horror y la barbarie con el arma más potente que estaba a su alcance: jugar al fútbol.

En 1943, tuvo lugar un partido entre una selección de jugadores de la Ucrania ocupada por el ejército alemán, la mayoría profesionales del Dinamo de Kiev, contra una selección de los mejores futbolistas de la Alemania Nacional Socialista.

Temiendo que las victorias de aquel equipo en varios partidos amistosos previos ante equipos formados por militares alemanes, a pesar de la mal nutrición de los componentes del conjunto de Ucrania, pudiera disminuir la moral de las tropas, la administración alemana informó al equipo ucraniano que en caso de ganar el partido serían ejecutados.

Advertidos de que el partido era solo una patraña propagandística, que recibió la aprobación del mismísimo Joseph Goebbels, de que el árbitro estaba más que dispuesto a permitir la violencia característica con la que jugaban los alemanes, de jugarse la vida, los jugadores ucranianos decidieron jugar el partido.

Evasión Victoria: Cuando Pelé derrotó Nazis

Ganando el encuentro por cinco goles a tres, pocos días después los componentes del FC Start fueron arrestados y torturados por miembros de la Gestapo. Nikolai Korotkykh murió por los efectos de las torturas. Al resto, les esperaban los campos de concentración.

A partir de los años 60, varios han sido los intentos de hacer el homenaje definitivo en forma de película a esos jugadores, que como otros casos como el llamado "Wunderteam" o Matthias Sindelar, hicieron frente al nazismo. Es en el año 1981 cuando se estrena la adaptación más famosa de aquel trágico y épico suceso: Evasión o Victoria.

A pesar de lo entretenido del film, Hollywood optó por una visión un tanto alejada de los hechos reales en que se basaba. Pero como película es una opción de entretenimiento altamente recomendable, incluso para aquellos que no les guste el fútbol. Si no la han visto por temor a que "es una película de fútbol", denle una oportunidad.

Uno de los aciertos del guión de Por ejemplo, cuando al personaje de Evan Jones, Yabo Yablonsky, Jeff Maguire y Djordje Milicevic fue mezclar varios géneros de cine en su libreto para que lo deportivo no fuera lo predominante. Obviamente, hay una gran carga futbolística en la historia. Pero está mezclada con gran habilidad con el drama y las películas de fugas. Incluso tiene sus sutiles tintes cómicos. Sylvester Stallone le cuesta tanto entender las reglas del fútbol europeo siendo norteamericano. Da lugar a pequeñas escenas muy divertidas, como cuando tras sufrir un regate hace un placaje en toda regla al delantero.

Otro punto a favor de Evasión o Victoria es el contar con futbolistas de verdad en el reparto. Uno de los fallos más comunes en películas, con escenas donde se juega al fútbol, es su falta de veracidad a la hora de ver a actores dándole patadas al balón. Aquí la producción "fichó" a algunos de los mejores jugadores de la época : Osvaldo Ardiles, Bobby Moore, o el mítico Pelé.

Estas leyendas del balompié acompañaron, bajo las órdenes de uno de los mejores directores de cine, John Huston, a todo un reparto de Champions: Michael Caine, Sylvester Stallone y Max von Sydow. Bien es cierto que Stallone puede chocar al lado de sus compañeros de reparto por sus cualidades como actor, pero no desentona en absoluto en su papel.

Una vez se supera la dificultad de imaginar al talentoso Caine como antiguo jugador de fútbol y estrella de la selección de Inglaterra, el espectador y aficionado al fútbol disfruta de una película cargada de emoción dividida en dos tramas paralelas que se unen en una famosa escena final.

Por un lado, la trama principal arranca cuando se produce la visita del comandante del campo de concentración de Gensdorff, Max von Sydow, a las instalaciones bajo sus órdenes. Allí reconoce a un antiguo rival de cuando el comandante era la estrella de la selección alemana de fútbol. Nunca olvidará un partido en el cual se enfrentaron en la Copa del Mundo, un Alemania-Inglaterra.

La antigua estrella de la selección británica, Michael Caine, entrena al equipo de fútbol, formado por presos del campo. De ese fortuito encuentro, nace una idea completamente descabellada: un partido amistoso entre una selección de prisioneros de guerra de los países ocupados y la potente selección de fútbol del ejército alemán.

El comandante alemán da su palabra de que será un encuentro limpio y facilitará toda la ayuda posible para que el equipo de prisioneros compita en igualdad de condiciones: botas, comida, ropa, etc.

Por otro lado, a los superiores del ejército aliado concentrados en el campo no les hace gracia la idea del partido. Les parece que deberían centrar sus esfuerzos en escapar, tal y como dictan las normas militares del ejército británico, y no en hacer de "monos de feria" para los Nazis. Ellos harán todo lo posible por idear un plan exitoso de fuga.

Estas dos líneas de argumento se cruzan constantemente, sobre todo a raíz de la aparición de un soldado norteamericano experto en fugas, Sylvester Stallone , que ve en el equipo de fútbol una opción ideal para lograr salir del campo de prisioneros.

Entre planes de fuga clandestinos, tácticas y selección del equipo titular del ejército aliado, el partido toma unas dimensiones políticas que ninguno de los dos bandos piensa desaprovechar para lograr sus fines.

No esperen un lección de historia en esta cinta, pues se edulcora bastante la vida en los campos de prisioneros. Pero sí funciona muy bien como película de aventuras y deportiva. En escenas a recordar, cabe destacar cuando Michael Caine pide a las autoridades alemanas la lista de prisioneros de Europa del Este, argumentando que hay allí jugadores muy buenos que quiere en el partido.

Deberá sobreponerse a la negativa burocrática. Pues el III Reich no reconoce a esos prisioneros de guerra como tales, no los reconocen como personas. Es el guiño más claro al hecho histórico de 1943 en el cual se basa toda la película. Se agradece.

También, sobre todo, está en la retina de todo cinéfilo futbolero el partido. Regates imposibles, tensión. Golazos, épica. Todo ello acompañado con la magnífica banda sonora de Bill Conti, quien dos años después lograba un Oscar por Elegidos para la Gloria.

Evasión o Victoria no es desde luego la mejor película de su director. Pero reside su mérito en coger un tema difícil de rodar en ficción como es el fútbol y mantenernos en la butaca durante dos horas esperando a que el árbitro no pite jamás el final del partido. Un gran reparto, una buena banda sonora y sobre todo, una buena historia que contar al espectador. Nadie puede pedir más. Disfruten del partido.

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