Érase una vez, cuando los libros de ilustraciones no eran un producto tan asequible como lo son ahora –o más bien los artículos importados sufrían encarecimientos despiadados–, un servidor encontraba filones artísticos en lugares tan insospechados como los juegos de rol. Sí, esos que necesitaban un libro, un puñado de fotocopias y dados de diez, doce y hasta veinte caras. Gracias a ellos descubrí grandes ilustradores, aparte de conectar este episodio de mi pasado con el tema que nos ocupa: los delfines.
Everything is Dolphins
Everything is Dolphins es una iniciativa difícil de definir, una de esas ideas nacidas de la casualidad o pintorescos derroteros. El punto de partida es el PlaGMaDa (Play Generated Map and Document Archive) un proyecto de coleccionismo y preservación de material efímero creado para sesiones de juego, ya sean fichas de personaje usadas, notas y mapas. PlaGMaDa apuesta por el valor estético y académico de este material, erigiéndolo una suerte de arte folk que ha sido exhibido en varias ocasiones en academias y fundaciones de Liverpool y Copenhague. Y el que PlaGMaDa dependiera de las donaciones permitió a Ray Weiss, el autor de Everything is Dolphins, les hiciera llegar un cuaderno que incluía, entre otras cosas –desde descripciones de monstruos a los apuntes de una clase de ciencias políticas– el divertidísimo reglamento de un juego que pronto verá la luz. Ha requerido de una colecta vía crowdfunding y el encanto de sus protagonistas delfines para existir, destacando su apartado gráfico, en el que una serie de artistas de variada naturaleza –autodidactas o profesionales– retratan en un alarde de belleza y buen gusto el escenario y los protagonistas del juego.
Caitlin Cunningham
Como entretenimiento, Everything is Dolphins es conciso y simple, la épica de una especie animal en un mundo sin humanos; como libro artístico una pieza imaginativa y sin prejuicios, con momentos brillantes como la superficie de un delfín bajo el sol.