Revista Arte
El tipo de lugar de representación o el espacio que encuadra el montaje prefijado donde se va a ofrecer el evento, también es, en su sentido más amplio, el conjunto de las experiencias y expectativas del usuario o de la empresa que, abstractamente, pone en relieve la situación de la ficción representada.
El marco se atiene a su materialidad como si fuera el estuche o la envoltura que guarda el regalo del espacio artístico, el cual, va a matizar cada evento empleando las estrategias de Arte.
Se detiene ante su estructura material para hacer de la evidencia, los trasiegos de una marca que busca la diferencia entre la competencia.
Su puesta en el espacio, es mostrado al usuario con las habilidades técnicas que vayan a ser propias para cada montaje concibiéndose como un cuadro viviente que dé salida a la realidad escénica exhibida para el usuario.
La escenografía o el ambiente que refleja la acción, tiene todo el poder para encerrar a los actores en un lugar determinado o bien, dejarles producir el espacio mediante las convenciones de su interpretación o de sus desplazamientos.
Esta, va a postular unos límites imaginarios que toda persona que asista a su experiencia avala de conformidad. Pero la implicación del usuario en el evento va a ser muy variable, no sólo por las dimensiones y ángulos del encuadre referidos anteriormente en la concepción de los límites escenográficos, sino en la imprecisión del marco que busca su ruptura materializándose de otras maneras, considerando alrededores inmediatos al evento, etc, que produzcan redes de comunicación constantes y nos abran nuevas puertas hacia la creación de ilusiones que anuncien, que entre la vida y Arte, no hay barreras.