Edit. Anaya
Como se aprecia en el mapa anterior, en el s. XVI, la distribución de la población era más homogénea que hoy día, llama la atención que una de las zonas más pobladas (Castilla y León) tengan hoy muy poca densidad de población. Durante el siglo XVII, la crisis económica (de la que el interior se recuperó más tarde y más lentamente) hizo que la población se trasladase a la periferia. Esta tendencia siguió en el siglo XVIII. La situación se había invertido: ahora la periferia estaba mucho más poblada que el interior. La llegada de la industrialización, en el s. XIX, no hizo sino aumentar los desequilibrios en favor de la periferia. Durante el s. XX se siguió la misma tónica como se ve en los siguientes gráficosFue especialmente durante el período desarrollista del s. XX (años 60 hasta 1973) cuando se acentuaron más los desequilibrios. Ello a pesar de las intenciónes del Régimen que, con los Planes de Desarrollo y los Polos creados, se pretendía un desarrollo más equilibrado del territorio. Es verdad que en algunos lugares donde se instalaron Polos creció la industria y el empleo; pero, creció más las zonas ya industrializadas. Hay que tener en cuenta que a la industria, como motor de desarrollo y atracción de la población, se unieron el auge del turismo (mayoritariamente de sol y playa) y el crecimiento de una agricultura intensiva que requiere bastante mano de obra. Este fenómeno se aprecia muy bien en la gráfica siguiente:
En la actualidad, la realidad de una periferia poblada y un interior despoblado con la excepción de la alta densidad de Madrid y su área urbana continúa vigente. Los desequilibrios no sólo no se han reducido sino que han aumentado considerablemente: